- El monte y las rutas de montaña han sido una vía de escape para muchos guipuzcoanos este verano. Una alternativa para unas vacaciones de cercanía, atípicas, que han llevado el uso de la mascarilla incluso a las alturas. Aralar, Aizkorri, Peñas de Aia, Pagoeta, el litoral guipuzcoano... Los datos recogidos por la Diputación de Gipuzkoa con sus contadores en estos senderos durante los meses de verano así lo confirman. En julio y agosto se han registrado cifras que no se veían al menos en los últimos cinco años. El COVID-19 tiene la culpa.

Las campas de Larraitz, en Abaltzisketa, a los pies de Txindoki; el monte Hernio, la estrella del verano del COVID-19, con un crecimiento asombroso; y Talaia Bidea, la ruta que recorre el litoral guipuzcoano entra Pasaia y Hondarribia, son las que han experimentado mayores crecimientos, según reflejan los datos de la Diputación de Gipuzkoa.

También muestra un nuevo pico la propia ruta del Flysch, entre Zumaia y Deba, donde se han contabilizado en los meses de julio y agosto cifras récord. Ligeramente superiores a las del año pasado incluso. La grabación de la serie televisiva Juego de Tronos en 2017 supuso ya un impulso para esta zona. Si hasta ese momento se contaban en la ruta del Flysch en torno a 50.000 pases totales de personas en ambos sentidos entre julio y agosto, en 2018 se dispararon a 65.700 (30%), en 2019 a 75.600 (otro 15%) y este verano han subido casi un 1% más, hasta los 76.302. Y eso con menos turistas extranjeros. Otra vuelta de tuerca más de la mano de paseantes guipuzcoanos y vascos, especialmente.

Los responsables federativos alertaban años atrás del descenso de la actividad montañera, pero el monte vuelve a estar de moda con la pandemia. Al menos, las rutas montañeras de escasa dificultad. Es un fluir constante. Sin aglomeraciones, con un amplio abanico horario. Al monte ya no se va solo desde las 7.00 hasta las 17.00 horas. Los frontales de luz y las redes sociales han alterado los hábitos. Ahora las salidas montañeras comienzan de noche, a las 4.00 de la mañana, incluso, y terminan cerca de la medianoche, hasta de madrugada. Los flujos se reparten y las cifras totales se disparan.

Gente de Gipuzkoa, pero también de todo Euskal Herria. El alcalde de Abaltzisketa, Jon Zubizarreta, no recuerda un verano como este último en las campas de Larraitz, a los pies del monte Txindoki. Los contadores han registrado en la ruta que va desde allí hasta el casco de Abaltzisketa un aumento tremendo.

Han sido más de 3.900 personas a lo largo del mes de julio en esta ruta (7.910 pases entre ida y vuelta), frente a las 2.900 año pasado: un 34% más. En agosto las cifras se mantuvieron, pero el crecimiento respecto al mismo periodo del año fue mucho mayor. 3.700 personas frente a las 1.900 en el mismo periodo de 2019, casi el doble (94%). Han sido un total de 7.600 personas en paseos de ida y vuelta en dos meses. El aumento es del 58,9%. Y se han superado incluso los datos de 2016, el año de mayor movimiento en el último lustro. Es un 12% más que ese año.

Y estas cifras han tenido su traslado al monte Txindoki y sus inmediaciones en la sierra de Aralar. Si el año pasado subieron al emblemático monte de Goierri más de 3.600 personas en julio y otras 3.500 en agosto, en 2020 las cifras podrían ser aún mayores. Los contadores han registrado una afluencia anormalmente baja, una “incongruencia” que puede deberse a una avería del dispositivo de control o un cambio de su ubicación. En el ente foral creen que probablemente las cifras de Txindoki estén en consonancia con las de Larraitz, con aumentos notables.

El propio alcalde de Abaltzisketa, Jon Zubizarreta, un asiduo de la sierra de Aralar, reconoce que los flujos hacia el monte Txindoki también han sido intensos. “Familias enteras”, asegura y “mucha gente de todo Gipuzkoa y Euskal Herria”. Según Zubizarreta, “al monte ya no se va solo de día, también de noche. La gente joven, sobre todo, suele subir a oscuras con la luz de los frontales para fotografiar los amaneceres o los atardeceres y luego muchos los ponen en sus redes sociales”, afirma.

Talaia Bidea, el sendero que recorre el litoral guipuzcoano entre Pasaia y Hondarribia, también ha registrado importantes subidas. Casi un 23% más de visitantes que el año pasado en los meses de julio y agosto. Son más de 20.000 los pases de personas registrados en ambos sentidos, es decir, al menos 10.000 paseantes diferentes, si todos ellos hubiesen hecho el recorrido de ida y vuelta. Probablemente sean más, teniendo en cuenta a quienes parten de una localidad y llegan a otra. Ningún mes durante los últimos cinco años se habían alcanzado los 20.000 pases en ambos sentidos.

Pero el rey del verano ha sido el monte Hernio. El contador de Zelatun, a los pies de esta cima, llegó a registrar 78.244 pases totales el año pasado y pueden ser más de 80.000 este verano, según las estimaciones, ya que el contador de este punto arrojó un error técnico. La evidencia del aumento de montañeros está en los datos del contador del monte Hernio: 21.150 pases entre julio y agosto; es decir, 10.750 personas que suben y bajan en dos meses frente a las 3.925 del año pasado, un 169% más. Casi el triple de afluencia.

Agosto ha sido el mes estrella, 10.685 pases en ambos sentidos; es decir, unas 5.350 personas en solo un mes. Hay que remontarse a las romerías de septiembre de 2015 (10.559 pases), para acercarse a las visitas registradas el pasado agosto.

La Diputación llama a cuidar el entorno. El pasado jueves la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Hernani hacían un llamamiento conjunto a la responsabilidad y el compromiso ciudadano para respetar el medio ambiente, tras detectar conductas inadecuadas en espacios naturales en la zona del río Urumea, especialmente en las zonas de Fagollaga y Ereñotzu, donde este verano ha proliferado el uso lúdico de estas zonas y ha habido una mayor afluencia de gente. La Diputación de Gipuzkoa es consciente del efecto que puede tener en el entorno si aumentan los flujos de personas y se descuidan los hábitos correctos.

Zelatun, a los pies de Hernio, registra las mayores cifras, junto a la ruta del ‘Flysch’, entre Zumaia y Deba: casi 80.000 pases totales en dos meses

Los frontales de luz y las redes sociales han alterado los hábitos y aumentan las salidas nocturas para fotografiar

el amanecer o el atardecer