Arrasate/Villabona/aduna- Hace dos décadas, a las puertas del presente siglo, en Gipuzkoa se matriculaban al año cerca de 30.000 vehículos; casi el doble que en la actualidad (17.900 en 2017). Eran tiempos de crecimiento y bonanza tras dejar atrás la grave crisis económica de 1993. Fue entonces, a finales de los 90, cuando arrancaron en Europa las campañas de sensibilización hacia una movilidad sostenible, con el objetivo de hacer ver a la población el uso excesivo de los turismos.

Casi 20 años después, sin embargo, el parque móvil de Gipuzkoa ha aumentado en unos 120.000 vehículos con respecto a 1999, año de la primera campaña europea de sensibilización. Un 34,7% más.Y en el conjunto del Estado, el número total de vehículos supera ya los 33 millones, frente a los 15 de 1990. Solo en Gipuzkoa había registrados al cierre del pasado año 652 vehículos por cada 1.000 habitantes. Un total de 462.217: la inmensa mayoría a motor (453.724).

Hay más coches, más camiones, autobuses, motos y todo tipo de vehículos, pero solo los turismos han pasado de 257.658 a 320.321 entre 1999 y 2017 en el territorio. Y eso que Euskadi es la comunidad del Estado con menor ratio por habitante, frente a los más de 870 (por cada 1.000) de las Islas Baleares y los 708 de la media estatal. La curva de crecimiento se va frenando, sí, pero este año sigue habiendo aún en Gipuzkoa más vehículos que un año antes. Un 1% más.

Datos reveladores en plena Semana Europea de la Movilidad Sostenible, que se cerró ayer, Día mundial sin coche, con numerosas actividades organizadas en decenas de municipios guipuzcoanos, aunque solo nueve se han sumado de forma oficial a la campaña firmando la carta de adhesión: Aduna, Arrasate, Beasain, Donostia, Eibar, Errenteria, Irun, Villabona y Zizurkil.

Una cifra muy baja. Alejada de los 58 ayuntamientos que sellaron su compromiso en 2005.De hecho, las adhesiones oficiales en Gipuzkoa han sido en los últimos tres años las más bajas desde 2002, y los más de 80 consistorios que se han adherdio oficialmente en alguna de sus ediciones, han dejado de hacerlo, pese a que muchos de ellos siguen organizando eventos año tras año del 16 al 22 de septiembre.

NOTICIAS DE GIPUZKOA analiza los retos y oportunidades que afronta este territorio orográficamente complejo y las distintas realidades que viven ciudades, municipios industriales, pueblos medianos y entornos rurales. La movilidad a debate, más allá del mar de posibilidades que ofrece Donostia, que hace años que dejó de ser una ciudad pensaba para los coches y ahora afronta retos nuevos como el del patinete eléctrico y la convivencia entre peatones, ciclistas y vehículos. Visitamos Arrasate (22.000 habitantes), Villabona (5.800) y Aduna (480).

“Lo que se busca es concienciar a los ciudadanos de que se puede vivir de otra manera, sin estar siempre atado a un coche”, asegura Eneko Urdangarin, concejal de Villabona. “Y todo eso está ligado con el medio ambiente y la contaminación creciente.

“Todos tenemos que cambiar el chip”, incide Urdangarin, consciente de que Villabona “tiene una gran suerte”: “Estamos muy bien comunicados tanto con Tolosaldea como con Donostia. Cada media hora tenemos autobús, un servicio que ha mejorado mucho en los últimos cinco años. Y luego tenemos el tren de Cercanías, con la puntualidad de Renfe, que funciona al minuto. Es muy cómodo y te deja en el centro de Donostia en menos tiempo del que tardarías en coche”, zanja.

Bidegorris, aparcamientos amplios a las afueras del municipio, autobús, tren? Todo esfuerzo es poco para intentar que la gente relegue el coche y baraje otras alternativas.En estas campañas, asegura el edil de Villabona, “intentamos dar un enfoque general, pero focalizamos más en los jóvenes y estamos haciendo un esfuerzo extra, de cara al futuro, porque creemos que los cambios los traerán los jóvenes”.

ADUNA

Entorno rural

La de Aduna es otra realidad bien distinta, “con más limitaciones y menos posibilidades de trasladarse sin el coche, pero lo que intentamos es concienciar a la gente y sensibilizarla con el medio ambiente. Sobre todo lanzamos un mensaje mirando a los más pequeños”, explica Edurne Simón, la responsable de coordinar los actos de la Semana de la Movilidad en este municipio de 480 habitantes.

El casco urbano está situado en un alto, sin bidegorri que le comunique con sus pueblos vecinos (Villabona, Zizurkil y Andoain), ni con el cinturón de empresas que se sitúan en la zona baja del municipio, junto a la N-I. Este pueblito es uno de los más asiduos en las adhesiones a la campaña europea. Se sumó por primera vez en 2005 y desde entonces, solo ha fallado en tres ediciones (2011 y 2014 y 2016).

Los niños del pueblo se unieron el viernes con sus vecinos de los municipios de Zizurkil y Villabona en una marcha en bicicleta en la que participaron decenas de escolares, cerrando el tráfico en los que tramos en los que hay bidegorri.

Uno de los hitos en movilidad se produjo en 2014 con la puesta en marcha de un servicio de autobús bajo demanda. Un servicio prestado previa llamada, con antelación, y que “ha funcionado muy bien”, afirma Simón. El siguiente paso, admite, deberá “ser la conexión mediante bidegorri con los municipios vecinos, ya proyectada, pero sin ejecutar aún. Depende de la Diputación”.

ARRASATE

De camino al trabajo

Arrasate es otra de las grandes localidades de Gipuzkoa, un icono industrial y del cooperativismo. Sus vecinos no ocultan que es un pueblo “con muchos coches” y en el que es “difícil aparcar”. No tiene tren, pero el servicio de autobús “ha mejorado mucho” en el último lustro y la población tiene un alto grado de concienciación respecto a la bicicleta.

No en vano, ayer celebró por 17º año consecutivo la popular feria de bicicletas de segunda mano, en la que se pusieron a la venta casi un centenar de unidades y otros tantos artículos relacionados. Desde triciclos de cinco euros hasta una bici eléctrica de 800.

Nerea Lazpiur es la responsable de coordinar la Semana de la Movilidad desde el Ayuntamiento de Arrasate, un fijo en sus adhesiones a la campaña europea desde 2003. “Somos conscientes de que estas cosas no son la solución, pero creemos que hay que hacerlas para concienciar y que la gente haga una reflexión. Lo nuestro es la divulgación y luego las instituciones tienen que hacer otros deberes, inversiones y más cosas”, reconoce.

“Yo creo que la próxima generación cambiará. El coche ha sido un producto estrella, y los pueblos se han hecho pensando en los coches, pero ahora estamos creciendo en otro concepto. Ese cambio de conciencia ayudará al cambio. Es un cambio silencioso, pero creo que ya ha empezado”, concluye Lazpiur.

“Hace un año empecé a ir al trabajo en bicicleta, de Arrasate a Oñati y está bien para ir por el bidegorri. Me he acostumbrado: hay que levantarse un poco antes, pero tiene más ventajas”.

Por suerte, en mi casa, los dos trabajamos en el pueblo y solemos ir andando. Pero fomentar los bidegorris me parece muy bien, porque la gente tira demasiado de coche”.

“Hace 20 años parecía que los bidegorris no valían para nada, pero están bien y hay que hacer más. La gente responde y con una bici eléctrica, ahora vas a cualquier sitio. El futuro va por ahí”

“Me muevo más en coche, pero acabo de empezar a usar la bici y también el autobús local. Dicen que es caro, pero con la mugi hay muy buenos descuentos. La gente está muy acomodada”.

“En Arrasate solo hay bidegorris por las afueras y hay demasiados coches. Oñati está mucho más preparado para andar en bicicleta. Es una gozada y se ve mucha más gente”.

“Sobre todo me muevo andando. No tengo coche, ni lo necesito y para ir a la Universidad utilizo el transporte público. Hay muchas líneas de autobús. Es una opción muy buena, como la bici.”

“Los estímulos son muy importantes. Hay que poner medios para atraer a la gente, hay que ponerle las cosas fáciles para que deje el coche y se anime. Cuanto más se haga, mejor”

“Me muevo en coche, porque vivo en un caserío y no tengo alternativa, pero veo mucha gente que vive en el casco y para cualquier cosa coge el coche. Eso habría que cambiarlo”.