En la vida cotidiana, cuando uno ha tenido una jornada aciaga, desastrosa, se dice que ha tenido un mal día. En el ciclismo, cuando uno ha pasado una etapa de crisis, se dice que ha tenido un día malo. Parece lo mismo pero no es igual; el cambio del orden de las palabras nos sitúa en el argot y en el universo del ciclismo; y al decirlo así, a los conocedores de las claves de ese mundo les da una información añadida, que no va explícita, sino escondida en esas tres palabras y su orden. Metalenguaje. Antes eran más frecuentes los días malos de los corredores a lo largo de una gran vuelta por etapas, ahora son escasos. Por eso hay que cuidarlos y exaltarlos como piedras preciosas, pues han construido la leyenda y la historia del ciclismo. Ahora son más raros porque los ciclistas van mejor preparados, y porque una de las causas que producían esos días malos eran los déficits de alimentación o bebida a lo largo de la etapa, con el caso extremo de las llamadas pájaras, el hundimiento total. Son más escasos por la mejora de la nutrición e hidratación rápida a través de los geles concentrados, que caben en el bolsillo. Los corredores saben cuántos y en qué momento de la etapa deben tomarlos, y para no descuidarse llevan una chuleta de papel, donde se indica el kilometraje donde deben ingerirlos, pegada en la potencia del manillar. Aunque la alimentación no es la única causa de esos días malos, también puede ser fatiga acumulada, pesadez de piernas, o alguna comida que ha sentado mal. Pero como decía, escasean y son un bien precioso a salvar.
Emocionante
Por eso fue emocionante ver a Del Toro padecer uno de esos días malos en la etapa que terminaba en San Valentino, tras una etapa durísima, con el traicionero Passo de Santa Bárbara, que exprimió las fuerzas de los ciclistas. Algunos pensaban que Del Toro estaba acabado, que era la muestra de que había explotado definitivamente. Desconocían la lógica del día malo, porque después de un día malo, muchas veces, las fuerzas vuelven como por milagro. Así lo demostró ayer en la etapa por el precioso Valle de Aosta. Me da la impresión de que Isaac Del Toro ya pasó su día malo y no lo van a desbancar. Sólo le queda, como señalé, un escollo, el terrible Colle delle Finestre, donde puede pasar de todo. Su longitud de más de dieciocho kilómetros, con una pendiente media del 9,2%, y con los último ocho sin asfalto, en tierra, lo convierten en un coloso impredecible. Allí han ocurrido vuelcos en la general, el más cercano en el que Simon Yates sucumbió ante un Froome que parecía desahuciado la víspera. Y los 43 segundos que Del Toro lleva a Carapaz están al alcance de las capacidades superiores del ecuatoriano como escalador.
Lo que parece claro es que el Giro se irá a América, y esa diversidad me alegra mucho, a México con Del Toro, o a Ecuador con Carapaz. Porque el que se ha mostrado más justo de fuerzas los últimos días ha sido el británico Simon Yates, que no ha podido seguir la rueda de los dos sudamericanos, y ha perdido un puñado de segundos en cada etapa montañosa.
Decepción
La etapa de ayer decepcionó un poco, porque con tres puertos de primera categoría y uno de segunda, parecía una etapa propicia para un zafarrancho de combate desde lejos, para intentar destronar a Del Toro, o hacerle daño. Sin embargo, toda la etapa se rodó a tren, un tren rápido, eso sí, que seleccionó al grupo de favoritos. Pero otra de las características del ciclismo de las grandes vueltas, como los días malos, es que en los últimos días de la tercera semana las fuerzas están muy justas, y nadie tiene la potencia sobrante como para lanzar un ataque lejano. Se va decantando el grupo de manera natural, a ritmo, quedando en cabeza los que tienen más reservas, que podemos ver que casi siempre son los mismos. Pero falta el excedente para lanzar una ataque demoledor. Carapaz ayer atacó, pero sin la solvencia con la que lo hizo el martes pasado en San Valentino. Veremos si tiene más recursos en la Finestre.
Caídas
Cuando empezó el Giro, los favoritos eran Roglic, Ayuso, Landa, Ciccone, Y todos se han retirado por caídas, así que los percances van a resultar decisivos. Otro elemento clave ha sido la superioridad del equipo de Del Toro, los Emiratos Árabes Unidos, el UAE. Por momentos me recuerda a nuestro legendario KAS, plagado de figuras, Perurena, Lasa, López Carril, Fuente, González Linares, Galdós, Gandarias. Pero a diferencia del UAE, donde todos se subordinan al líder, en el KAS cualquiera podía ganar, y lo hacía, Era otra forma, superior, de compañerismo. Eso sin hablar de los valores morales de la casa, sin comparación entre la marca de Vitoria, cuyo patrón Luis Knorr, un empresario de refrescos, descendiente de una familia de alemanes que habían llegado a Vitoria para montar una fábrica de cerveza, era un apasionado del ciclismo; y los Emiratos, cuyo único fin es mercenario, obtener un rédito en clave de normalización en el mapa internacional, blanquear la imagen de un régimen que no respeta los derechos humanos ni los de las mujeres.