Cuando llegamos a casa después de un largo día de trabajo o de estudio, lo único que queremos es estar cómodos. La mayoría de las veces nos ponemos el pijama porque es una prenda cómoda, ligera y fresca, y nos la acabamos poniendo tantos días que no nos acordamos cuándo fue la última vez que la usamos y las bacterias se van acumulando en la prenda día tras día. Como consecuencia, nos puede generar infecciones en la piel, acné o irritación cutánea porque la prenda recoge gran parte del sudor y las células muertas que desprende nuestro cuerpo.

Para prevenir los contagios, es recomendable lavar el pijama cuando han pasado entre tres y cuatro días desde que lo pusimos limpio, un plazo de tiempo que podemos ampliar si nos duchamos antes de acostarnos. Sin embargo, el Instituto de Limpieza estadounidense afirma que si usamos más de una semana la ropa de cama como el pijama, puede provocar cistitis y alteraciones en la dermis. Por eso es sugerible lavarlo cada tres o cuatro días, una semana como mucho. Pero, ¿cómo incluir esta práctica en nuestra logística cotidiana?

Los especialistas de salud americana sugieren que tengamos más de un pijama, por lo menos unos tres. Además, cuando tenemos varios para ponernos, no nos da pereza cambiarlos y echar a lavar el que llevemos puesto. También hay que disponer de pijamas de distintos tejidos, para tener siempre el adecuado para cualquier época del año y, en el momento en que queramos lavar alguno, podemos hacer cambio de tejido basándonos en la temperatura del momento. A la vez se recomienda anotar cuándo nos lo ponemos para poder cambiarlo adecuadamente sin saltarnos la fecha porque mientras más lo usemos, con más frecuencia hay que lavarlo.  

Pijamas lavándose. Freepik

Los del instituto recomiendan lavar el pijama en la lavadora a una temperatura de 30 °C, es suficiente para acabar con las bacterias y evitar que se dañen los colores. Si se lava el pijama cada tres días, mucho mejor, igual que las sábanas. Hay que recordar que el cuerpo humano desprende células que se quedan pegadas tanto en las pijamas como en las sábanas.  

Como consecuencia, no lavar el pijama podemos sufrir grandes problemas dermatológicos y de higiene porque cuando tardamos mucho tiempo en lavarlo, pueden surgir complicaciones cutáneas en la piel. Algunos de estos problemas tienen que ver con el hábito de no usar ropa interior, pero estos son los más frecuentes: irritación en la piel, cistitis, tinea cruris o tiña inguinal (es una infección que nos puede provocar la ropa que no está limpia, es demasiado ajustada o está mojada) o proliferación de bacterias como el estafilococo.  

Acciones tan sencillas como no lavar el pijama o dejarlo por mucho tiempo sucio puede perjudicar mucho nuestra salud. Por si fuera poco, no hay ninguna sensación tan placentera como ducharse y ponerse un pijama limpio, de esa manera podremos caer en un sueño muy profundo sin generar bacterias en nuestro cuerpo.