ibre, irreductible, hermético y huidizo en lo social". Así definió ayer Javier Balda, el nuevo director de la galería Altxerri, a1 artista y artesano Don Herbert, fallecido e1 pasado mes de febrero a los 77 años y al que el departamento de Cultura de la Diputación y el citado local expositivo le ofrecen un sentido homenaje con dos exposiciones paralelas. Dos reconocimientos a un maestro litógrafo parco en palabras, que prácticamente hablaba su propio idioma, pero que con una mirada y un gesto se hacía entender.

De la mano de Don Herbert 1987-2014 es 1a muestra que, instalada en la sala de exposiciones del Koldo Mitxelena, reinaugura la actividad cultural del centro, mientras que Don Herbert 'I follow my own path' es la exhibición que le sirve a Altxerri como una especie de inicio de temporada tras e1 confinamiento.

En este caso, "la mano" de Don Herbert es un concepto polisémico. Tal y como explicó e1 diputado foral de Cultura, Harkaitz Millán, e1 título de la exposición, que cuenta con alrededor de 200 obras, hace referencia tanto al legado como artista y artesano, como a su faceta como maestro de Arteleku.

La exposición del Koldo Mitxelena se configura en torno a una simulación de su taller -"su vida, su vivienda y su espacio de trabajo"-, en el que cuelgan 90 trabajos, en muchos casos anónimos -no se cuenta con un registro completo-, que más que como obras de arte, se exhiben como "ejercicios a raíz de un proceso" académico. La comisaria de esta muestra, Ainara Martín, explicó, en la presentación que tuvo lugar ayer en Donostia, que desconocen e1 origen de algunos de estos trabajos, aunque la mano del estadounidense siempre está presente en cada uno de ellos. "Don Herbert le daba más importancia al intercambio que ocurría con aquellos que pasaban por su taller, que a los trabajos que hacía por encargo para famosos", comentó Martín.

"Mira y aprende" escribe Nuno Alves Ferreira, hijo de Herbert, sobre la manera de actuar de su padre; una filosofía de vida que aplicaba en sus talleres de Arteleku. Tanto es así que no dejaba que nadie que no fuese él utilizase su tórculo, prensa con la que actualmente uno de sus alumnos, Iñaki Rifaterra, continúa extendiendo el legado de Herbert mediante la enseñanza.

Los ejercicios que se exponen en De la mano de Don Herbert han tenido que ser reproducidos para evitar su degradación a consecuencia de las condiciones de humedad de la sala de exposiciones del Koldo Mitxelena.

"Don Herbert fue un pilar fundamental del proyecto de Arteleku", recordó Millán. Pero, ¿cómo un estampador estadounidense llegó a formar a múltiples artistas en Gipuzkoa? El "azar", responde su "mano derecha" -otra-, Mariano Arsuaga, artista, amigo y también exalumno de Arteleku.

Don Herbert cursó sus estudios universitarios en la Morehead State University y se doctoró en el Otis Art Institute de Los Ángeles. El destino, "el espíritu americano", hizo que en la segunda mitad del siglo pasado acabase en Madrid, sin saber cómo, ni por qué. Se podría hablar, en este caso, de la mano del destino, del mismísimo azar que hizo que, tras pertenecer al Grupo 15 y montar su propio estudio de estampación en Madrid (1980-1993), acabase en Donostia siendo e1 responsable del taller de litografía de Arteleku desde 1993 hasta 2014. "Fue un pilar fundamental" de aquel proyecto, enfatizó Millán, a lo que Balda añadió que, sin duda, la figura del estadounidense encarna a1 "decano" del "espíritu de Arteleku".

En este sentido, Arsuaga relacionó uno de los libros de artista que se exponen, Desolé (2001), creado en colaboración con Edu López -basado en textos de Jack London-, con el mismo concepto de "desolación", el fin de un ciclo en el que ya no existe un lugar, ni un entorno, ni un ecosistema cultural como el que propició el centro de formación artística que se ubicaba en Loiola. Balda quiso matizar que, en parte, la figura de Don Herbert evoca "un tiempo pasado", a1 que, sin embargo, hay que mirar sin "nostalgia".

"Era querido por muchos artistas", aseguró Arsuaga, quien añadió que el maestro artesano, defensor de las técnicas tradicionales y receloso de las nuevas tecnologías, era capaz de extraer lo mejor de cada artista con "precisión quirúrgica" y "sabía comprender la voz profunda de cada autor". En De la mano de Don Herbert 1987-2014 también se exhiben obras que el estadounidense produjo en Arteleku para terceros como Luis Zumeta, Juan Genovés, Vicente Ameztoy y Aurora Bengoechea, entre otros.

"Tenía genio, era un poco cascarrabias, pero se hacía querer por todos", describió Arsuaga sobre "un artista ritual que, pese a ser "caótico" en algunos aspectos de su vida, mantenía costumbres como madrugar para ir a su taller, leer el periódico en su sillón -también expuesto en el Koldo Mitxelena- y dedicarse a su arte de forma sistemática.

Arsuaga llegó a Arteleku no interesado en la disciplina que trabajaba y enseñaba Herbert, sino para profundizar en la técnica de la serigrafía. No obstante, a base de coincidir y de quedar "deslumbrado por la pintura de Don" -otra de sus líneas de trabajo-, estrecharon lazos hasta que en una ocasión el maestro litógrafo le preguntó: "¿Me ayudarías a organizar una exposición que reuniera la mejor gráfica de España?". Así nació Okupgraf, un encuentro de artistas gráficos que se ideó como bienal, que se celebró por primera vez en 1999 en San Telmo -poco después Arteleku fue distinguido con el Premio Nacional de Grabado- y que tuvo su continuidad en 2001 -pasó a exhibir obras internacionales- y en 2003.

Entre los 200 trabajos que se muestran en el Koldo Mitxelena, se encuentran los citados 90 ejercicios, una selección de 59 litografías de autor y dos libros de artista: el ya comentado Desolé y El artista desnudo (2005), una obra que cuenta con un texto de Bernardo Atxaga y 22 litografías en blanco y negro estampadas por otros tantos artistas vascos que trabajaban con Herbert.

Martín explicó que esta última fue, precisamente, una manera con la que Herbert desnudó a los creadores, a los que retó: "Tienes que ser muy bueno para trabajar con una sola tinta". No en vano, al preparar las obras en blanco y negro, las imperfecciones y variaciones sobre el original quedan patentes; algo que sí se puede disimular con el color.

Además de la exposición del Koldo Mitxelena, con la que la Diputación quiere poner en valor el patrimonio de Gordailua, la galería Altxerri también ha abierto una muestra que incide en la vertiente de pintor de Herbert y que tendrá una inauguración oficial a mediados de mes con presencia de familiares del artista. La Ganbara del propio Koldo Mitxelena acogió en 2010 una exposición titulada La mano lenta y en la que se exploré esta misma faceta del autor.

Herbert comenzó a relacionarse con Altxerri, según recordó Balda, hace tres décadas, cuando llegó a Donostia. En este tiempo ha contado con seis exposiciones individuales y ha estado dos veces representado en ARCOmadrid y en Art Chicago. En esta ocasión, la galería situada en la calle Reina Regente de Donostia, que es con Gordailua y otras instituciones una de las depositarias del legado del legado del artista y artesano, expone un total de 23 obras, diez óleos sobre tabla y otros 13 trabajos de técnica mixta, elaborados con mucha mano... de Don Herbert.

La exposición del Koldo Mitxelena se centra en su faceta como litógrafo y maestro de Arteleku, y la de Altxerri, en su pintura