Bilbao. Cuando en 1973 el Metropolitan de Nueva York mostró la retrospectiva El mundo de Balenciaga, muchos se llevaron las manos a la cabeza porque la moda había llegado a los museos. El mismo museo celebró en 1983 la polémica exposición Yves Saint Laurent y más adelante las muestras dedicadas a Versace y Dior. Hoy en día la mayoría de los gurús de la moda han tenido su retrospectiva. En el Guggenheim de Bilbao 400 diseños del modisto italiano Giorgio Armani compartieron techo en 2001 con las obras de Serra, Morris, Long y Kandinsky.

La moda también va a tomar el Museo de Bellas Artes de Bilbao y lo hará por la puerta grande, con una exposición de Cristóbal Balenciaga, el arquitecto de la alta costura. Balenciaga (Getaria, 1895-Valencia, 1972 ), que liberó el cuerpo de la mujer de las ataduras inverosímiles de la vieja moda, reduciendo la artificialidad al orden sereno de la estética de la naturaleza, elevó la alta costura a la categoría de arte. Hasta cautivó a Cocó Chanel, que consideraba al diseñador como "el modisto de los modistos, el único en el mundo capaz de dibujar, cortar y coser un vestido él solo" y cada una de sus piezas, una obra maestra.

El próximo mes el Bellas Artes presentará un avance de su programación expositiva para 2010, pero el museo ya ha confirmado que la primavera y el verano tendrá un protagonista muy especial: Cristóbal Balenciaga. Desde mediados de mayo hasta septiembre, los visitantes de la pinacoteca se toparán con 40 trajes del diseñador de Getaria, prestados por la Fundación Balenciaga, el Gobierno vasco y dos coleccionistas privados, procedentes del País vasco y de Madrid.

Pasarela Ésta es la primera vez que el centenario museo bilbaino se abre al mundo de la moda. "Cristóbal Balenciaga es uno de los grandes de la alta costura, un creador. Por eso no nos parece nada extraño organizar una exposición dedicada a este genio que creaba obras de arte para la mujer", explican desde la pinacoteca. Pero los responsables del museo no quieren que sea una exposición al uso. El Bellas Artes de Bilbao quiere rendir un homenaje a este arquitecto para las líneas, escultor para las formas, pintor para los colores, músico para la armonía y filósofo para la medida con un gran montaje que sorprenda al visitante. "No se trata de exponer los vestidos como si fueran un muestrario o de colocarlos en hileras en las galerías. Desde el museo consideramos que esta exposición requiere un montaje museográfico".

Los vestidos se expondrán fuera de las galerías y será, prácticamente, un recorrido por cuatro décadas de producción del modisto vasco: desde los trajes de novia que realizó en sus inicios, pasando por suntuosos vestidos de noche y sus famosos boleros de los años 30 y 40, que dieron paso a los depurados trajes chaqueta de los 50, salpicados de creaciones visionarias como el vestido-túnica (1955), el vestido-saco (1956), el vestido baby doll (1958) y el vestido cubierto de rejilla metálica (1964).

Los volúmenes constituían la fuerza de Balenciaga, quien era capaz de elaborar complejas piezas utilizando las mínimas cantidades de tela. Remarcó la silueta femenina poniendo especial énfasis en destacar la cintura y las caderas redondeadas. Su técnica se refinaba año tras año y sus modelos eran cada vez más sencillos. Trabajaba con telas caras y, a menudo, rígidas, que se adaptaban perfectamente a la silueta femenina. Se convirtió en el emblema de un clasicismo creativo, auténtico y sensible, ajeno al tiempo, eterno. Era el refinamiento de un estilo.

La exposición del Bellas Artes permitirá conocer la evolución del diseñador vasco, que ha servido de inspiración a Givenchy, Oscar de la Renta o Ungaro.