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La Fiscalía de Gipuzkoa alerta del acoso “tecnológico” a mujeres víctimas de violencia de género

Observa con preocupación la “comisión de múltiples delitos” a través de programas espías de seguimiento

La Fiscalía de Gipuzkoa alerta del acoso “tecnológico” a mujeres víctimas de violencia de géneroPablo Viñas

El calvario para unamujer víctima de violencia de génerono cesa con la denuncia. El hostigamiento puede alcanzar tintes crueles y perpetuarse a través de diferentes vías. La Fiscalía de Gipuzkoa alerta del incremento de delitos de violencia cometidos a través de nuevas tecnologías, y pone el ejemplo del stalking, esa conducta intrusiva y obsesiva que busca controlar, intimidar o acosar, y que ha estado muy presente en el territorio durante el último año, según refleja la memoria del Ministerio fiscal.

“En la actualidad existen multitud de medios tecnológicos vía Internet mediante los que las parejas pueden saber todo sobre la otra parte. Existen programas espías que permiten vigilar todos los movimientos del propietario del dispositivo telefónico o electrónico, y facilitan la comisión de múltiples delitos sobre la víctima”. Es el escenario virtual que tiene un demoledor impacto en la vida real y que describe la Fiscalía de Gipuzkoa en materia de violencia de género, que registra un aumento de actuaciones judiciales: la incoación de un 4,5% más de diligencias urgentes, y un 15,77% de diligencias previas durante el último año.

Una lacra social que, en su versión más descarnada, deja este 2025 en el Estado un total de 27 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas. Son 1.321 desde 2023, cuando se comenzó a elaborar la estadística de feminicidios por violencia de género. Cinco de las víctimas mortales habían denunciado a sus parejas. Un calvario que siempre arranca tiempo atrás.

De hecho, en Gipuzkoa durante este último año se ha detectado “un número significativo” de procedimientos en los que el investigado por violencia de género “hostiga insistentemente” a la víctima mediante el envío de mensajes de WhatsApp. Es el modo más habitual de ejercer una presión que resulta insoportable, aunque también se emplean otros medios en los que, “sea o no delictivo su contenido, crean en la víctima una situación de intranquilidad y desasosiego”.

"Llegué a recibir cien llamadas de él"

Este periódico tuvo ocasión de conocer de cerca lo que supone vivir en primera persona esa espiral de violencia. Fueron días, semanas, meses de pesadilla absoluta para Diana Uranga. Esta donostiarra de 53 años, víctima de malos tratos, narró su trágica experiencia. “Hubo mañanas en las que llegué a recibir cien llamadas de él en el trabajo. Y el acoso incluso dio un paso más. Llegó un momento en el que yo solo respondía a las llamadas de mi hija o de mi jefe. Sin embargo, cuando yo creía que se estaban poniendo en contacto conmigo, porque veía sus números en la pantalla, cogía y no eran ellos. Era él”.

Cuando todo el mundo comenzaba a recelar de su versión, se supo lo que realmente ocurría. El agresor se había bajado a través de PlayStore una aplicación para que pareciera lo que no era. Se había descargado un programa para que las llamadas aparecieran a nombre de las dos únicas personas a las que cogía el teléfono. “Cuando se descubrió todo, respiré más tranquila. No estaba loca”, suspira la mujer, que en el plazo de nueve meses tuvo que cambiar de número de teléfono en tres ocasiones.

También lo hizo con su correo electrónico. “Él, pese a todo, me localizaba. Quería llevarme a una situación en la que pensara que había perdido la cabeza”. Fue un día festivo cuando Diana se armó por fin de valor para denunciar su tormento en comisaría.

Acreditar la autoría del investigado

En estos casos, los Fiscales hacen especialmente hincapié en la práctica de todas las diligencias necesarias para acreditar la autoría del investigado. Asimismo, requieren a la víctima que aporte todas las conversaciones y su transcripción, así como los datos correspondientes a las compañías telefónicas. Aclarar la autoría de los hechos no resulta sencillo. De hecho, como relató Uranga a este periódico, en su caso guardó “miles de mensajes amenazantes” que de nada sirvieron durante el juicio, “porque los guardaba en mi correo, y dijeron que yo los podía haber manipulado. El maltrato psicológico es tan difícil de demostrar, que hay veces que casi prefieres que te pegue para que se pueda comprobar lo que está ocurriendo”, llegó a confesar.

En algunas ocasiones, según señala la memoria fiscal, se observa que la víctima tiene dificultades para evitar el contacto con el investigado, porque desbloquea el teléfono móvil para mantener conversaciones con él en relación a sus hijos menores de edad. Y los investigados -añade el Ministerio público-, suelen realizar llamadas desde números ocultos, que son atendidas por las perjudicadas al desconocer quién es el autor de las llamadas.

"El maltrato psicológico es tan difícil de demostrar, que hay veces que casi prefieres que te pegue para que se pueda comprobar lo que está ocurriendo"

Diana Uranga . Donostiarra víctima de malos tratos

El anonimato que permiten los medios tecnológicos está favoreciendo su uso para la comisión de estos delitos”. Señala la fiscalía que el autor se siente con una mayor sensación de seguridad al cometerlos, “amparado por la dificultad en la averiguación de la identidad, del perfil o cuenta” desde los cuales se llevan a cabo.

La Fiscalía de Gipuzkoa señala que el uso de las redes sociales ha provocado que se produzca un aumento de los delitos de violencia de género a través de Internet, fundamentalmente amenazas, quebrantamientos, injurias y vejaciones. En algunos casos, cuando los menores se convierten en víctimas son los padres y madres quienes interponen la denuncia “dado que es frecuente que los hijos e hijas normalicen las conductas, mostrándose vulnerables ante la situación que atraviesan”.

"Están juzgando a hombres por tener pene"

A pesar de este descarnado relato, formaciones como Vox se siguen reafirmando en negar la violencia machista. Así lo volvieron a demostrar el viernes pasado en unas polémicas jornadas en el Congreso, celebradas junto a la Asociación Nacional de Ayuda a las Víctimas de Violencia Doméstica (Anavid). "Este país está juzgando a hombres con nuestros impuestos solamente por tener pene", aseveró el vicepresidente esta entidad, Jesús Muñoz, quien llegó a indicar que las leyes de violencia de género vulneran los derechos fundamentales y crean un "Estado de terror".

La ministra de Igualdad, Ana Redondo, censuró el "aquelarre negacionista" de Vox en el Congreso, lleno, a su juicio, de "bulos, mentiras, machismo e ignorancia", según defendió en un mensaje escrito en X, algo que todavía causa más indignación si cabe cuando son menores las víctimas de violencia de género.

En estos casos, a pesar de que se nieguen a declarar ante el Juzgado y se acojan a la dispensa del artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, la Fiscalía de Gipuzkoa explica que solicita que se adopten las medidas cautelares necesarias para protegerles. “El principal problema que se plantea en estos casos es la falta de prueba, o dificultad de obtenerla lo cual provoca la impunidad de muchos de los autores de estos delitos”, advierte el Ministerio Fiscal.

En la actualidad 2.263 guipuzcoanas viven bajo protección policial, 156 más que el año pasado y la cifra más alta jamás registrada en el territorio. La Fiscalía de Gipuzkoa informa de que cuando una víctima de violencia de género solicita una orden de protección y tiene hijos menores que han estado expuestos al clima de violencia intrafamiliar por haber presenciado actos de violencia hacia su madre, el Fiscal solicita que, como medida civil, se acuerde la suspensión del régimen de visitas durante la tramitación del procedimiento.

Los Fiscales, con carácter general, solicitan la suspensión del régimen de visitas del investigado hacia sus hijos menores cuando la víctima solicita una orden de protección (tanto si han sido víctimas de violencia doméstica como si no se ha producido ningún acto de violencia doméstica sobre ellos), cuando estos menores han presenciado actos de violencia de género hacia la perjudicada.