La costa guipuzcoana es uno de los mayores tesoros de Euskadi. A lo largo de sus poco más de 90 kilómetros, se pueden apreciar acantilados espectaculares, playas abiertas al Cantábrico y pequeños pueblos pesqueros que mantienen viva la esencia marinera.

Cada año miles de turistas visitan Gipuzkoa atraídos por su paisaje, su cultura y, sobre todo, por su exquisita gastronomía. Naturaleza, mar y tradición se combinan aquí de una forma única, ofreciendo una experiencia difícil de olvidar.

Entre todos estos pueblos, uno de los que mejor representa la esencia de la costa es Getaria, considerado por la revista 'Viajar' como un destino que todo el mundo debería conocer. Este municipio, situado a pocos kilómetros de Donostia, guarda un legado histórico y cultural de gran valor, al tiempo que ofrece una de las mejores experiencias culinarias de la zona.

Getaria, un pueblo pesquero y medieval

La historia de Getaria está íntimamente ligada al mar. Desde sus orígenes, la pesca ha sido la principal actividad de sus habitantes y uno de los símbolos más representativos del municipio es la ballena.

La pesca sigue siendo una actividad fundamental del municipio, y gracias a ello los restaurantes de la zona ofrecen algunos de los pescados más frescos de Euskadi.

Las parrillas de pescado a pie de calle son ya una imagen icónica del pueblo. Saborear un rodaballo, una merluza o un bonito recién salido del mar y cocinado al carbón se convierte en un auténtico lujo, sobre todo si se acompaña con un txakoli de Getaria. Este maridaje perfecto entre mar y tierra es, sin duda, una de las experiencias que hacen de Getaria un destino único.

Patrimonio histórico y cultural

Más allá de la gastronomía, Getaria conserva la huella de su esplendor medieval. El casco histórico, de calles estrechas y empedradas, permite al visitante realizar un viaje en el tiempo.

Uno de los monumentos más destacados es la iglesia de San Salvador, una joya gótica que ocupa un lugar central en la villa y que forma parte del Camino de Santiago del Norte, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El municipio se organiza también en cuatro barrios rurales que muestran su tradición agrícola y pesquera: Askizu, Eizaga, Meagas y San Prudencio. En ellos se encuentran antiguas casas de piedra, viñedos y paisajes que reflejan la esencia tradicional más auténtica. Cada rincón habla de una comunidad que ha sabido mantener vivas sus raíces mientras se abre al turismo y a la modernidad.

El faro de San Antón vigila la costa desde el Ratón de Getaria. J.M. Ochoa

Un destino que lo tiene todo

La costa guipuzcoana es, en sí misma, un atractivo que combina mar, naturaleza y cultura. Sin embargo, pueblos como Getaria hacen que la visita se convierta en algo especial.

Su puerto pesquero, sus playas cercanas, la riqueza de su historia y su gastronomía única convierten a este pueblo en un destino imprescindible. Quien lo visita, descubre mucho más que un pueblo costero: se adentra en una experiencia que resume a la perfección el alma de Gipuzkoa.