El cine japonés actual parece atravesado por un trauma nacional: la proliferación del alzhéimer y la demencia. De hecho, según datos estadísticos recopilados en el conjunto de países desarrollados, Japón tiene la tasa más alta de demencia por habitante. Genki Kawamura se hizo el año pasado con la Concha de Plata a Mejor director con Cien flores, la historia de una madre que pierde paulatinamente la memoria por la enfermedad y de un hijo que olvida su niñez, simplemente, porque es ley natural. Este año, por su parte, la competición por la Concha de Oro vuelve a contar con un largometraje de temática similar. En la tarde de este viernes el Kursaal ha acogido la presentación de Great Absence, en la que el realizador Kei Chika-Ura narra la historia de Yohji, un antiguo catedrático de universidad con demencia que debe ser internado en una residencia después de provocar un altercado con la Policía. Su hijo Takashi, un actor que durante 30 años apenas ha tenido contacto con su padre, desde que este los abandonase el núcleo familiar por una nueva mujer, debe retomar la relación. Precisamente, la cuestión que atraviesa toda la película es saber qué ha ocurrido con la nueva pareja de Yohji, que le dejó sólo en el hogar.

Alternando entre el presente –ambientado en plena pandemia–, en el que Takashi busca descubrir algo que se asemeja a un misterio, al tiempo que reconecta con su padre, y el pasado, para narrar de poquito a poquito la degradación de la mente del padre y la relación con su esposa desaparecida. 

Kei Chika-Ura, que también actúa de guionista de la cinta, intenta convertir el padecimiento en algo verdaderamente tenebroso, sobre todo, al intercalar líneas de diálogo neutros y anclados en la realidad, con divagaciones de “otro mundo”, tal y como se dice en la propia película. Pese a ello, la idea del fuerte amor entre dos personas subyace durante toda la trama, incluso aunque uno de los dos miembros de la pareja esté abocado a olvidarla, reflejando que es indisoluble.

En la rueda de prensa que ha tenido lugar en el Kursaal, el realizador, que ha estado acompañado por el veterano actor Tatsuya Fuji (Yohji) que ha trabajado con reputados cineastas como Naomi Kawase o Nagisa Oshima, ha explicado que en abril de 2020, su propio progenitor comenzó a tener síntomas de demencia. Aún así, ha matizado que, si bien la inspiración es autobiográfica, se trata de una historia de ficción. Eso sí, ha insistido que en su país, estos padecimientos son considerados un verdadero “problema social”. A este hecho se suma otro, que demográficamente su país se está convirtiendo en una sociedad envejecida en la que los ancianos cada vez viven más años. Con la proyección de Great Absence se ha cerrado ya la carrera por la Concha de Oro. Mañana sábado, se conocerá el resultado.