Un vecino de Arrasate está siendo investigado por ser el autor de una serie de daños aparecidos en la cueva de Lezetxiki, declarada Bien Cultural de Protección Especial. Entre los desperfectos ocasionados se encuentran numerosas pintadas y grafitos en las paredes y techos de la cavidad.

Según ha informado en un comunicado el Departamento vasco de Seguridad, la investigación se inició en febrero de este año cuando arqueólogos del Servicio de Patrimonio Histórico-Artístico y Archivos del Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Gipuzkoa constataron que la cueva de Lezetxiki sita en Arrasate había sufrido los citados daños. Además, la valla perimetral que protege la cueva estaba rota y se había procedido a realizar catas clandestinas para desenterrar posibles restos arqueológicos.

Así las cosas, la Diputación de Gipuzkoa interpuso la pertinente denuncia por daños contra el patrimonio histórico y expolio arqueológico. La investigación fue asumida por la Sección Central de Medio Ambiente, Urbanismo y Patrimonio Histórico de la Ertzaintza (S.C.D.M.A.), que puso en marcha la operación Hartza.

Agentes de la Policía vasca descubrieron que "una persona desconocida, equipada con material de espeleología había accedido al interior de la cueva sin permiso de la Diputación y había permanecido en su interior durante varias horas". Esta persona, un vecino de Arrasate, está acusado de un presunto delito de daños contra el patrimonio histórico y expolio arqueológico.

Una vez finalizadas las pesquisas policiales, el caso fue remitido a la Fiscalía Delegada de Medio Ambiente, Urbanismo y Patrimonio Histórico de la Fiscalía Provincial de Gipuzkoa.

De seis meses a tres años de prisión

Según informa Seguridad, los delitos de daños contra el Patrimonio Histórico están recogidos en el artículo 323 del Código Penal, que castiga los daños o el expolio de bienes de valor histórico, artístico, científico, cultural o monumental, o en yacimientos arqueológicos, terrestres o subacuáticos, y contemplan la pena de prisión de seis meses a tres años o multa de doce a veinticuatro meses. Además, el acceso no autorizado a cualquier yacimiento arqueológico, las intervenciones arqueológicas sin autorización de la Diputación Foral o el uso de detectores de metales en zonas arqueológicas pueden ser constitutivos de infracciones administrativas contra la Ley de Patrimonio Cultural Vasco, que recoge multas para sus autores de hasta 100.000 euros en los supuestos leves, hasta 250.000 euros en los graves y de hasta 1.000.000 de euros en los muy graves.

Asimismo, la Ertzaintza recuerda que ante el hallazgo casual de restos arqueológicos se debe informar inmediatamente a la Diputación Foral o al Ayuntamiento correspondiente para que procedan a la recogida de los vestigios con metodología arqueológica.

"Las denominadas catas clandestinas, realizadas por furtivos para desenterrar huesos de oso, bóvidos, humanos, etc., de gran valor paleontológico, destruyen el contexto arqueológico en el que se encuentran los restos arqueológicos, ocasionando una pérdida irreversible de información histórica. Ante cualquier sospecha de realización de actividades ilegales en yacimientos o zonas arqueológicas, como el uso de detectores de metales, excavaciones ilegales, etc. la Ertzaintza recomienda llamar al teléfono 112 para que una patrulla proceda a la comprobación de los hechos y se inicie el procedimiento correspondiente", solicitan.