Desafortunadamente, la Itzulia del Visma-Lease a Bike se truncó el jueves a primera hora de la tarde, durante ese maldito descenso del puerto de Olaeta. El líder Roglic ya no está en carrera. Ni Evenepoel. Ni un Jonas Vingegaard que se llevó la peor parte y que dejó al equipo neerlandés sin casi alicientes para lo que resta de carrera. La afición vasca, sin embargo, sigue hallando atractivos dentro de una formación que integra al estadounidense Sepp Kuss, el último ganador de la Vuelta a España: él es el reclamo por el que el autobús de su escuadra continúa congregando a numerosos seguidores. Su rol de antihéroe caló entre la gente este pasado verano.

“Personaje destacado o protagonista de una obra de ficción cuyas características y comportamientos no corresponden a los del héroe tradicional”. La Vuelta de 2023 tuvo poco o nada de “obra de ficción” y sí mucho de realidad, pero la descripción de la RAE se ajusta casi a la perfección al papel jugado entonces por un Kuss que ríe cuando se le pregunta por su popularidad. “Sí, yo creo que mi victoria hizo que la gente se identificara más conmigo. Fue una historia cercana para el aficionado. No soy un campeón, soy un gregario. Y ver que conseguía un triunfo tan importante hizo que los seguidores del ciclismo me cogieran este cariño”. Lo cierto es que la personalidad de este catalán de adopción (se casó el año pasado con una exciclista barcelonesa) también ayuda, con simpatía a raudales y una sonrisa que solo quiebra la ausencia del gran favorito de la Itzulia.

Sobre lideratos

“El objetivo claro de esta semana era ganar la carrera con Jonas. Sobre el papel, todo iba a decidirse en la durísima etapa de este sábado...”. Pero el momento clave se adelantó 48 horas en el tiempo, dejando al propio Vingegaard fuera de combate. ¿Puede aprovechar Kuss ese vacío para dejarse ver? Parece que sí, a tenor de lo visto ayer de camino a Amorebieta (llegó a marcharse en fuga durante breves kilómetros). Y eso que el propio protagonista está lejos de su mejor condición. “Sí, me falta, pero a la vez me encuentro tranquilo, porque los principales objetivos de la temporada se ven lejos aún, en verano”. Dice el corredor de Durango, en el estado de Colorado, que la primavera no se le suele dar bien. “Reconozco que en la Volta a Catalunya esperaba haber andado mejor, pero a estas alturas del año siempre me pasa lo mismo. El nivel es ya muy alto y a mí, en cambio, me cuesta más. Es lo que hay. Creo que estoy configurado para el calor y las grandes vueltas”.

Lo cierto es que a la Volta, la carrera de casa, acudió como líder del Visma. Y no funcionó. Tal circunstancia coincidió en el tiempo, además, con la publicación de un documental sobre la temporada 2023 del equipo. En él, Kuss venía a decir que no quería volver a ser la referencia de la escuadra neerlandesa. “Nunca más en mi vida”, suspiraba durante aquella Vuelta en la que compartió podio final con sus compañeros Roglic y Vingegaard. Ahora, transcurridos seis meses y ya más en frío, Sepp matiza sus palabras. “A ver... Claro que me gusta ser el líder del equipo, pero solo si tengo las piernas y las sensaciones para ganar. Si no, prefiero trabajar para los ciclistas que son mejores que yo”.

Conclusión: ni en la Vuelta ni en la Volta acusó la responsabilidad a nivel mental, fue todo una cuestión de forma física. Él así lo refrenda. “Es cierto que el ciclismo tiene mucho de psicológico, pero en esas dos carreras no sentí presión precisamente, y sí mucha confianza por parte del equipo y de mis compañeros. Al final, todo se redujo a una cuestión de condición”. Kuss percibió el pasado septiembre que los otros dos líderes del equipo iban algo más rápido que él. Y en Catalunya, simplemente, el motor no funcionó como él mismo habría deseado. Dicho todo ello, no rehuye posibles nuevas oportunidades. ¿Le veremos de nuevo ejerciendo de gran referente? “Sí, en la Vuelta...”, responde sobre su próxima defensa del título. “En un principio”, añade con precaución. El proceso de recuperación de Vingegaard podría provocar ahí algún cambio de planes...