Los ejércitos de Corea del Sur y EEUU iniciaron ayer las que son sus maniobras con fuego real de mayor escala hasta la fecha para conmemorar los 70 años de su alianza en un momento convulso en la península marcado por los desarrollos armamentísticos norcoreanos y los grandes despliegues militares de los aliados. Con cientos de invitados –tanto militares como civiles– en las gradas del campo de entrenamiento de Seungjin, en la localidad de Pocheon (unos 40 kilómetros al noreste de Seúl y apenas a 25 de la frontera con el Norte), la megafonía anuncia entre vítores del público el arranque inminente de los ejercicios.

Antes del inicio varios vídeos de las Fuerzas Armadas surcoreanas acompañados de canciones militares e imágenes de las últimas pruebas de misiles norcoreanas y del líder Kim Jong-un revisando por primera vez cabezas nucleares tácticas que podrían ser empleadas contra el Sur calentaron el ambiente.

Junto a la tribuna se expusieron además todo tipo de activos militares, desde sistemas de radar a misiles de crucero aire-tierra Taurus para dar idea de algunos de los muchos recursos con los que cuenta la alianza.

Miles de efectivos

Se trata del mayor despliegue de medios –para las maniobras inaugurales de ayer se movilizaron 2.500 efectivos de tres cuerpos distintos y unos 600 activos militares– para unos ejercicios con fuego real hasta la fecha en Corea del Sur, donde desde el fin de la Guerra de Corea (1950-1953) solo se han celebrado hasta la fecha una decena de simulacros como este.

La última vez fue en 2017 cuando el propio Kim Jong-un y el entonces presidente estadounidense Donald Trump andaban intercambiando amenazas antes de dar paso a una ronda de cumbres sobre desnuclearización que acabaron en fracaso.

Estos ejercicios de los aliados se celebrarán en otras cuatro fechas (el 2, 7, 12 y 15 junio) para conmemorar los 70 años del acuerdo por el cual Washington –que mantiene 28.500 efectivos en suelo surcoreano– se compromete a defender a Seúl de un posible ataque norcoreano.

El ejercicio de ayer se dividió en dos partes, una primera en la que las tropas de ambos países responden a un hipotético ataque norcoreano que arranca con lanzamientos de artillería de largo alcance y una ofensiva a lo largo de la frontera, mientras que la segunda consiste en una operación de contraataque.

Además de los carros de combate mencionados, el ejército surcoreano aportó también al ejercicio de ayer aviones de alerta temprana E-737, cazas furtivos de quinta generación F-35 o helicópteros de ataque Apache y Cobra que descargaron ametralladoras y lanzacohetes contra distintos objetivos.

Las fuerzas estadounidenses aportaron también helicópteros Apache, lanzacohetes múltiples M270A1 o el vehículo de reconocimiento nuclear, biológico y químico M1135.

“Creo que esto envía un mensaje al mundo entero sobre la fortaleza de la alianza”, replicó el capitán estadounidense Anthony Lopez, ayer al mando de una batería de artillería, al ser preguntado por el tipo de mensaje que estos ejercicios envían a Corea del Norte, que ayer mismo calificó el simulacro en medios estatales de “peligroso juego de guerra” dirigido contra “un poder nuclear”.

A raíz de las continuas pruebas de armas del régimen y del anuncio de que posee cabezas nucleares de corto alcance que podrían ser usadas contra territorio surcoreano el presidente estadounidense Joe Biden prometió recientemente fortalecer la llamada disuasión extendida, por la cual Washington se compromete a defender a Seúl empleando todos los recursos en su mano, incluyendo su arsenal nuclear, de su vecino del norte.