Este año el Día Internacional del Orgullo LGTBI+ tenía que haber sido un año de celebración especial al cumplirse el 20º aniversario de la aprobación en el Estado de la Ley del Matrimonio Igualitario. Un avance que marcó un antes y un después en los derechos de las personas de este colectivo. Derechos que, pese al tiempo pasado, lejos de consolidarse están en riesgo, como peligran otros avances sociales en materia de igualdad ante el repunte de los discursos de odio motivados, sobre todo, por el peligroso auge de la extrema derecha. El día se celebró con marchas y actos en todo el mundo pero con la mirada puesta en Budapest, una ciudad que se convirtió en símbolo de la resistencia ante la intolerancia ultra. El alcalde, Gergely Karácsony, dejó claro el apoyo de la ciudad a la lucha LGTBI+ manteniendo la gran marcha convocada en un claro desafío al primer ministro húngaro, el ultraderechista Viktor Orbán, que intentó vetar todo tipo de celebraciones. La fuerza colectiva pudo con la imposición de Orbán y miles de personas se manifestaron este sábado por las calles de Budapest en su 30º Desfile del Orgullo en un ambiente festivo a pesar de las advertencias de “consecuencias legales” lanzadas por el primer ministro húngaro. Unos 70 eurodiputados y decenas de otros cargos políticos, como diputados nacionales y regionales de diferentes países europeos se sumaron a la acción. Horas antes, los responsables de Exteriores de quince países, entre ellos España, emitieron un comunicado conjunto de respaldo a los derechos de la comunidad LGTBI+ y contra los discursos de odio. Gestos que se repitieron en todo el mundo, desde lo global hasta lo local, también en la CAV y Nafarroa se han celebrado estos días diversas concentraciones y marchas, en una llamada conjunta al reconocimiento del respeto por la diversidad, la igualdad y la tolerancia y contra la discriminación, algo que hoy en día precisa más que nunca del respaldo social y de políticas claras. Es indudable que hemos avanzado mucho como sociedad en el reconocimiento de estos derechos, pero viendo las posturas reaccionarias que se lanzan desde diversos sectores sociales y políticos, y que calan también en las nuevas generaciones, es imprescindible seguir reivindicando la igualdad y la diversidad como ejes sobre los que construir una sociedad más justa, inclusiva y plural.
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