Donostia. El último mes lo ha pasado en Mallorca… ¿Cómo lo ha llevado?

Bueno... Durante toda la temporada he pasado mucho tiempo en Mallorca, yendo y viniendo a casa, pero en el último mes solo he estado en casa dos días. Soy muy exigente y sé que en Mallorca tengo las condiciones perfectas para entrenar y prepararme, pero te metes tanto, tanto, tanto en la preparación, que de vez en cuando necesitas ver que hay vida fuera de esto, y, como todos, necesito el afecto de los míos y desconectar un poco.

¿Cómo afronta el Mundial?

Ilusionada y con ganas de empezar a correr. Aunque el objetivo principal es el omnium, debuto el primer día con la puntuación, que Oliver me planteó correrla. Es una prueba que al no ser ya olímpica parece que ya no genera ilusión, pero a mí me ha dado mucho y me siento un poco en deuda con la prueba. Además, me servirá para entrar en competición. He preparado mucho esta cita, y tengo ganas de que llegue.

Eso significa que ha hecho los deberes.

Creo que sí. Sabíamos que la temporada sería dura, porque estamos dentro de la clasificación olímpica y había que acumular puntos. Empezamos muy bien con el Campeonato de Europa y tras la Copa del Mundo estamos en una posición privilegiada. Ahora llega el objetivo más importante, y hemos tratado de no emocionarnos con los buenos resultados, porque el verdadero rendimiento debía llegar ahora. En el último mes ha habido mucho trabajo específico en la pista, y llego como queríamos. En el omnium son seis pruebas, tres de ellas son, como digo yo, seguras, porque si las preparas bien la seguridad de hacerlas bien es muy alta. Luego hay otras tres…

…Que son su problema.

(Risas) Sí, porque aun estando bien se te pueden complicar las cosas, y es el problema que he tenido en las dos últimas pruebas de la Copa del Mundo. Pero confío en todo el trabajo que hemos hecho y ojalá me salga un buen Mundial.

¿Puede que esas dos Copas del Mundo le hayan venido bien? Para percatarse de errores, para que alguno ponga los pies en el suelo… Las medallas no las regalan, aunque es mejor fallar ahí que en el Mundial…

El gran problema del omnium es que es una prueba súper complicada y exigente, y yo desde el principio la había encaminado muy bien, y parecía que lo sabía hacer todo. De pronto llegaron las dificultades y, aunque en el momento me disgusto bastante si no me salen las cosas como quiero, creo que es bueno que haya pasado lo que ha pasado. Cada competición es necesaria como aprendizaje para que el año que viene estemos en Londres. La mayoría de errores ya los he cometido, y creo que no se repiten. Para ello hemos trabajado mucho, para detectar y analizar los errores.

¿Ve dos grandes favoritas, quizá la americana algo más que la canadiense?

Para mí, la americana (Sarah Hammer) ha demostrado un potencial enorme. Solo ha corrido dos Copas del Mundo y, si para mí es muy difícil hacerlo perfecto, ella lo bordó tanto en Cali, donde no estuve yo, como en Manchester. Coincidir con ella ha sido importante, porque hemos visto que mi táctica debe ser diferente, porque su presencia condiciona mucho las carreras. Por eso creo que, de cara al Mundial, fue bueno que me pasara lo de Manchester. Y en cuanto a Tara Whitten, la respeto mucho. Es la campeona del mundo y sé que si hay un arco iris en juego es una rival muy dura que nunca da nada por perdido. Saber que en un Mundial me voy a encontrar gente de este nivel, me motiva mucho. Luego estamos un grupo de cuatro o cinco que a nada que nos despistemos perderemos muchas opciones, porque es una lucha muy abierta y según pasen las pruebas te vas abriendo las puertas para el podio o te las vas cerrando. Estás en vilo hasta la última prueba.