donostia - ETB-1 sigue presentando con éxito el programa canadiense Just For Laughs (JFL), en el que Denis Levasseur se ha especializado en hacer bromas a los viandantes.

¿Cómo se hizo actor?

-Es una historia divertida. Cuando tenía 12 años era muy tímido. Un día, el maestro dijo: “Tengo un juego y en él hay dos papeles. ¿Quién está interesado?”. No sé por qué, pero levanté la mano. Creo que un ángel lo hizo por mí. Ahora me doy cuenta de que era una especie de señal. El juego fue un éxito y me dije a mí mismo: “Quiero ser actor”. Fui a la escuela de teatro e hice obras durante una década, pero siempre me interesaron las cámaras. Me vio un productor y me contrató para un programa de cámara oculta llamado Sorpresa, sorpresa. Después me dediqué otros diez años a trabajar como monologuista y en 2002 empecé en Just For Laughs.

¿Le intimidaba hacer bromas?

-Por supuesto. A la vez que en Sorpresa, sorpresa trabajé en otro programa en el que tenía 100 dólares para convencer a la gente de la calle para hacer cosas por mí. Por ejemplo, me hice pasar por estudiante de Psicología y detuve a un tipo para explicarle que en 2060 los hombres serían capaces de tener bebés y yo quería saber cuáles serían las impresiones de un hombre tras dar a luz. Le ofrecí 20 dólares para vestirse como una embarazada, poner una pierna a cada lado de un banco y dar a luz a una Barbie. ¡El chico terminó haciéndolo por 40 dólares! Yo pensaba que era mal vendedor, pero me sobrepuse a mi miedo y fui el mejor en ese espectáculo.

¿Cuál es la diferencia entre trabajar en una película o en una broma?

-La gente no sabe que actuamos. No tenemos maquillaje. Tenemos que ser naturales porque si no, la gente dudará o nos descubrirá. Tenemos que creer en nosotros y creer que lo que le decimos a la gente. (Se ríe) ¡No podemos fallar! Cuando hago una película o una obra de teatro, el actor que está delante de mí sabe que estamos actuando. En la calle no lo saben.

¿Recuerda alguna broma mal encajada por sus víctimas?

-Hay momentos en que la gente no tiene sentido del humor, o ha recibido una mala noticia, o no le gusta el espectáculo. Entonces detenemos la broma y les deseamos que tengan un hermoso día. Nunca mostramos gente enfadada. Al final, cuando les decimos dónde están las cámaras, queremos que la gente esté feliz, nunca cabreada. Eso no es bueno para el espectáculo. Es nuestra filosofía.

¿La gente se enfada habitualmente?

-Cada temporada hacemos 225 bromas con 3.000 personas. Se enfadan dos o tres, cinco como máximo.

¿No le reconocen cuando graba?

-Sí, empecé a ser famoso, pero no solo en Canadá, en todo el mundo. A veces, cuando hacemos una broma en el casco antiguo de Montreal, un lugar muy concurrido, los turistas quieren hacerse fotos conmigo. Me sucede con gente de Francia, España, China... Unos chinos me reconocieron y reaccionaron con histeria.

Policía, cocinero? ¿Hay alguna profesión que todavía no haya sido?

-¡Creo que en trece años lo he hecho todo! Policía, sacerdote, trabajador, gay, amante, ciego, bombero, cocinero, borracho, vagabundo, mago, anciano, mujer, agricultor? ¿Existe algún otro personaje? ¡Lo haré!

Acaba de terminar la grabación de una nueva temporada.

-Ha sido un gran año con un montón de gags divertidos. Estoy muy satisfecho porque al comienzo de cada temporada me pregunto si será la última. Nunca lo sabemos.

¿Cuál es el secreto para que ‘JFL’ tenga éxito en tantos países?

-En primer lugar, no hay palabras. Es un tipo de espectáculo universal. No sé quién inventó el show de cámara oculta, pero tenemos la mejor experiencia del mundo. El productor, los directores, los actores.... Todos tenemos muchísima experiencia y sabemos cuándo es divertido y cuándo no. Tiene éxito porque es simple. La mezcla entre la persona y nuestro primer plano es lo que triunfa. Ése es el secreto. Pero shhhhhh? (se ríe). Los chicos que hacen el montaje también son muy buenos, es el 50% de la broma.

¿Cree que usted podría ser la víctima de una de esas bromas?

-Por supuesto. Puedo ser la víctima más fácil. Soy un tipo muy ingenuo.

¿Ha tenido la tentación de hacer una película?

-Me gustaría tanto hacer cine? Es mi sueño. Terminé un guion y trato de encontrar productores.

Euskadi y Quebec tienen algunas similitudes. ¿Sirven la risa y el buen humor para unir a la gente?

-¡Por supuesto! La risa es el mejor embajador de la paz. La gente ya casi no se ríe y esto hace que la vida sea difícil para muchos. Por eso les gusta nuestro show. Cuando lo ven se olvidan de todo. La región de Quebec es la que tiene el mayor número de humoristas del país. Así somos la gente a la que le gusta reír. Está en nuestros genes.

¿Grabaría bromas en Euskadi?

-No conozco a ningún vasco, pero si me hace esta entrevista es porque a usted le gusta el espectáculo, ¿no? El humor es universal y con las personas pasa igual: a la gente le gusta reír.

¿Ha visitado Euskadi alguna vez?

-No, nunca. Conocí a algunos vascos en Montreal y me parecieron muy amables. Una pareja me dijo que allí soy una estrella. ¿Es eso cierto? (se ríe).