Aunque su inauguración oficial no será hasta el próximo lunes, un total de 200 personas han tenido la oportunidad de ver este viernes el interior del nuevo edificio GOe (Gastronomy Open Ecosystem) del Basque Culinary Center en Donostia antes que nadie. Han supuesto el “minuto 0” de un centro dedicado a la ciencia, innovación y emprendimiento gastronómico que ha sorprendido a la mayoría de los asistentes: “La primera impresión es muy buena”.
El director general del Basque Culinary Center (BCC), Joxe Mari Aizega, ha sido el encargado de dar a primera hora de la mañana la bienvenida a las 200 personas inscritas en la primera visita guiada organizadas por la propia entidad. “Detrás de este edificio, ha habido mucho trabajo y sois los primeros en verlo y visitarlo. Espero que os guste”, ha comenzado su intervención en el auditorio del nuevo centro, donde la expectación por ver el interior de un edificio que ha dado mucho de lo que hablar en el último año era máxima.
“Llevamos catorce años de actividad como facultad y centro de investigación. Nos hemos dedicado, principalmente, a la hostelería y la restauración, pero veíamos la necesidad de avanzar en la gastronomía del futuro, que debe ser más saludable, sabrosa y sostenible. De esa necesidad nace el GOe”, ha indicado, antes de dar paso a Asier Alea, director de desarrollo global del BCC, encargado de contextualizar todo lo que va a ocurrir a partir de ahora en las cinco plantas de este edificio: “La visión es clara: crear el mejor centro del mundo en innovación gastronómica”.
“Es algo muy atrevido, pero que nace sobre algo real”, ha indicado, en referencia a la trayectoria ya consolidada por el BCC gracias al edificio situado en Miramon, pero con un plus más, la interacción con la ciudadanía. “Queremos que esté abierto a todos”, ha asegurado, desvelando que a partir del próximo mes se desarrollarán entre dos y cuatro actividades, como talleres y conferencias, cada semana, que se complementarán con los seis másteres de formación (tres ya están en marcha, dos lo harán el próximo año y uno en 2027), programas de doctorado y empoderamiento y proyectos de centro tecnológico.
Aulas abiertas, restaurante, cocinas, laboratorio…
El nuevo edificio, de hasta 1.329 metros cuadrados, ha sido diseñado en base a ese ecosistema entre formación, investigación y ciudadanía por el arquitecto danés Bjarke Ingels. Aunque parte del mismo todavía no está abierto al público, incluida la espectacular cubierta ajardinada que corona la cima y por la que será posible transitar, la visita guiada ha permitido dar una buena pincelada de lo que se gestará entre los fogones del GOe los próximos años.
De este modo, divididos en varios grupos, los primeros visitantes han podido conocer las aulas para la ciudadanía, situadas en la planta baja del edificio, en las que se fomentará “el aprendizaje a partir del disfrute”. En este espacio se instalarán varias cocinas con las que se impartirán talleres de formación y proyectos de sensibilización gastronómica “para todos los públicos”. La disposición del BCC a esta apertura al público general se refleja en las amplias cristaleras del aula, que permiten ver desde el exterior todo lo que se lleva a cabo dentro. Estas actividades comenzarán el próximo mes y contarán con hasta ocho talleres de dos horas y media cada uno hasta final de año.
De la planta más baja, los visitantes han ascendido hasta la más alta (a falta de la apertura de la cubierta), donde se encuentra el restaurante, que cuenta con una de las vistas más espectaculares de la ciudad hacia la playa de La Zurriola. Este espacio, que “cierra el círculo del proceso de GOe”, permitirá a la gente probar los alimentos que se desarrollen en el propio centro y lo hará, además, tratando de ser “una casa”, con una mesa central de gran tamaño hecha a medida en Iparralde y con una barra de servicio que está por instalar. El restaurante abrirá sus puertas en enero, aunque el mes que viene se dará a conocer su nombre.
Bajo este restaurante, que cuenta con una terraza ajardinada, en el tercer piso, se encuentran las cocinas dirigidas a los estudiantes. Un total de dieciséis fuegos dirigidos a cada alumno, con planchas y horno propio, que convertirán a este espacio en el “de mayor actividad del GOe” y cuya actividad también se podrá ver desde fuera gracias a las amplias vidrieras.
La segunda planta, por su parte, es el espacio de coworking, con una sala central de gran tamaño abierta a cualquier persona. En ella se desarrollarán las conferencias gratuitas (entre dos y tres por semana con nombres como los de Gabriela Uriarte, Alice Casiraghi y Álex Remiro para comenzar) de una programación que busca ser colaborativa. “Cualquier sugerencia será aceptada”, han apuntado.
Además, en este espacio se llevará a cabo el apoyo y acompañamiento a los proyectos de emprendimiento con el objetivo de mejorarlos.
La visita ha finalizado en la primera planta, en la que tiene cabida el laboratorio, con un espacio destinado a la microbiología, y con otro a la cocina, diseñada buscando la flexibilidad necesaria para la investigación, con mesas con ruedas que se pueden configurar según la necesidad y con una vidriera que da al interior del propio edificio, desde el que se podrá seguir el trabajo diario de los científicos y cocineros.
“Me he quedado alucinado”
“Me está pareciendo muy interesante y se pueden hacer muchas actividades. Hay varias pegas, pero lo que es el proyecto me está gustando mucho”, ha confesado Elena, una de las visitantes durante el recorrido. “Veo que sí que hay mucho acceso a la ciudadanía. Yo estoy en Jakitea, una asociación de cocina vasca tradicional, aquí hay muchas cosas que se pueden hacer con gente que viene de la calle”, ha afirmado esta vecina del barrio de Gros, que ve el edificio como un espacio “para poder juntarnos y hablar”.
José Ramón, también vecino de la zona, ha salido del edificio con la misma impresión. “Me he quedado alucinado. Vivo aquí mismo, lo he visto construir y si queda realmente como se ve en las fotografías, la impresión es buenísima”, ha asegurado este aficionado a la gastronomía. “Me gusta mucho la cocina y una de las cosas que más me han gustado es que esté también enfocado a los más pequeños. Yo soy de sociedad y me gusta comer, pero que tenga en cuenta otro tipo de comidas más saludables me parece maravilloso”, ha agregado.
“Es muy interesante. Tenía interés por verlo por dentro y me apunté”, ha apuntado, por su parte, Bixi, otra visitante que había tratado de informarse previamente del uso del edificio. “Sabía que iba a ser, sobre todo, en innovación, así que tenía curiosidad por ver cómo iba a estar abierto a la ciudadanía”, ha indicado, mientras que otra asistente, que ha preferido no revelar su nombre, ha destacado el aspecto innovador del centro. “El proyecto es bonito. Le falta un poco, pero es normal porque siempre al hacer algo nuevo queden cosas por terminar. Para ver cómo estaba hace un par de semanas ha quedado muy bien”, ha comentado.
Al mismo tiempo que se estaban llevando estas visitas, en el exterior ha habido una pequeña concentración de protesta por la construcción del edificio, a la que le seguirá una segunda convocada para el próximo lunes a las 18.00 horas. Según han denunciado, el GOe nace del “expolio del patrimonio público”, al haberse construido en una parcela municipal cedida al BCC, y ante el “desprecio y negación de la participación popular”. “Por su carácter elitista, el BCC-GOe contribuirá sin duda a que el precio de la vivienda se incremente notablemente en todo el barrio de Gros-Ulia”, han lamentado.