donostia - Tras 19 años de trayectoria y encandilar a la crítica y al público local e internacional, la banda zarauztarra dice agur. “Es el momento de dejarlo”, asegura Escudero.

Iniciaron una carrera “sin un comienzo claro”, por lo que imagino que nunca se les pasaría por la cabeza una despedida así.

-Nunca piensas que algo se va a acabar hasta que llega el momento. Desde que planteamos unos conciertos de despedida teníamos claro que uno tenía que ser en Donostia. Aunque dos miembros seamos de Zarautz, siempre ha sido nuestra casa y el lugar a donde va a vernos nuestra gente.

¿El concierto será un repaso a toda su trayectoria?

-A toda no, pero sí a la segunda etapa. Principalmente desde cuando entró Guillermo Astrain (2008).

¿Por qué es el momento de decir adiós?

-Llevamos muchos años en esto y cuando se nos planteó hacer un nuevo disco, ninguno lo teníamos muy claro. No teníamos ganas de hacer otro disco, un nuevo proceso de promoción, tocar todo el verano... Todo era cuesta arriba y pensamos que igual era el momento de dejarlo. Además, todos tenemos otros proyectos. Acabábamos de hacer el álbum de Mikel Laboa y nos parecía un disco perfecto para cerrar el círculo.

¿Se les pasó en algún momento la idea de hacer simplemente un alto en el camino y no un cierre definitivo?

-Sinceramente, no. Somos gente muy pasional, estamos al 100% o no estamos. Tampoco sé que va a pasar dentro de unos años; a día de hoy preferimos dejarlo por todo lo alto que tener que estar pensando en el futuro. Dejarlo así es además una forma de agradecer todo el cariño que hemos recibido de la gente.

Han girado por todo el mundo. ¿Sienten que han abierto el camino a otros grupos vascos?

-Lo de abrir camino, el tiempo lo dirá, pero es cierto que hemos tenido la suerte de tocar en todo el mundo. Y es eso lo que nos llevamos del grupo: haber tocado por todo el mundo los cuatro, siendo amigos y como una cuadrilla. Es lo que más valor tiene. En este tiempo el mundo ha cambiado mucho. Hoy en día, todo es más global por lo que, por un lado, es más fácil que te conozcan, pero por el otro, la competencia es mayor. Antes si eras un poco friki y te preocupabas por investigar, podías dar con un producto que te hiciera especial. Hoy hay tal saturación que es muy difícil destacar. No me gustaría empezar un grupo de cero a día de hoy (Risas).

¿Hoy en día a Delorean le habría costado mucho más darse a conocer?

-Sí, mucho más. Hoy en día la imagen es muy importante. Tienes que tener una personalidad y no todo el mundo la tiene. Naces con eso o no se aprende.

¿En qué ha cambiado la industria?

-Internet hace cinco años no era así. Hoy es un vertedero, hay contenido cada vez de peor calidad. Me da pena ver que, aunque hay muchas herramientas útiles para las bandas, hay mucho contenido basura que no ayuda. Antes había sitio para bandas independientes, pero desde 2013 la prensa apostó por grupos mainstream que les dieran más clicks. En Pitchfork, un medio que nos ha apoyado mucho, a pesar de que ponen a parir el disco de Drake, tienen 30 noticias sobre él cada día. Ese modelo se ha extrapolado a todo y así los grupos pequeños no tienen espacio.

Ustedes contaron con la crítica internacional a su favor desde el principio. ¿Cómo ha sido convivir con ello?

-Todos hemos sido conscientes de que teníamos un arco. En la música, poco a poco vas subiendo hasta que llegas a una explosión y luego tienes que conseguir mantenerte antes de empezar a bajar. Nosotros tuvimos la suerte de tener tres o cuatro años creativos muy buenos que nos han permitido mantenernos durante mucho tiempo. Unido, claro, al apoyo de la crítica y del público.

El apoyo en Estados Unidos ha sido tal que la consideran su segunda casa.

-Ha sido nuestro principal mercado. En 2010 llegamos a tocar en Nueva York 16 veces, que es una locura. Nunca hemos tocado tanto en una ciudad en un mismo año. Esos años fueron de girar muchísimo, algo que al final se hace duro. Estas cinco semanas fuera de casa, vuelves tres días y te vas de nuevo cinco semanas. Es algo que haces cuando eres joven o cuando te pagan muchísimo dinero. Nosotros tuvimos la suerte de que nos coincidió todo: un momento creativo muy bueno, el apoyo de la prensa y la oportunidad de ir al extranjero.

Ya habrá quedado como una anécdota, pero tanto viaje les llevó incluso a un secuestro virtual en México.

-Por suerte ya lo tenemos olvidado. En su momento fue horrible, es lo peor que nos ha pasado en la vida, pero la gente nos apoyó mucho y les estaremos eternamente agradecidos.

¿Ha costado más hacer Delorean conocido en casa que fuera?

-Creo que hemos crecido poco a poco. En Euskadi habíamos tocado en todos los sitios antes de la eclosión. Y por eso la gente nos ha respetado siempre. Hemos empezado desde abajo y hemos ido creciendo. La gente de aquí ha celebrado nuestras andanzas por el mundo.

¿Ha sido con el que a la postre sería su último disco, ‘Laboa’, cuando han sentido más el cariño?

-Creo que con Laboa hemos sido capaces de ofrecer algo especial para nosotros, porque nos sacaba de nuestra zona, y para la gente, porque no se iban a encontrar con lo que hacen Delorean cada día. Nos hemos quedado con un poco de pena por no haberlo tocado más, sobre todo el del último concierto que hicimos con Oreka TX, que fue una experiencia increíble. Fue súper emotivo y nos habría gustado repetirla.

Por lo tanto, ¿se puede decir que el último disco 100% Delorean es ‘Muzik’?

-Nunca hemos pensado que Laboa fuese nuestro último disco. De hecho, tenemos muchas demos que se han quedado a medias en el congelador para un siguiente disco. Nunca sabremos qué será de ellas.

¿Qué legado les gustaría dejar?

-No lo sé. Desde que anunciamos la despedida lo he pensado mucho. Hemos tenido la suerte de viajar por todo el mundo en cuadrilla y conocer a mucha gente. Yo es con lo que me quedo. Nuestro legado son los discos, la gente decidirá qué se queda y qué no. No es algo que tenemos que decidir nosotros.

¿Le ha faltado algo por hacer a Delorean?

-Como he dicho antes, el concierto con Oreka TX. Lo disfruté tanto que pensaba a la vez que qué guay y qué pena no haberlo hecho más. Pero igual me gustó tanto porque era un concierto único.

¿Con qué momentos se queda de todo este viaje?

-Uno sería cuando estábamos grabando Subiza. Lo hicimos tras tardar muchísimo en sacar Ayrton Senna, y queríamos hacer algo sin ningún tipo de presión. Justo salieron las críticas positivas del disco anterior y nos dio un nuevo impulso. Y otro momento sería el viaje que hicimos a Etiopía. Estuvimos en sitios muy especiales y se nos quedó marcado.