Ocho años después de haber rodado su última película, Oro, el cineasta madrileño Agustín Díaz Yanes ha presentado en la Sección Oficial del Zinemaldia, pero fuera de concurso, Un fantasma en la batalla, una historia ficcionada sobre lo que fue la infiltración de una agente de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en ETA y que llevó a la ejecución de la Operación Santuario. Días Yanes ha comparecido este miércoles ante la prensa después de la primera proyección de este largometraje producido por Netflix y protagonizado por Susana Abaitua, en el papel de Amaia, la guardia civil infiltrada, mientras que Raúl Arévalo, Iraia Elias y Ariadna Gil se meten en la piel de los cabecillas de la cúpula del grupo terrorista. “No queríamos meter la pata en una película sobre ETA”, ha asegurado el realizador, que ha insistido que han trabajado mucho el guion con ese propósito.
Con texto sobreimpreso en la pantalla e imágenes de archivo televisivo, el realizador repasa los hitos más importantes de la historia de ETA, así como varios de sus secuestros y asesinatos. Comienza con la ejecución de Gregorio Ordoñez en el bar La Cepa de la Parte Vieja, algo con lo que también arranca La infiltrada, de Arancha Echeverría, estrenada el año pasado y que, prácticamente, cuenta la misma historia. Díaz Yanes también se ha referido a este hecho: “Se están haciendo muchas películas sobre ETA y creo que se van a hacer muchas más, porque fue algo que ocurrió durante 40 años de democracia”. De cualquier modo, ha añadido que el tiempo del largometraje de Echevarría “ya ha pasado”. “Ahora nos toca a nosotros, no estamos en paralelo con ella”, ha sentenciado.
El personaje de Abaitua es reclutado por un superior al que da vida Andrés Gertrudix, que la coloca de profesora en una ikastola desde la que opera el personaje de Elías, afiliada a ETA y esposa de otro miembro del grupo terrorista ya encarcelado, y que busca nuevos miembros para la organización. Así comienza una odisea personal de doce años dinamitando desde dentro la actividad de ETA.
