Integrantes de Irungo Harrera Sarea han solicitado este viernes a Cruz Roja una mayor “flexibilidad” en el modelo de acogida a personas migrantes que llegan a la muga y son atendidas en el centro de Hilanderas que gestiona la organización. Esta entidad, que ha pedido que se hagan públicos los criterios de admisión, pone sobre la mesa la necesidad de trabajar “de la mano” con todos los agentes implicados para dar una respuesta “lo más integral posible”.
Y lo hizo mirando hacia el norte, al endurecimiento de la política migratoria del Estado francés, que hace prever un aumento de devoluciones a este lado de la muga. Una realidad que, según han expuesto, comienza a constatarse. El mes pasado Irungo Harrera Sarea atendió a quince malienses que se encontraban “en el exterior del recurso de Cruz Roja. Estaban en dos tiendas de campaña, a la espera de una cita para poder realizar su solicitud de asilo. Son peticiones que responden a esta nueva situación y que, según nos tememos, van a ir en aumento a partir de ahora”, según ha advertido Itziar Gómez, integrante de la red ciudadana.
Los conservadores franceses han nombrado líder al ministro del Interior, Bruno Retailleau, con la vista puesta en las elecciones presidenciales de 2027. Un hombre conocido por sus posiciones de mano dura, y que se ha hecho fuerte endureciendo precisamente de forma considerable las condiciones de regularización de personas inmigrantes sin papeles, fijando nuevas reglas en sustitución de las que estableció su predecesor Manuel Valls, dentro de un Ejecutivo socialista.
Ahora ha dado un paso más al anunciar la creación en Biriatou de una unidad de inteligencia especializada en inmigración ilegal. Aunque todavía es pronto para calibrar el efecto real para las personas que cruzan el paso fronterizo, desde Irungo Harrera Sarea señalan la necesidad de anticiparse en la respuesta necesaria. “Vemos que es un problema que va a ir a más con personas que se quedan en la calle y a la espera”, ha indicado Gómez, que ha comparecido este viernes junto a otra integrante de la entidad ante la Comisión de Cuidados y Políticas Sociales de las Juntas Generales. Lo han hecho a petición de EH Bildu para informar de la actual situación en la muga, donde los tránsitos no cesan.
Nueve de cada diez, de Canarias
Un total de 6.243 personas migrantes fueron atendidas durante el año pasado en el Centro Hilanderas de Irun gestionado por Cruz Roja de Gipuzkoa. Nueve de cada diez llegadas proceden de Canarias. Se trata de un 53% más con respecto a 2023, con un volumen de atenciones que se centró principalmente en los tres primeros meses.
Paralelamente a ese trabajo institucional, del que se desprenden estos datos, se desarrolla el que realiza Irungo Harrera Sarea, una red ciudadana que nació en el verano de 2018 en plena crisis migratoria para dar respuesta a la situación "en la que quedaban personas abandonadas y sin derechos en la estación de tren de Irun”. Por su trabajo a pie de calle, esta red se convierte en una referencia diaria de la evolución del hecho migratorio.
Desde que nació, ha vivido momentos de tensión con las insituciones, al hacer unos y otros lecturas bien diferentes de la situación. “Es cierto que entre Cruz Roja y nosotras hemos vivido diferentes situaciones, y que en ocasiones nos hemos encontrado con una pared administrativa a la hora de tender la mano”, han reconocido desde Irungo Harrera Sarea, que en todo caso apuestan por “abrir un proceso de reflexión” para mejorar entre todos los agentes implicados la respuesta que se ofrece a un colectivo tan vulnerable.
La red ciudadana cree que es necesario flexibilizar los actuales requisitos de acogida, y expone a modo de ejemplo que se acepte en los recursos a personas “que llevan más de un año” en el territorio. La normativa actual, al tratarse de un dispositivo de emergencia, no contempla estos supuestos, pero desde Irungo Harrera Sarea alertan de que “hay personas que quedan en situación de calle”.
Parte de ese colectivo cuenta con el Centro de Inclusión Zubia del Ayuntamiento de Irun, un dispositivo para el que se está buscando una ubicación más idónea “para adaptarlo a las nuevas necesidades”, según ha dado a conocer esta semana el Ayuntamiento. El Consistorio irunés considera que el sinhogarismo “está aumentando en todas partes, y tiene que llevarse a cabo una estrategia común de todas las administraciones”.
Según ha indicado Gómez, en ocasiones, la red ciudadana se ve obligada “a buscar una solución habitacional, y también hemos utilizado para estas personas tiendas de campaña que han sido retiradas tras darse el aviso. Es una situación muy preocupante”, ha reconocido, haciendo especial mención a los menores que llegan a la muga.
Todo ello ocurre en un contexto en el que, aparentemente, han desaparecido los controles policiales. Pero Irungo Harrera Sarea insiste en que sólo aparentemente, ya que “una vez que pasan el puente, ahí están los gendarmes. Hay quienes consiguen su objetivo a la primera, pero se ven obligados a intentarlo una y otra vez. Es una situación de estrés a la que se suma el hecho de no poder hacer más de tres noches en los recursos oficiales. La desesperación por todo ello la conocimos en 2021, con el fallecimiento de ocho personas tratando de atravesar el Bidasoa”.