La limpieza, junto con la atención, la comida o los servicios, son algunas de las cuestiones más valoradas por los clientes de los hoteles. Suelos, muebles, cristales o paredes de las habitaciones lucen casi siempre impecables, así como los textiles, entre los que merecen una mención especial, además de las cortinas o las moquetas, las sábanas de las camas o las toallas del baño.

Respecto a estas últimas, pese a que son sometidas a lavados frecuentes, sorprende a menudo su blancura y su suavidad, algo difícil de mantener en casa. Esto nos lleva a pensar que los servicios de lavandería de los hoteles recurren a complejos procesos y a costosos productos para conseguirlo; sin embargo, nada más lejos de la realidad.

La clave está en un producto sencillo, económico y muy accesible, presente en la mayoría de los hogares y que de un tiempo a esta parte se ha convertido en uno de nuestros grandes aliados en la limpieza y en la desinfección de todos los rincones del hogar: el vinagre blanco.

Producto multiusos

El vinagre blanco es un producto multiusos que en esta ocasión también nos será de gran utilidad y que además es profundamente respetuoso con las prendas. Al contacto con las toallas, el vinagre soltará sus fibras, las suavizará, evitará que se desgasten, eliminará cualquier residuo de detergente y combatirá eficazmente las bacterias. El ácido acético que contiene hace que sea un producto lo suficientemente suave para no dañar los objetos y con la suficiente potencia para descomponer bacterias y manchas.

Toallas lavadas y secas listas para recoger.

En tres pasos

Para conseguir la blancura, limpieza y suavidad que tienen las toallas de los hoteles bastará con seguir unos sencillos pasos. En primer lugar, hay que hacer un prelavado mezclando una parte de vinagre blanco por tres de agua en un recipiente y sumergir las toallas en él durante 20 o 30 minutos. A continuación, añadiremos una taza de vinagre blanco en el compartimento del suavizante de la lavadora. Este actuará como un suavizante natural dejando las toallas con un tacto muy suave y agradable sin restarles capacidad de absorción.

En el lavado, no utilices demasiado detergente porque el vinagre blanco ya actúa como un producto de limpieza y, si te pasas con la cantidad, las toallas quedarán más duras y con un desagradable tacto como si estuvieran mal aclaradas. Tampoco sobrecargues el tambor de la lavadora con demasiadas prendas porque si no este tipo de remedios caseros resultarán mucho menos eficaces.

El tercer paso, el secado de las toallas, también es importante para alargar su durabilidad y puedes hacerlo de dos formas distintas. Una de ellas es introduciéndolas en la secadora, siempre a baja temperatura y junto a una pelota de tenis, lo que les proporcionará una mayor suavidad al frenar el roce de unas toallas con otras. 

Otra forma de secar las toallas es hacerlo al aire libre, evitando exponerlas a altas temperaturas durante un tiempo prolongado para que las fibras no se envejezcan. Es importante agitarlas varias veces para abrir sus poros, eliminar así la transferencia de materiales y de químicos y mantener su suavidad. Así, el vinagre ayudará a evitar la rigidez de las toallas que a veces se produce durante el secado.

Solo o con amoníaco

La ventaja del vinagre blanco sobre los tradicionales suavizantes químicos que podemos encontrar en el súper es que estos tienen algunos compuestos que hacen que se forme una cobertura invisible que impide que los tejidos lavados absorban el agua como deberían. 

También puede utilizarse el vinagre combinado con amoniaco ya que, mientras que el segundo impide que los detergentes se adhieran profundamente a los tejidos, el vinagre blanco hace lo mismo con las sales minerales.

Los expertos señalan que las toallas deben cambiarse aproximadamente cada dos años, pero con estos cuidados es problable que puedas estirar su uso durante algunos meses más.

Ya lo ves, gracias a este sencillo truco podrás disfrutar de unas toallas más suaves y duraderas, algo que agradecerán tanto tu piel como tu bolsillo, una cuestión nada despreciable en estos tiempos.