Cinco miembros de una banda dedicada al tráfico de cocaína y cannabis en dos bares de las localidades guipuzcoanas de Zizurkil y Andoain han sido condenados este lunes a penas que oscilan entre los siete años y medio de cárcel impuestos al cabecilla, y los cuatro años y medio que han correspondido a los otros cuatro.

Un sexto inculpado ha sido condenado a un año y medio de prisión, únicamente como responsable de un delito de tráfico de drogas, ya que no formaba parte de la organización.

Todos los encausados, de origen marroquí, han reconocido los hechos durante el juicio celebrado este lunes en la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa, que ha accedido a aplicar la atenuante de adicción a las drogas a cinco de los procesados (todos menos el líder).

Asimismo, ha accedido a suspender el cumplimiento de la pena de cárcel a estos cinco hombres con las condiciones de que no vuelvan a delinquir en los tres próximos años y de que concluyan el tratamiento de deshabituación a los estupefacientes que iniciaron durante el tiempo que han pasado encarcelados en situación de prisión provisional.

Por el contrario, el líder de la organización, que también ha sido condenado por tenencia ilícita de armas, deberá continuar encarcelado hasta cumplir dos años y medio de cárcel, tras lo que será expulsado de nuestro país con la prohibición de regresar durante diez años. Todos los condenados deberán hacer frente asimismo al pago de distintas multas económicas.

Los hechos enjuiciados fueron descubiertos a raíz de una operación del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) que permitió el arresto de los acusados, cinco de los cuales constituían "un grupo criminal dedicado al tráfico de sustancias estupefacientes" que utilizaba como puntos de venta los citados establecimientos hosteleros, regentados por dos "lugartenientes" de esta organización perfectamente "estructurada" y jerarquizada, según recoge el escrito de acusación de la Fiscalía.

Por encima de ambos, se encontraba el considerado líder de la banda, quien se encargaba de "gestionar y dirigir" los dos bares así como al resto de integrantes del grupo, a quienes supuestamente "impartía las órdenes oportunas fundamentalmente por vía telefónica".

Los tres condenados restantes, desempeñaban "funciones de venta" de la droga en los dos bares, aunque uno de ellos sin formar parte orgánica de la banda.

Para llegar a detenerlos, agentes del CNP establecieron sendos dispositivos de vigilancia en torno a los dos establecimientos citados para intentar "identificar a los vendedores de las sustancias estupefacientes". Durante los operativos identificaron a "numerosos" compradores a los que les intervinieron las sustancias "adquiridas en el interior" de los bares.

Estas actuaciones también permitieron "constatar" el "vínculo" existente entre ambos locales que intercambiaban "diversas mercancías" y entre los que se movían distintas personas. Asimismo, las intervenciones telefónicas autorizadas por el juzgado revelaron "la interrelación y comunicación" que había "entre los acusados" para la "distribución de sustancias estupefacientes", así como "innumerables contactos telefónicos con los compradores" de la droga.

En los registros de las viviendas de los encausados, practicados en el curso de la citada operación policial, los agentes se incautaron de diferentes teléfonos móviles y balanzas de precisión, así como de un total 215,71 gramos de cocaína y de 2,151 kilos de resina de cannabis, valorados en su conjunto en 32.662 euros.

Asimismo, intervinieron un total de 7.917 euros en metálico supuestamente "procedentes del beneficio obtenido de la actividad ilícita del tráfico de drogas". Durante la entrada realizada en la vivienda del líder de la banda, los policías también ocuparon una pistola "recamarada" para disparar cartuchos con todos los troquelados borrados.