n pasillo estrecho y claustrofóbico, en penumbra y con una puerta al fondo. Detrás de ella se intuye movimiento, se escuchan ruidos torpes y un hilo musical va cobrando protagonismo. Al final sale una mujer, ataviada con una suerte de camisón y con los pies desnudos, que avanza lentamente hacia la cámara, jadeando, justo antes de que todo vuelva a ponerse negro. Así arranca Crímenes de familia, la nueva película de Netflix que se estrena globalmente hoy y que narra la caída en desgracia de Alicia (Cecilia Roth), una madre desesperada que tratará por todos los medios de evitar que su hijo Daniel (Benjamín Amadeo) entre en la cárcel tras ser acusado de intento de homicidio por su expareja. De forma paralela, Gladys (Yanina Ávila), la empleada doméstica de Alicia y su marido Ignacio (Miguel Ángel Solá) también es juzgada por un crimen terrible, cuyos escabrosos detalles se van descubriendo conforme avanza la trama.

Más allá de esta premisa inicial se esconde un relato plagado de enigmas, mentiras y conflictos morales, “una película de mujeres, una historia de tres madres y de lo que son capaces de hacer por amor a sus hijos”, según destaca el director del largometraje, Sebastián Schindel. “Los conflictos que más me gusta trabajar son los que no tienen solución, que son los de la vida misma”, cuenta Schindel en una entrevista con Efe antes del estreno de la película.

La trama de Crímenes de familia, reconoce Schindel, es “muy compleja en muchos niveles”, hasta el punto de que la construcción del guion llevó “muchos años” a su director. Esto se debe, en parte, a que la película está inspirada en dos crímenes reales, sin relación alguna entre sí, salvo que ambos eran delitos “agravados por el vínculo”, que fue el título preliminar del proyecto durante mucho tiempo. “Decido combinar estos dos casos, que nada tienen que ver, para que transcurran dentro de una misma familia, que tiene como cabeza de familia a Alicia, el personaje que interpreta magistralmente Cecilia Roth y que va a ser protagonista involuntaria de esta tragedia, donde ella, quizás actuando con las mejores intenciones, toma las peores decisiones”, explica el cineasta argentino. De hecho, Schindel admite que el primer nombre que se le vino a la cabeza mientras construía el personaje de Alicia fue el de Roth, una de las actrices argentinas más laureadas y que ganó dos premios Goya por sus papeles en Martín (Hache) (1997) y Todo sobre mi madre (1999). Sin embargo, cuadrar agendas con una estrella como Roth no fue ni mucho menos sencillo y hasta última hora no se confirmó su participación en la película. “La anécdota es que casi no lo hace, porque cuando finalmente se armó la producción, estaba la financiación y estaban las condiciones para hacerla a mediados del año pasado, ella tenía otros compromisos. A ultimísimo momento logramos destrabar la agenda, así que estoy muy feliz de que se haya podido concretar, que Cecilia se ponga en los zapatos de Alicia”, afirma Schindel.

Alicia es el epicentro de toda la narración: en ella confluyen todas las tramas y subtramas, es protagonista inesperada de todo lo que ocurre a su alrededor... Pero la historia transcurre de forma paralela por otros derroteros, fundamentalmente a través de los personajes de Daniel (Benjamín Amadeo) y Gladys (Yanina Ávila). En ese sentido, el director de Crímenes de familia reconoce que ambos papeles corresponden a “decisiones de casting muy arriesgadas”, aunque por razones diametralmente opuestas.

Para Amadeo, el mayor desafío consistió en romper con su imagen pública “de chico bueno”, metiéndose para ello en la piel de un personaje plagado de sombras. “Benjamín Amadeo fue muy valiente al aceptar este papel. Hacer este personaje siniestro, súper complicado, oscuro... Hay muchos actores a los que no les gusta interpretar estos papeles, que no quieren ubicarse en ese lugar, y él justamente quería lo contrario”, opina el responsable de la película. El caso de Yanina Ávila, oriunda de Misiones (Argentina), es todavía más fascinante. Al igual que el personaje de Gla-dys, Ávila es una empleada doméstica también en la vida real y solo había participado en una película anteriormente, por lo que para ella se trató de un reto mayúsculo. “Hubo que convencerla y traerla a Buenos Aires, era la primera vez que viajaba en avión y la primera vez que estaba en la ciudad (...). No podría estar más feliz con la experiencia de que se haya animado a interpretar este papel y haya puesto mucho de su historia personal en esto”, señala Schindel.

Ese trasfondo personal está presente en muchas de las escenas de la película, especialmente en un diálogo entre el personaje de Ávila y el de Paola Barrientos en la cárcel, un momento que conmocionó a todo el set por su emotividad. “Fue una escena muy difícil para ella, porque es una escena con mucho texto y muy fuerte (...). Fue un momento muy emotivo, incluso para todos los técnicos de rodaje, iluminadores, fotógrafos, asistentes, que están acostumbrados, que esto es rutina. Había un silencio sepulcral y se sentía la tensión que el espectador ve en la pantalla”, comenta el director de la película.

Asimismo, Crímenes de familia retrata muchas cuestiones de máxima actualidad en Argentina, como es el caso del feminismo, con un sutil guiño a la lucha por el aborto; o especialmente la corrupción en el seno de la Justicia. Y es que el personaje de Alicia, procedente de una familia acomodada del barrio porteño de Recoleta, se aprovecha de su posición privilegiada para tratar de beneficiar judicialmente a su hijo, reflejo de un problema en el que “casi todos los argentinos están de acuerdo”. “En Argentina, la Justicia está en problemas. Hay algo de nuestra Justicia que no está funcionando, no sé bien qué es y no sé cómo se soluciona (...). Creo que ambos lados de la grieta están de acuerdo en que esto no está andando bien”, reflexiona Schindel.

La película tampoco ha permanecido ajena a la pandemia mundial de coronavirus: programada en un principio para estrenarse en salas el 21 de mayo y con toda la inversión en publicidad ya preparada, al final todo eso se quedó en la estacada. En cualquier caso, el estreno a través de Netflix supone una nueva oportunidad para la difusión de la película, que pasará de estrenarse en unas 150 salas de cine en Argentina a hacerlo para los millones de suscriptores de la plataforma.

“Por suerte ahora tenemos este estreno en Netflix. La verdad es que el mundo cambió, no sabemos cuándo va a volver la normalidad y cómo va a ser esa normalidad, y no queda otra, no hay que enojarse por la cuarentena, tenemos que aprender a convivir con ella y sacar de ella lo mejor posible”, sentencia el director de la cinta. De esta forma, Crímenes de familia se suma a las últimas producciones de Netflix en Argentina, junto a otras películas como La corazonada o la serie Casi feliz.