DONOSTIA - Xabier Susperregi (1971), nació en Errenteria y reside en Oiartzun. Aunque es mecánico de profesión, nunca ha dejado de escribir. No se considera escritor, sino un divulgador de literatura, arte y tradiciones de diferentes culturas. Por esto mismo decidió crear la Biblioteca de las Grandes Naciones, proyecto en el que recoge, sobre todo, cuentos y poemarios disponibles en formato digital de libre acceso. Ahora publica Para siempre, obra en la que recoge historias de la Guerra Civil en el País Vasco en forma de poemas.
Viene de escribir cuentos folklóricos de diferentes pueblos. ¿Por qué publica ahora una obra ambientada en la Guerra Civil?
-Es el legado de mi padre, son historias que me contaba cuando era pequeño. En su momento no las valoré como debería y después, mientras escribía este libro, mi padre no recordaba bien algunas de las historias. A final tuve que mezclar lo que yo recordaba con lo que mi padre recordaba. Además de estas, en el libro se recogen otras que parten de testimonios directos, de anécdotas de familiares que vivieron la Guerra Civil en el País Vasco e incluso documentos alemanes.
¿Todas las historias están basadas en hechos reales?
-Casi todas. Hay una historia de mi tía y mi abuela que, en gran parte, me inventé. Es sobre una niña que escucha una mosca en su cocina, a lo que su abuela le dice que abra la ventana para que esta salga volando. Según la abre se dan cuenta de que son aviones alemanes sobrevolando la zona. Esta idea nace de un viaje que realicé hace tiempo a Palestina. Cuando volví tuve pesadillas en las que escuchaba aviones partiendo a la Franja de Gaza.
¿Por qué ha elegido escribir el libro en forma de poemas?
-Empecé colaborando con escritores saharauis, algunos vivieron en Cuba y escriben poesía en castellano. Limam Boicha, poeta saharaui, me preguntó si me había gustado su libro, a lo que le respondí que me encantó. Me dijo que alguien a quien le gusta la poesía, es poeta. En el Sahara se usa la poesía a modo de protesta, así que se adaptaba perfectamente al tipo de textos que quería escribir. Estando en Palestina escribí un poemario para denunciar aquellas situaciones con las que me encontraba: Un grupo de soldados israelíes pisando tumbas palestinas mientras bebían en el cementerio o judíos que me comentaron que palestina “pronto quedaría limpia” de palestinos, por ejemplo. Esto fue hace unos pocos años, pero hoy en día la situación sigue igual o peor.
¿Destacaría alguna de las historias recogidas en tu libro?
-El aviador alemán y el secreto. A un soldado alemán le derribaron su avión en Lezama y según descendía en paracaídas, ametralló a todo aquel que pudo. Al aterrizar, un grupo de mujeres lo linchó hasta matarlo. Entrevistando a diferentes personas, descubrí que muy cerca, en Larrabetzu, hay un monumento dedicado a ese mismo aviador. Le enseñé el libro al alcalde de Larrabetzu y ha decidido cambiar el monolito de lugar, además de explicar lo que significa.
Entonces su libro ha llegado a revisar la historia.
-De hecho, traté de localizar a las personas del molino en el que se refugió mi padre. Escribí una carta a Deia y alguien contactó con el diario. Conseguí que mi padre hablara con la niña con la que estuvo refugiado allí. Traté de juntarles en Lezama, pero por desgracia cambiaron su dirección de correo electrónico y sus caminos nunca se volvieron a cruzar.
¿Con qué objetivo ha creado la Biblioteca de las Grandes Naciones?
-Sobre todo, con el de recoger tradición oral y ofrecerla en libre consulta. Si publicas cuentos folklóricos con una editorial, esa sabiduría que te ha transmitido al pueblo no se la puedes devolver al pueblo. Para mí es una especie de traición.
En Internet, blogs y webs de diferentes países hablan de algunos de los libros publicados en la Biblioteca.
-De hecho, creo que el proyecto tiene más eco fuera del Estado. Por ejemplo, en Londres un diario árabe me realizo una entrevista y en Latinoamérica, las obras relacionadas con la violencia de género se han difundido mucho más que aquí.
¿Cuenta con algún proyecto futuro?
-Estoy preparando una obra íntima y personal, algo diferente de lo que he escrito hasta ahora. También quiero publicar un libro sobre Guernica, en el que colaboren poetas y artistas de todo el mundo. La idea es que sea un libro digital que se actualice cada cierto tiempo con una nueva historia.