Se demuestra una vez más que los hábitos son muy importantes en el ciclismo. Estamos insistiendo en que Pogacar está muy solo, que el equipo no está protegiéndole. Ha entrado muy mal posicionado en la última cota. El Jumbo, que corre como un bloque muy compacto, ensayó lo que ha realizado en esta etapa en la pasada París-Niza. Entonces la estrategia les salió bien y esta vez también han obtenido premio con el triunfo de Van Aert. El único equipo que ha estado en su sitio ha sido el Ineos, independientemente que finalmente el belga ha soltado a todos. Pero estas cosas suelen marcar tendencia. Hay que tenerlas en cuenta. Se está viendo que si existe una opción de vencer a Pogacar es a través de la estrategia de equipo, dejándole solo. El resto de equipos tiene que tratar de sorprender al esloveno y cogerle mal posicionado en etapas que, en principio, no están entre las decisivas. En las jornadas clave seguramente él cerrará los huecos y hará exhibiciones. Sin embargo, en etapas de media montaña da la impresión de que el equipo no es lo suficientemente fuerte. Por ahora se está viendo que no están bien. Tal vez más adelante mejoren. En cuanto a Van Aert, poco más que decir. Va de exhibición en exhibición. Con la tranquilidad de la victoria saldrá camino de Arenberg sin la presión de tener que ganar. Podrá centrarse en ayudar a sus líderes. Creo, no obstante, que Van Aert debía haber parado y tirar junto a Vingegaard y Yates. Así restaba un equipo tirando por detrás. De cualquier forma, vencer en el Tour vestido de amarillo es un logro de mucha repercusión para el Jumbo. Otra exhibición de Van Aert a la espera del pavé. l
Exciclista de Once, Euskaltel-Euskadi y Liberty y director del Grupo Eulen