donostia - Jaione Camborda nació en Donostia en 1983 y a los 18 años se marchó a Madrid para estudiar Comunicación Audiovisual. De allí dio el salto a la Escuela de Cine de Praga para estudiar Dirección de Cine y a la de Múnich para cursar Dirección de Arte. Tras trabajar en Berlín, en 2010 se asentó en Santiago de Compostela y un año más tarde fundó su productora Esnatu Zinema. En este tiempo ha ejercicio como directora de arte, guionista y cineasta en proyectos tanto ajenos como propios. En este último campo ha rodado cuatro cortos documentales de corte experimental -Lilit (2015), Nimbos (2015), Proba de Axilidade (2015) y Rapa das Bestas (2017)-, audiovisuales filmados a la antigua usanza, en 16 milímetros con una cámara Súper-8. Este es también el formato que ha utilizado en su primer largometraje de ficción, Arima, que se acaba de presentar en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, donde se ha llevado el premio a la mejor dirección en la sección Las Nuevas Olas. Esta película, filmada en el enclave gallego de Mondoñedo, podría definirse como un thriller psicológico rural en el que la vida de cuatro mujeres adultas y una niña se ve alterada por la llegada de dos forasteros.

¿De dónde surge la idea de este primer largo de ficción?

-Arima es una película bastante luchada. La idea surge hace mucho en el tiempo. La motivación viene de una escena con una niña en la que el juego y la realidad se fusionaban. Empecé a tirar del hilo y empecé a investigar personajes femeninos que funcionasen en un juego de espejos como alter egos, siempre con esa idea de fusión entre lo real y lo imaginado.

Si algo destaca de ‘Arima’ es, precisamente, lo que no se ve.

-Sí, era muy importante para mí establecer el suceso en el off, en el fuera de campo, y centrarme en cómo es percibido. Es decir, la idea era que la película elevara la percepción de esos sucesos, que no el suceso en sí, para así trabajar con la idea de misterio y de lo evocado.

¿Cómo ha construido los personajes femeninos?

-Quería trabajar con una idea poliédrica de personajes. Establezco un personaje principal, a modo de piedra angular, y como decía, casi como alter egos, empiezo a trabajar otros personajes femeninos que parecen casi recuerdos unos de otros, que se fusionan en el terreno de lo ensoñado.

Habla de ese juego de espejos. Viendo alguno de los planos, ¿ha sido ‘Persona’ de Ingmar Bergman una de sus influencias?

-Sin duda. Es un referente que probablemente cristalizo en esta propuesta. Ahí está Persona, de Bergman, o David Lynch, Wong Kar-wai... o algunos otros cineastas que han trabajado la idea de personajes desglosados.

Ya está preparando su siguiente trabajo, que también tendrá un fuerte protagonismo femenino.

-Todavía está en una fase germinal. En efecto, tengo un personaje femenino como protagonista, que estará rodeado por otras muchas mujeres. Me gustaría seguir investigando por ese camino.

¿Por qué rodar en 16 milímetros?

-Por un lado, soy muy amante del celuloide. Mis trabajos anteriores también los he rodado con Súper-8 y disfruto mucho del proceso de rodaje con el celuloide. Por otro lado, después de una reflexión, comprendí que la película lo necesitaba.

¿Por qué?

-Tiene un cierto metalenguaje: aparece un cine abandonado, por ejemplo. Digamos que el cine es ese lugar en el que se fusiona ese mundo de lo real y lo evocado, como de ensueño. Esa pátina, de alguna manera nostálgica que tiene el celuloide, ayuda a trabajar esa estética más atemporal, que permite trabajar los planos de la película como son el pasado, la proyección de deseos, miedos y el presente.

Lo rural es clave en ‘Arima’, un factor que se ha repetido en varios trabajos recientes dentro del Novo Cinema Galego.

-Galicia tiene un contacto muy fuerte con lo rural y es normal que mi generación esté observando eso, aquello que parece que se está desvaneciendo y para el que todavía sentimos un apego. Muchos gallegos de mi generación tienen a sus abuelos en aldeas, el concepto de rural está muy presente. Al igual que en el País Vasco, la naturaleza en Galicia es exuberante, tiene un misterio especial y es normal que seduzca. Estas dos tierras tienen elementos comunes.

En el contexto que plantea la única opción era rodar el largometraje como lo ha hecho, en gallego.

-La película está rodada en Mondoñedo, en Galicia, y los personajes son gallegos. La lógica era que fuese en su idioma.

Se fue de Donostia a los 18 y después de formarse en Europa recaló en Galicia. ¿No le gustaría volver?

-Llegué a Galicia por amor y me fui enamorando también de esta tierra y fui generando una familia de amigos y creadores. Por ahora sigo aquí, me siento cómoda y disfruto mucho; y no sé hacia dónde va a seguir el rumbo de mi vida.

Lleva aproximadamente una década en Galicia, ¿cómo ve desde allí el llamado florecimiento del cine vasco?

-Está floreciendo y está cogiendo más infraestructura. Hay lugares como Tabakalera, que tiene un aporte importante en lo que corresponde a la Escuela de Cine Elías Querejeta o el tipo de programación cinematográfica por la que apuesta. Empieza a haber una familia en el País Vasco y es importante este concepto para crear una generación de cineastas, en el que haya apoyos mutuos, un intercambio de cromos en cuestión de inquietudes y en la que sientas el calor de un cine fértil.

¿Le gustaría volver al País Vasco a rodar?

-Me encantaría. Siempre estoy buscando mantener el vínculo con mi tierra y hacer cosas allí; sería maravilloso. De hecho, Arima, en un inicio, quería que fuese una coproducción con el País Vasco. A mí me resultaba lo natural, pero no pudo ser por una cuestión de financiación.

Se la ubica dentro de las jóvenes promesas del Novo Cinema Galego, ¿se siente cómoda dentro de esa etiqueta?

-Agradezco, sobre todo, la etiqueta de joven promesa, hace más ilusión (ríe). Me considero una vasca afincada en Galicia y desde ahí es desde donde creo, con total honestidad respecto a esta situación y con total amor a donde estoy viviendo. No pertenezco a nadie, en realidad.

¿Se podrá ver ‘Arima’ en el País Vasco?

-Ahora la estamos moviendo por festivales. Espero llevarla a Donostia pronto, pero aún no hay fecha.