Te animamos a descubrir esta recopilación de lugares recónditos de Euskadi que simbolizan el encanto y la historia viva de la región.

Ya sea solo o en compañía, estas rutas están pensadas para sentir y llevarse sorpresas. Si ya has pasado por alguno de estos parajes, date la oportunidad de volver a explorarlo con la misma emoción.

Por ello, desde aquí insistimos en la importancia de cuidar y respetar estos rincones para que los siguientes visitantes puedan disfrutar de su magia.

1. Barranco de Igoroin

Situado en las inmediaciones de Musitu, en el municipio de Arraia-Maeztu (Araba). Para llegar a este destino tendrás que cruzar un bosque que destaca por su variedad de especies: hayas, arces, quejigos centenarios, fresnos y pinos negros, por mencionar unas pocas.

A esta preciosa estampa se le suman los cortados de roca caliza y calcarenita y las cascadas, especialmente llamativas en la época de lluvias y nieves.

Según relata la tradición, el molino (ahora en ruinas) fue el factor que llevó a la población de Igoroin a asentarse en este territorio, aunque la última familia lo abandonó en la década de los sesenta del siglo pasado. De hecho, todavía pueden apreciarse algunos vestigios de construcciones y casas antiguas entre la vegetación.

La reserva dispone de dos accesos principales: uno, desde el pueblo de Roitegui y otro, desde Musitu. Si quieres ser testigo de un auténtico estallido de colores, el mejor periodo del año para planear una excursión es durante el otoño. Y si lo que buscas es poder ver los saltos de agua a rebosar, acércate a Igoroin en primavera.

2. Acantilados del monte Jaizkibel

Entre Hondarribia y Lezo se ubica este escenario que acoge un fenómeno geológico de lo más peculiar. Se trata de las paramoudras, un conjunto de más de mil 'gusanos fósiles'.

Entre ellos también podrás observar icnofósiles, es decir, rastros fosilizados de animales primitivos. Todos ellos dan pie a esculturas de cualquier aspecto y tamaño. Si bien es cierto que en el mundo hay más ejemplares de esta formación, pocos están en tan buen estado de conservación como estos.

Una vez allí, recuerda prestar atención a las tonalidades rojizas de su superficie, provocadas por la oxidación del hierro.

Un plan sencillo y apto para toda la familia, ya que el terreno es asequible para los niños y personas con menos resistencia física.

No obstante, se recomienda tomar algunas precauciones: procurar que el momento de llegada a la costa coincida con la bajamar o el descenso de la marea y evitar hacer el trayecto en días lluviosos o mientras el suelo siga húmedo.

3. Mirador de las Tres Cruces

El Parque Natural de Urkiola (Bizkaia) ofrece más de un motivo que justifique el desplazamiento hasta ahí, así que vamos a profundizar en ello.

La primera parada es el Santuario de los Santos Antonios, al que podrás acceder a través de un majestuoso hayedo. En el exterior de este templo católico te toparás con una enorme roca popularmente apodada como 'meteorito'.

Cuenta la leyenda que tendrás que dar siete vueltas si deseas encontrar el amor o conservarlo.

En el jardín también hay otros tres objetos que representan la esencia del pueblo vizcaíno: el ancla (vida de los marineros), la turbia de piedra (industria) y la laya (vida agrícola).

Junto al Santuario está el 'Via Crucis' o sendero que te conducirá hasta el Mirador de las Tres Cruces. No te puedes perder estas vistas panorámicas al desfiladero de Atxarte y al enclave de Durangaldea.

4. Embalse de Maroño

Municipio de Ayala, custodiado por las paredes verticales de Sierra Salvada que se levantan sobre este valle al norte de Araba.

Este espacio funciona como refugio para aves migratorias, y cuenta con praderas verdes y un pantano que abastece a las localidades colindantes.

Cada año, su presa atrae a numerosos aficionados a la pesca, ya que en ella abundan los lucios y las truchas. En cuanto a este entorno boscoso, las especies más comunes son los pinares, los robles y los arbustos.

Si quieres aprovechar al máximo tu visita te proponemos otros puntos turísticos de interés en los alrededores: la iglesia de Madaria a los pies del pico de Ungino, la ermita de Etxaurren, el Conjunto Monumental de Quejana, el casco antiguo de Artziniega y las cascadas del molino de Belandia.

5. Cascada de Oromiño-Pozubaltz

Pertenece al Barrio de San Marcos, en la localidad vizcaína de Iurreta. La senda termina en una poza que los habitantes de esta zona bautizaron como 'Pozubaltz' (Poza Negra), debido a que el fondo parecía no llegar a su fin. También se la conoce como Cascada de Oromiño, dada su proximidad al barrio homónimo.

Actualmente, el agua (que baja desde el monte Oiz) ha perdido su tono oscuro y presenta un aspecto limpio y cristalino que invita a darse un chapuzón.

La poza, similar a un cenote mexicano, está rodeada de piedras cubiertas por un manto de musgo verde y árboles frondosos.