Gran Hermano supuso un antes y un después en la historia de la televisiónGran Hermano mundial, abriendo el camino para que realities de todo tipo se hicieran hueco en las programaciones de cualquier cadena que buscara audiencia. En España la primera edición de anónimos encerrados en la casa de Guadalix, presentada por Mercedes Milá, revolucionó las audiencias y convirtió a sus participantes en estrellas.

Fue allá por el año 2000 y el primer ganador fue Ismael Beiro, el gaditano que labró una buena amistad con el asturiano Iván Armesto y que les hizo acabar, tirando de sentido del humor, primero y tercero, con Ania Iglesias en segunda plaza, tras 90 días de encierro.

Ismael, que antes de entrar en la casa estudiaba Ciencias Náuticas (aunque quería ser actor) y tenía 25 años, ahora es un empresario de éxito a sus 47 años. Pero no se conforma con eso. En una entrevista con El Español, asegura que su faceta como empresario en la firma Festivales con encanto "es un entrenamiento para cuando sea alcalde de Cádiz".

Y aunque lleva años ejerciendo de monologuista no parece que sea un comentario que suelta en clave de humor, sino que podría estar meditándolo seriamente, aunque respeta al actual primer edil de la capital gaditana, Kichi. "El alcalde de Cádiz es muy buen tipo y una buena persona pero veo a la ciudad desacelerada y ya pienso si voy a tener que coger yo el relevo y las riendas de Cádiz, para convertir ese Titanic que está a punto de hundirse en un transatlántico".

El empresario argumenta su idea con lenguaje naval. "Siempre comparo la política con los barcos mercantes, porque yo soy marino mercante. En un barco hay momentos en los que el capitán es de un partido político y eso da la vuelta, pero lo importante es que el barco llegue a su destino y eso es lo que hay que buscar en Cádiz", afirma, sin explicar cuándo llegaría su hipotético salto a la política ni con qué siglas lo haría.