¿Hay líderes? No, en el mundo real hay unos que mandan y otros que obedecen. Para que existan líderes –y no caudillos– sería indispensable que empresas y organizaciones renunciaran a su caduco sistema de poder de arriba abajo, lo que solo es imaginable en la utopía, de manera que el liderazgo es ahora una cosmética de la vieja autoridad. A lo máximo que cabe aspirar es a que haya jefes respetuosos y dirigentes honestos. Desde esta idealización, ETB se ha lanzado con 12 líderes, espacio de sábado noche que se autodefine como talent show para ciudadanos jactanciosos que se creen con vocación de mando, dotados de carisma y que no cuestionan el modelo autoritario. El concurso es una buena idea si aceptamos la relatividad del concepto de liderazgo. Es obra de la joven productora vasca Kalicon Media, dirigida por Alejandro Echevarría y que ha puesto en manos de la navarra Helena Resano la presentación de este formato diferente, pero pretencioso. Un jurado evalúa a los tribunos según la destreza para argumentar sobre un determinado asunto. En conclusión, líder es el pico de oro, algo que ya sabían en la antigua Grecia con su retórica. Poco importa si el candidato a líder se presenta con pantalón corto, en modo verbena. Recordemos que Albert Rivera se inició en la política ganando la Liga de Debate Universitario y acabó siendo el mayor desastre español desde Cuba. Un miembro del jurado nos dio la clave: “Ganar el debate no es tener razón”. ¡Acabáramos! Esa es la perversión, poseer habilidades, mucho descaro y poco juicio. Sí, 12 líderes es solo un juego ágil, adictivo y superficial. En el fondo respalda la permanencia de un mundo de superiores e inferiores con una aristocracia (líderes) llamados a pastorear a la gente. No, no hay líderes: hay narcisistas.