El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, acusó ayer a Estados Unidos de intentar “llevar a todo el mundo a la guerra” y ha sostenido que el país “seguirá del lado de la paz” a pesar de los acontecimientos en torno a la invasión rusa de Ucrania.

Orbán alertó así de que el Gobierno estadounidense “no ha abandonado su plan de estrujar a todo el mundo para que encaje en una alianza militar que entregue armas a Ucrania y apoye la continuidad de las hostilidades”, por lo que ha señalado que la amenaza de que el conflicto en Ucrania se convierta una guerra mundial “aumenta día a día”.

“Si estalla una guerra mundial, será una nuclear, ha puntualizado en declaraciones a la emisora de radio nacional Kossuth. “Todo apunta a que los países están, de hecho, muy cerca de utilizar este tipo de armas”, ha asegurado antes de recalcar que es por eso que Hungría “está a favor de un alto el fuego y de que se inicie un proceso de negociaciones para poner fin al conflicto”.

En este sentido, señaló que Ucrania es un país “que no existe a nivel económico” y recordó que el conflicto “podría acabarse pronto si Estados Unidos y la Unión Europea dejaran de entregar ayudas a Kiev”.

Orbán advirtió de que Ucrania, realmente, “ha quebrado a nivel financiero y económico”, por lo que “no existe” a este nivel. “La pregunta es si salvaremos Ucrania”, apuntó. “En este momento, la situación es diferente. Los contribuyentes húngaros también apoyan a Ucrania mediante el presupuesto común europeo. Por eso, está mal que una minoría húngara siga siendo acosada en Ucrania”, incidió antes de explicar que debido a la asistencia prestada, el país sigue funcionando y “se pagan las pensiones y salarios”. “Evidentemente, esto no podrá sostenerse a largo plazo”, zanjó. Unos comentarios calificados de cínicos por el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, Oleg Nikolenko, “cuando su propio país recibe mucho dinero de la Unión Europea para mantener su estabilidad económica”.