Feliz, pero también abrumada por un reconocimiento que supone un éxito rotundo para ella, Camborda posa con la Concha de Oro que ha logrado gracias a O corno, su segundo largometraje. Nació en Donostia en 1983, con 18 años se marchó a Madrid a estudiar Comunicación Audiovisual y completó su formación en Praga, donde estudió Dirección de Cine, y en Múnich, donde cursó Dirección de Arte. Lleva casi quince años residiendo en Santiago de Compostela, la ciudad en la que han nacido sus dos hijos. Es en Galicia donde ha basado hasta ahora su trabajo, pero está segura de que “en algún momento” rodará en su Donostia natal.

Comentaba usted hace apenas cinco días que ya era impresionante competir en la Sección Oficial y que veía difícil ganar la Concha de Oro, pero aquí la tiene. ¿Cómo se siente? 

–Pues un poco abrumada y sin entender ni dimensionar bien lo que supone este premio. Supongo que me iré dando cuenta en los próximos días. Ahora mismo tengo un montón de mensajes, de amigos que me felicitan... Está siendo muy bonito, pero a la vez te sobrepasa un poco.

Pero una vez que la presentó en el Festival y la acogida fue buena... ¿Pensó que igual tenía opciones? 

–Una vez que entregas la película, no sabes muy bien cómo va a reaccionar la crítica, pero empezamos a recibir un feedback positivo y ahí comenzamos a pensar que podía haber posibilidades.

La primera donostiarra que recibe la Concha de Oro. Supone un reconocimiento especial.

–Imagínate, es muy especial. Este Festival abrió mi mirada al cine. Puedo compartirlo con la familia y las amigas. Esto es un regalo profesional y también personal, es como un ciclo que se cierra.

Usted empezó como espectadora del Zinemaldia. 

–Desde pequeña. Iba a los cines Astoria, que ya no existen, pero en el Zinemaldia pude ver películas que trascendían lo que se podía ver en las salas, y eso amplía la mirada. No te podría decir tanto películas concretas, sino ese impacto que supuso para mí ver cine distinto. Yo soy de vocación tardía. Me interesaba más la Medicina y trabajé de voluntaria en la DYA un par de años. Me enamoré del cine a través de la fotografía, de la imagen, empecé a explorar la imagen en movimiento y fue en Praga donde me enamoré del cine. De adolescente mi vocación era ser médico. La vida me llevó por diferentes lugares, iba un poco perdida y fue la fotografía lo que me gustó.

“El Zinemaldia abrió mi mirada al cine y compartir este premio con la familia y las amigas es un regalo profesional y personal”

Es la cuarta mujer seguida que gana la Concha de Oro. Se está rompiendo ese techo de cristal. ¿Como lo percibe? 

–El cine es una prolongación de la sociedad y todavía el sistema creo que tiene muchos techos de cristal, así que también el cine. Creo que están saliendo películas buenas hechas por mujeres en parte porque venimos a aportar una perspectiva diferente y a enriquecer el cine. El espectador tiene ganas de ver esto, pero queda mucho por hacer. Todavía no es fácil, tenemos menos posibilidades, por ejemplo, de tener presupuestos altos. Tenemos muchas cosas por mejorar y sobre todo el día que no se hable de esto, que no sea noticia, que no haya una primera mujer que gane algo... entonces podremos descansar.

¿Hay una mirada femenina en el cine? 

–Dentro de las mujeres hay muchas formas de mirar el mundo y de hacer cine, pero claramente hay algo distinto. En mi caso, por ejemplo, un parto lo he vivido, eso no lo puede hacer un hombre. En ese sentido, claro que hay una mirada de la mujer, pero no solo para la mujer, sino para todo el mundo.

Lo que sí parece es que la autoría femenina se reivindica en los festivales. Casos como el suyo, 'Cinco lobitos', 'Alcarràs', '20.000 especies de abejas'... 

–Si en los festivales incluyen esas películas, es porque tienen valor más allá del género de quien las dirige. Pero hay una sensibilidad porque hay también una sed del público de ver esa mirada que no está tan reflejada en la historia del cine.

Mencionó en su discurso a Claire Denis, presidenta del Jurado Oficial, como referente. ¿Qué otras tiene? 

–Muchas. Uno de mis arrebatos cuando era estudiante fue Maya Deren, me impactó muchísimo. Te podría decir también películas como Beginning (dirigida por Dea Kulumbegashvili) o Aftersun (Charlotte Wells) también. Hay muchas mujeres, como por ejemplo Carla Simón, Elena Martín... Nos estamos fijando las unas en las otras. Referentes son todas porque todas sus películas tienen algo.

Usted será ahora un referente para las cineastas vascas... 

–Sería bonito formar parte de esa cadena. Ser referente para las que vendrán, que luego serán ejemplo para las siguientes. Nos vamos dando luz las unas a las otras.

Agradeció su apoyo a las instituciones. ¿Hasta qué punto es difícil conseguir el dinero para una película como la suya? 

–Es muy difícil. El dinero para Arima tardé quince años en conseguirlo, en el caso de O corno han sido cuatro. Sobre todo si hay un poco más de riesgo y compromiso con un cine menos hegemónico, te encuentras con más dificultades. Pero en este caso no me puedo quejar, porque vieron el valor de la película, apostaron por ella y tardamos cuatro años en financiarla, que es un tiempo que veo correcto. A mí también me gusta cocer a fuego lento creativamente las películas, es un tiempo que a mí me gusta. Más de cuatro años no, pero mucho menos tampoco. Es una lucha muy importante, soy coproductora y ahora estamos de celebración, pero ha habido momentos complejos de dudas y riesgos que asumes.

¿Cuándo empieza esa película en la cabeza? 

–Cuando pesento la anterior, en 2019, esta en mí una pulsión por comenzar otro proyecto con ciertas ideas y de forma paralela incertidumbres por la capacidad para concebir esta película, de forma quizás más existencial. Decido lanzarme a esta exploración a través del cine.

¿Cuando la dio por terminada, qué cuerpo le dejó el resultado? 

–Hay muchísimo trabajo detrás. Cada elemento de la película está muy pensado, reflexionado y dialogado con mis compañeras. Todo está muy trabajado. Soy muy autoexigente, pero llega un momento en el que me obligo a decir Hasta aquí, porque siempre se puede mejorar. Y sí, acabamos contentas con lo que habíamos hecho, es la película que queríamos hacer.

“Cada elemento de ‘O corno’ está muy reflexionado y trabajado; soy muy autoexigente, pero acabé contenta con el resultado”

Se estrena en cines el día 11. Este premio supone sin duda un impulso importante. 

–Estoy muy contenta, porque la Concha de Oro le va a dar el altavoz que necesitamos. Creo que hay muchos prejuicios sobre el cine de autor, así que el premio llega en un momento muy bueno y tenemos ganas de que esto motive al espectador a ver la película.

¿Cómo valora el auge del cine en la periferia del Estado? 

–Siempre digo que se supone que estamos en la periferia, pero yo me siento en el epicentro. Se está haciendo muy buen cine en Galicia, muy comprometido, y siento que estoy en pleno cogollo. Creo que es bueno que se esté dando repercusión a estos trabajos.

Hablaba antes de riesgos. ¿Uno de ellos fue grabar esta película en gallego, como hizo con la anterior?

–Sí, por supuesto que sigue habiendo cierta resistencia por parte de espectadores de ver películas en idiomas cooficiales. Hay que romper esa barrera. En ese sentido deseamos que esto se normalice.

Otro es que eligió una actriz debutante, Janet Novás, que es bailarina contemporánea. 

–Nos conocíamos. Me gusta mucho la danza contemporánea y había conocido a Janet en ese ámbito y me gustaba mucho su trabajo. Cuando pensé en el personaje protagonista (María), me venía ella a la cabeza.

¿Sigue el cine vasco? 

–Tengo muchas compañeras creando aquí y también me siento familia de ellas, al igual que todas las cineastas que están creando, sobre todo un cine más independiente y comprometido con la vida. Yo soy vasca, aunque estoy creando en Galicia, y me siento parte de la familia de cineastas vascas. Y a la vez he crecido en la familia cineasta gallega, las unas nos alegramos por los trabajos y éxitos de las otras.

Este proyecto pasó por Ikusmira Berriak. ¿Cómo valora esta iniciativa?  

–Resultó muy importante porque fue el inicio del proyecto y me dio un espacio de trabajo y un contexto de gente que me apoyó y me asesoró. Además, estas iniciativas te sitúan en un lugar más visible para la financiación. Para mí fue clave.

71

La gala de clausura del Zinemaldia, en imágenes

¿Habrá que esperar cuatro años para su próxima película? 

–La verdad es que no lo sé. Estoy asimilando lo que me está pasando y no sé dimensionar lo que va a suponer a nivel de cómo voy a querer hacer la próxima película, con quién me voy a rodear, a dónde me va a llevar esto. Tengo que entenderlo aún. Sí tengo algunas ideas, una en concreto que quiero desarrollar, pero tengo que estar segura porque te zambulles con todo tu ser. Pero alguna idea tengo, la cabeza no para.

¿Quiere rodar en Donostia? 

–Pues sí me gustaría, pero no sé dónde me llevará el próximo proyecto. Seguro que en algún momento rodaré aquí, aunque por ahora ha sido en Galicia.