Con la llegada del carnaval los niños recuperan protagonismo en las calles y son uno de los grupos de edad que más optan por disfrazarse, tanto con prendas compradas como caseras.

Por ello y para que nuestros pequeños se diviertan y disfruten estos días con seguridad, le ofrecemos una serie de consejos, especialmente relacionados con la seguridad en el uso de los disfraces, pero también del maquillaje y uso de lentillas de fantasía. Los consejos valen para todas las edades, aunque desde la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) se recomienda ser especialmente precavidos en el caso de los disfraces de los niños.

Debe estar elaborado con material no inflamable. En cualquier caso, no está de más controlar las fuentes de fuego. Y mucho cuidado con las bengalas, petardos o mecheros, además de las chimeneas y estufas.

Mejor a cara descubierta. Si el disfraz es para un niño, es preferible que no lleven la cabeza cubierta: el riesgo que entraña la inflamabilidad es más elevado en capuchas y caretas. Si al final usa una máscara, es importante comprobar que cuentan con suficientes orificios de ventilación para evitar riesgo de asfixia u opresión en la piel.

El disfraz debe ser adecuado a la edad del niño. Evite los que incorporan cordones y accesorios punzantes. Y si el pequeño es menor de tres años, asegúrese de que los adornos y espumas no puedan romperse y convertirse en pequeños trozos con los que se pueda atragantar.

Priorice las tiendas especializadas en disfraces frente a internet, donde hay menos controles. En cualquier caso, compruebe que el etiquetado incluye la dirección del fabricante. Los disfraces para menores de 14 años deben de llevar la etiqueta CE que determina que ha pasado todas las pruebas de seguridad. No olvide leer las instrucciones de uso y las advertencias de seguridad. Tampoco es mala idea confeccionar uno mismo un disfraz: es más sostenible, ya que permite reaprovechar la ropa vieja.

Cuidado con las piezas pequeñas. Es importante verificar que, en disfraces dirigidos a la infancia, no tengan piezas pequeñas que se puedan desprender y ser ingeridas. También comprobar que los disfraces no tienen bordes cortantes y están fabricados con materiales no inflamables.

Accesorios. Además, los disfraces destinados a la infancia no llevarán cordones en la zona del cuello para así evitar estrangulamientos. Si los llevan en otras partes han de estar convenientemente asegurados. Si el disfraz es largo, no debe superar los tobillos del niño, para que no se lo pise y tropiece. Los accesorios deben ser de goma, nunca metálicos.

Lavado. Antes de usar un disfraz conviene lavarlo, aunque sea nuevo. Si no es lavable, procure airearlo 48 horas para limitar la concentración de sustancias potencialmente peligrosas.

Pinturas y maquillaje. No todas las pinturas valen, sobre todo cuando se tiene una piel sensible. En cuanto a los maquillajes, es recomendable extender primero una crema hidratante y usar sobre ella maquillaje al agua, que además es fácil de aplicar y de quitar. Afirmaciones como "hipoalergénico" o "testado dermatológicamente" no garantizan nada. Hay ingredientes con riesgo de toxicidad o que pueden causar alergias, especialmente las fragancias y los conservantes. En caso de picor o enrojecimiento, aclarar con agua y no volver a usarlo.

Si se usan las pinturas del año anterior, hay que comprobar que no hayan caducado. Si huele raro o si los ingredientes no parecen homogéneos, no deben utilizarse.

Lentillas y gafas. Cuidado con las lentillas de fantasía: de ojos de serpiente, de zombi, de vampiro,etc No deben comprarse por internet, bazares o tiendas de disfraces; únicamente donde haya un profesional óptico, que supervise la venta y garantice que no se pone en riesgo la salud de los ojos. Las gafas deben de ser de material flexible para evitar daños a los menores. Y recuerde que los esmaltes tienen disolventes que pueden ser peligrosos. Especialmente para los niños más pequeños, que suelen llevarse las manos a la boca.