“Cuando la iluminación del Arktikum se funde con una aurora boreal se alcanza la plenitud de la belleza. Es como una sinfonía luminosa entre cielo y tierra”. He aquí una de las frases más frecuentes que se escuchan en Finlandia relacionadas con su paisaje. La constatación la encuentro en Rovaniemi, la capital de Laponia donde vive Papá Noel y se encuentra uno de los museos más curiosos del mundo, referencia obligada en la cultura sami o lapona.

Este centro de investigación no sólo tiene la particularidad de ser único en su especial dedicación. También llama la atención desde un punto de vista arquitectónico porque se encuentra enterrado. Sólo los 172 metros de su larga techumbre transparente asoman por encima de los permanentes hielos de una ciudad que se encuentra en el mismo paralelo del Círculo Polar Ártico.

Si el espectáculo nocturno que ofrece es excepcional, no menos curioso es el interior del edificio, considerado como la Universidad de Laponia. Aquí se documenta el desarrollo del sistema de vida de este pueblo: sus largas etapas como nómadas, la importancia que los renos y los perros huskys principalmente tienen en su laboreo, su folklore, la supervivencia en granjas muy distantes, el gran misterio de las runas, su contacto con el resto del mundo…

Las auroras boreales son un espectáculo nocturno. Cedida

Un museo enterrado

El proyecto del Arktikum nació en 1979 en un intento de crear en Rovaniemi una facultad centrada principalmente en las características de lo que podríamos denominar sistema de vida en el techo de Europa. A la hora de diseñar la construcción, sus artífices, los arquitectos daneses Claus Bonderup, Ellen Waade y Sören Birch, se fijaron en la actitud que tienen los animales salvajes para protegerse del frío cavando grandes galerías subterráneas y la aplicaron.

Inaugurado el 6 de diciembre de 1992, fiesta nacional en Finlandia, Arktikum tiene una superficie original de 4.595 metros cuadrados, más la media luna añadida en 1997. Están dispuestos a ambos lados de un largo pasillo de donde parten los diferentes departamentos en los que se ofrecen muestras de una cultura prácticamente desconocida para nosotros.

Pasillo central de Arktikum. B.E.O.

“Aquí se estudia la dura supervivencia de las gentes en Laponia desde la prehistoria hasta la actualidad con el foco puesto en el mismo pueblo, un pueblo cuyas tradiciones no tienen fronteras, ya que vive en terrenos políticamente ocupados por Noruega, Suecia, Rusia y Finlandia. Mucha gente cree que la cultura propia de los lapones está muerta, pero es un error. Hay muchos clichés sobre ellos que no corresponden con la realidad”, comentan.

Los samis ya no viven en tiendas de campaña ni son nómadas. Tampoco visten a diario con su atuendo tradicional y sus desplazamientos los realizan en motos de nieve de última generación. Es el turismo el que pide esas puestas en escena. El interior de las actuales granjas sami está dotado de los adelantos más sofisticados. La irrupción de Internet, por ejemplo, fue fundamental para comunidades tan apartadas en el mar helado del Ártico”.

La motonieve sustituyen en la actualidad a los renos en los desplazamientos.

La motonieve sustituyen en la actualidad a los renos en los desplazamientos. Cedida

Renos estimulantes

La raza lapona siempre ha despertado un marcado interés científico principalmente por su discutido origen, aunque en la actualidad parece haber unanimidad al considerarla caucasoide. Mientras los finlandeses por lo general son altos y rubios, los lapones son de reducida estatura, pómulos salientes y morenos. Tienen su propio idioma, reconocido oficialmente con indicadores bilingües, y durante siglos se han dedicado al pastoreo con el reno como base de todas sus actividades.

El reno es un animal que el lapón aprovecha por completo: la carne, sangre y grasa como alimento, la piel para vestimenta, los tendones para preparar hilos, los huesos como materia prima para utensilios y artesanía, sus tripas como odres… Antiguamente y hasta 1920 se ordeñaban los renos para obtener leche y hacer quesos. Los granjeros lo tienen claro: “Es un animal que, como el camello en el desierto, está perfectamente adaptado a su medio y su aprovechamiento es de una utilidad total”. Por cierto, además de pori, que es la traducción oficial existen más de 300 palabras distintas para denominar al reno conforme a sus múltiples circunstancias, edad, tamaño, color, forma de los cuernos...

Por cierto, que cuando asoma el primer diente a un niño es tradición regalarle la cría de un reno y años más tarde le seguirá el trineo.

Recuerdos de una vida nómada. Cedida

Haciendo historia

El Arktikum ha logrado hacerse con una impresionante colección de objetos de la cultura sami donados por los propios lapones: “Si las generaciones actuales no lo hacen, el material se perderá irremediablemente. Este museo es nuestro y para completarlo debemos aportar cuanto podamos”, dicen con orgullo. La pinacoteca cubre una amplia región ártica, lo que le permite disponer de mapas, cartas marinas y grabados que la representan y se remontan al siglo XVI.

La proyección previa de documentales en torno a la vida sami en el salón de actos sirve para entrar en materia, como también lo es la pantalla que simula los efectos de las auroras boreales sobre el suelo nevado de Rovaniemi. Aquí se tiene muy en cuenta la influencia de la luz y el frío en la vida, así como la protección del medio ambiente.

Las nuevas técnicas permiten que, mediante programas informáticos interactivos se muestre la realidad del Ártico, desde las actividades de los osos polares hasta las cadenas alimentarias y el hielo polar. Los investigadores tienen acceso a bases de datos de literatura ártica y proyectos pasados y en curso sobre el techo de Europa. Me asomo a una de las máquinas y obtengo este dato: El primer literato sami, Johan Turi, vivió de 1854 a 1936 y escribió sobre temas religiosos.

La mayor parte de los escritores lapones, Eino Guttorm, Rauna Paadar-Leivo y Kirsti Paltto por ejemplo, han encontrado sus fuentes de inspiración en los joiku o cantos tradicionales árticos, cuyas tonadas, por cierto, se asemejan mucho a las de los indios norteamericanos.

La cultura de las runas. B.E.O.

El misterio de las runas

Hace más de dos mil años, los pueblos germanos, celtas y vikingos se rigieron por una especie de alfabeto sagrado cargado de esoterismo que les marcaba las normas a seguir en los campos de la agricultura y la guerra. Eran las runas, palabra derivada del término run que significa ciencia, y se creía que su creador fue el mismísimo dios Odín. Esta garantía supuso que se utilizaran como forma de escritura.

Socialmente la utilización de los signos rúnicos en objetos de uso común daba buena suerte, motivo también por el que los vikingos los incluían en sus armas de guerra. Huelga decir que existen numerosas leyendas en torno a las runas, cuyos efectos se extendieron con gran fuerza por el norte de Escandinavia hasta que desaparecieron a mediados del siglo XIII.

Temas de conversación

El lapón, por lo general, es corto en palabras, pero se abre pronto a la conversación si la persona desconocida que se dirige a él le entra por sus tres temas favoritos, los renos, los perros huskis y la pesca. Sus ojos se encandilan cuando se toca el tema del salmón, su principal fuente de ingresos durante siglos.

Una gran mayoría coincide al afirmar que el Tenojoki es el mejor río salmonero del país, de ahí que los pescadores, en temporada, asomen a sus orillas utilizando redes, señuelos o mosca seca para hacerse con impresionantes ejemplares. En ocasiones rompen el hielo de los lagos con grandes brocas y dejan discurrir el sedal por el agujero practicado.

Atención especial en el Arktikum merecen los sistemas utilizados por la cultura sami para la conservación de los alimentos.

Tallas de madera con figuras de vikingos. B.E.O.

Las estatuas de los pobres

Junto a la puerta de acceso a algunas casas ubicadas en los bosques de Finlandia se puede ver la imagen tallada en madera de un viejo soldado, cuando no un vikingo. Mis sospechas de que tal vez representara a un guardián en ausencia de sus ocupantes se deshizo en el Arktikum cuando se me aclaró que se trata de una antigua leyenda conocida como Las estatuillas de los pobres y cuyo origen data de la Edad Media.

Lo que hoy es una pieza fundamental del arte folklórico finlandés tiene su origen en unas estatuillas que antiguamente se ponían en la puerta de las iglesias y que, en realidad, eran huchas para que los fieles colaboraran con sus óbolos en ayuda de los pobres de la región. La costumbre fue derivando hacia su último destino, los inválidos de las guerras. El dinero recogido nunca contribuyó en la economía social del pueblo, pero sí representa una curiosa del arte rural del país.

Puukko lapón con su funda. B.E.O.

El inseparable 'puukko'

Puukko, palabra finlandesa imposible de traducir a cualquier otra lengua, es un arma blanca que se compone de un solo filo ligeramente curvo y acabado en punta engarzado generalmente en un trozo de cuerno de reno. Todo cazador o pescador lapón lo lleva enfundado y colgado de su cinturón y se utiliza para tallar madera y como objeto de defensa en el bosque.

Baste decir que, cuando un muchacho alcanza su mayoría de edad, es el mejor regalo que espera recibir.