Jordi Sánchez es el hombre que queda del dúo surgido en 1991: OBK. A pesar de la larga trayectoria, el malagueño continúa con la ilusión que siempre tuvo.
¿Ha tocado antes en la Aste Nagusia de Donostia?
No. Será la primera vez que tocaré en la Aste Nagusia en mis 34 años de carrera. En Donostia he tocado dos veces, una fue en el Kursaal hace unos meses, donde el recibimiento fue muy bueno, pero parece que Donostia se me ha resistido un poco (ríe). Por lo tanto, vengo con muchas ganas, con mucha ilusión, estoy en un momento muy bonito de mi carrera, en una especie de redescubrimiento de OBK, y con muchas ganas de que llegue el concierto.
¿Qué espera del público?
Espero que se lo pasen bien. Espero que mi trabajo salga bien, que sea una auténtica fiesta de complicidad, buena energía, y buenas vibraciones. Que la gente que no conozca OBK descubra un grupo que ha sido coherente y muy honesto con su carrera de 34 años. Nunca he ido de nada, he sido y sigo siendo un niño que sigue disfrutando de un juego llamado música. He tenido la suerte de que la gente desde el minuto uno nos dio un éxito para que nosotros pudiéramos hacer una carrera con mucha libertad, me siento muy privilegiado. De compartir la música que hago con el público, que responde muy bien la verdad.
¿Y que ofrecerá a los que acudan a la plaza de Sagüés?
Les ofreceré mi trabajo y mis creaciones. Quiero compartirlo con ellos para que vean mi forma de ser en un escenario, porque es mi actitud ante la vida. Mi pasión por lo que hago, como defiendo mi historia. Es lo que hago cada noche que subo al escenario, representar OBK. Al principio disfrutaba muchísimo creando canciones, pero con el tiempo me he ido enamorando de subirme al escenario.
"He sido y sigo siendo un niño que sigue disfrutando de un juego llamado música"
¿Siempre ha sido un amante feroz de la música?
Así es. Desde siempre he disfrutado muchísimo creando canciones, lo podía hacer todo desde mi habitación. Descubrí grupos como Depeche Mode, y soñaba con ser como ellos. Me parecía un juego, tenía cualquier instrumento conmigo, baterías, cuerdas, bajos, pianos... Siempre lo he comparado con hacer piezas de Lego, vas cogiendo piezas y las vas poniendo a tu gusto.
¿Qué repertorio sacará?
Suelo ir variando de evento en evento. No suelo cambiar a gran escala, pero si que hay ocasiones especiales, etapas especiales, donde rescatas canciones que hace tiempo no tocabas. Me dejo fluir mucho, aunque tengo una base para los conciertos en directo que me gusta mucho. Me siento muy cómodo con mi repertorio, iremos un guitarrista, un teclista, y yo, y los tres queremos que la gente lo goce. Ofreceré un concierto muy ameno, dinámico, y con mucha vitalidad.
¿Cuál es el secreto de mantenerse en activo durante tanto tiempo?
El no habérmelo creído nunca. Siempre he tenido la sensación de que no se nos ha reconocido la suficiente. He tenido la sensación de que éramos los embajadores de la música electrónica, que antes escuchábamos como adolescentes. Pero la prensa especializada española pasó de nosotros, porque supuestamente éramos un grupo de fans, y usaban ese concepto en un sentido peyorativo. Sin embargo, lo que era un lastre para nosotros, lo convertimos en motivación. Ese reconocimiento que nos faltó fue el motor que necesitábamos.
"Ofreceré un concierto muy ameno, dinámico, y con mucha vitalidad"
Allá en el año 1991, cuando en España casi no se hacía música electrónica, ustedes lo hicieron. ¿Siente que fueron los pioneros?
Los pioneros no, aunque siento que hemos acompañado a muchísimas personas en el camino. Yo no voy de pionero, Mecano ya hacía pop electrónico, Tino Casal, fuera de España George Michael, Depeche Mode, Elton John... Me gustaba porque me emocionaba y me acompañaba. El hecho de que la gente me diga cosas como me he casado con tus canciones, enamorado...formar parte de la vida de las personas, ese es el verdadero regalo de la música.
Es un gran amante de la música, ¿Cómo ha vivido la evolución de la música electrónica?
Como todo el mundo, nos hemos tenido que adaptar a la tecnología. Hoy en día todo es música electrónica. Cuando empezamos nosotros éramos los bichos raros, haciendo música con ordenador, o sin tener una guitarra o un bajo. El proceso ha sido natural, antes fuimos visionarios, no teníamos ni guitarra ni bajo, lo que nos diferenciaba del resto. Pero a la vez, Depeche Mode estaba en el apogeo de su carrera, sacó el álbum Violator en 1990, que vendió millones de discos en todo el mundo, lo cual fue un punto de inflexión. Antes ya existía la música electrónica, pero a desde ese momento vino para quedarse. Todos los grupos trabajan con tecnología, móviles etc. Ahora incluso con inteligencia artificial. La tecnología era inevitable.
Hasta 2012 eran dos en el grupo, hasta que en 2012 Miguel Arjona decidió dejarlo. ¿Cómo lo ha llevado?
Lo llevo bien. Antes era Juan Palomo, "yo me lo guiso, yo me lo como" , con mi sueño de OBK. Fue un proyecto muy personal mío, que lo compartí con Miguel Arjona, mi mejor amigo de adolescencia. Al final, las cosas menos pensadas son las más bonitas, y esta fue así. Pero yo componía todo, y le decía a Arjona "tu tocarás el teclado", era mi sueño compartido con él. Con el tiempo nos dimos cuenta de que él podía hacer las letras, y ese equilibrio fue bueno para el grupo. Él hacía la mayoría de las letras, y yo me encargaba de la música y de la voz. Fue mi sueño de infancia, compartido con mi mejor amigo durante 20 años, me hubiera gustado estar todavía con él, pero todo en la vida tiene su fin.
"Formar parte de la vida de las personas, ese es el verdadero regalo de la música"
Una trayectoria de 34 años da para muchísimo, también para los seguidores. ¿Siguen los mismos de antes, o ahora son más jóvenes?
Están todos, los de antes, los del medio, y los de ahora, que me encanta. Me encanta ver a los seguidores más jóvenes, porque alucinan con los artistas, somos como extraterrestres para ellos, y me gusta mucho preguntarles que les ha parecido el concierto. Ver que sus padres ponen las canciones de OBK en casa, y les gusta, que la música va de generación en generación. El público siempre se ha portado de maravilla conmigo, y estoy muy agradecido a ellos y a la música.
¿Qué es lo que más ha cambiado desde que empezó con los sintetizadores en 1991?
La locura. A nivel musical hay cosas nuevas, que es lo normal, las músicas urbanas...mis hijos me enseñan muchos grupos que si no fuera por ellos no conocería, y hay cosas muy interesantes. Yo he vivido de todo, musicalmente me ha gustado de todo, en ese sentido he sido de una mente muy abierta. Soy muy curioso, y cada año salen canciones muy potentes, artistas que son muy inspiradores, siempre hay gente que te inspira a hacer cosas mejores. A nivel social, ha habido muchos cambios, estamos en una época de locura máxima, donde se han perdido muchos valores como condición humana. Estamos viviendo una etapa algo oscura, pero vamos a tener esperanza y confiar que todo se mejore.
Antaño comentaba que tenía el sueño de hacer diez o quince años en la música, y ya llevas 34. ¿Siente que incluso ha superado su sueño?
La verdad es que si. Si a aquel niño que estaba haciendo música en su habitación le dijeran que conseguiría todo lo que ha conseguido, no se lo hubiera creído. Ni yo mismo se como lo he hecho. Es como magia. Yo intento no perder el norte, saber de donde surgió esto, de algo muy bonito: una pulsión de mi sueño que se hizo realidad. A partir de ahí, hay que tomárselo en serio, cuidar todas las cosas, creo que poniendo ilusión a las cosas se recibe el fruto. Estoy en un momento muy feliz, porque siento que la gente se ha dado cuenta de todo lo que he intentado.
"Si a aquel niño que estaba haciendo música en su habitación le dijeran que conseguiría todo lo que ha conseguido, no se lo hubiera creído"
En aquel mágico concierto de México dijiste que si dios quisiera está historia de amor duraría muchísimo más. ¿Cuánto más cree que puede durar?
Lo esencial en este trabajo es la ilusión. Sin ilusión no tienes nada. No hago esto ni por dinero, ni por narcisismo, lo hago porque realmente me encanta lo que hago. Me da igual actuar delante de 500 personas o 5000, mis canciones son como mis hijos. Un chaval al que le gustaba Depeche Mode y Umberto Tozzi no casaba mucho, pero de ahí salió OBK, y a la gente le gustó. No hay ningún secreto, la ilusión es la clave de todo. A raíz de esa ilusión, estoy trabajando en nuevas canciones, las que verán luz antes de fin de año.
¿Qué es lo mejor de la música?
El poder que tiene de llegar al corazón y al alma. El hacer sentir que una canción esté hecha para ti. Descubrir nuevas sonoridades, puede ser un acorde, que te puede llenar el alma, es como una vitamina, es indestructible. El hecho de poder transmitir eso es algo mágico, por eso me siento una persona muy afortunada y privilegiada.