n los últimos días del año a modo de resumen anual, solemos tener la ocasión de escuchar, desde distintas perspectivas, los acontecimientos más relevantes que hemos vivido como sociedad a lo largo de doce meses. Balance que, por otra parte, proyecta los retos que se trasladan al nuevo año como una carga que hemos, o no, resuelto satisfactoriamente.

Cáritas Gipuzkoa también hace su análisis y aporta los retos desde la vida de cientos de personas que atendemos y acompañamos. Son dos las situaciones sociales que destacamos como preocupación, y otras tantas, las salidas que proponemos.

Desde el comienzo de la pandemia, Cáritas ha detectado que una gran parte de su atención social se ha centrado directa o indirectamente en personas menores de 30 años. Este dato significativo y preocupante nos alerta de la falta de protección del sistema público a la población más joven, y pone en relieve la falta de expectativas de mejora y la incertidumbre que genera en su futuro, y, por lo tanto, en toda la sociedad.

Empleo, ingresos y vivienda. Relacionado con esta situación y este grupo social, destacamos como reto la necesidad de generar oportunidades desde las políticas públicas en tres ámbitos.

El empleo digno para obtener ingresos suficientes para el mantenimiento de la vida. Los ingresos ante la falta de empleo o empleo precario. Y, por último, el acceso a la vivienda como necesidad fundamental. Tres pilares que deben ser desarrollados teniendo en cuenta la necesidad del cuidado de los hogares.

Las dificultades económicas también se entienden por la falta o escasez de redes familiares o sociales que sostengan a las personas frente a esta incidencia. Destacamos que un tanto por ciento elevado de los hogares atendidos por Cáritas lo componen personas solas, sin redes familiares o sociales a las que puedan acudir para resolver su situación económica u otras igual de significativas para la vida: recibir cuidados ante una enfermedad...

Una solidaridad protectora y comunitaria.

Cáritas quiere señalar y reconocer que la sociedad guipuzcoana es solidaria. Agradecemos el incremento significativo del voluntariado en la entidad, así como el apoyo recibido a través de diferentes aportaciones económicas de la ciudadanía.

Gracias a ellas, entre otras acciones, hemos ofrecido y gestionado ayudas directas a las familias para cubrir necesidades básicas. En este sentido, estamos impulsando también la campaña de sensibilización Alimenta la dignidad y la autonomía.

Sin embargo, esa solidaridad necesita impulsar acciones más colectivas en dos sentidos. Por una parte, apoyando el compromiso con las políticas públicas que protegen frente a la pobreza y la exclusión y, por otra, desarrollando espacios comunitarios para hacer frente a la soledad creciente.

Necesitamos convertir la solidaridad en buena vecindad, en preocupación sincera por el bienestar de quienes nos rodean buscando el encuentro, el dialogo y la participación. ¡Feliz año lleno de esperanza!

Cáritas Gipuzkoa