La exabadesa del Monasterio de Belorado, Laura García de Viedma, admite que la decisión de abandonar la Iglesia católica hace un año ha generado en la comunidad religiosa burgalesa un "gran desarraigo", además de estigmatizarlas, e insiste en que no han tenido intención de engañar a nadie.

García de Viedma (sor Isabel) ha asegurado, en un vídeo remitido por el jefe de prensa de las exmonjas, que "lo que más les ha costado ha sido la ruptura con la orden de las clarisas", que ha derivado en un "gran desarraigo", por su parte, un "éxodo impresionante", por parte de las clarisas y otras órdenes religiosas.

Insiste en que la ruptura la han protagonizado ellas, pero "nunca pensaron que nadie las iba a volver a hablar", ha reconocido, y solo son una o dos personas las que todavía preguntan cómo se encuentran y se ofrecen a ayudar, pues para el resto de la comunidad de religiosas y religiosos "ya no existen".

"Es una sensación como si fuéramos leprosas", ha lamentado, y la experiencia que están viviendo la lleva a cuestionar que en la Iglesia exista esa acogida al diferente que tanto se predica, al diferente, al migrante, al enfermo, puse no han sentido un "afecto de caridad" después de tomar una decisión meditada, ha insistido.

También se muestra "estupefacta" ante aquellos que afirman sentirse engañados; "nosotras no hemos tenido intención de engañar a nadie ni sentimos que hemos engañado a nadie", ha afirmado, aunque quien así lo crea "es muy libre" de creerlo.

Silencio y distancia es lo que han sentido las exmonjas de Belorado durante el primer año del cisma, además de un "ataque sistemático, diario y continuado", y valora que la comunidad siga "muy unida", aunque se haya tenido que separar para que tres religiosas gestionen el restaurante abierto en Arriondas (Asturias).

Visita al juzgado este miércoles

Las declaraciones de Laura García de Viedma se producen un día antes de que el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, declare en el Juzgado de Briviesca por la denuncia interpuesta por las exmonjas contra él, en calidad de comisario pontificio, por coacciones, administración desleal y revelación de secretos.

Las exmonjas apuntan en su denuncia que Iceta ha actuado con intención de asfixiar económicamente a los monasterios, a través del control de las cuentas bancarias, "dejándolas desprovistas de toda capacidad para asumir el pago de sus compromisos económicos".

Por su parte, el Arzobispado ha insistido en que como comisario pontificio Iceta está facultado tanto canónica como civilmente para ejercer como administrador y representante legal de los monasterios, y "así se ha sido reconocido por todas las administraciones públicas y por las entidades bancarias".

Este miércoles, la vista de diligencias previas arrancará en el Juzgado de Briviesca a las 11:00 con la declaración de las exmonjas, en calidad de denunciantes. Son cuatro las que forman parte del proceso. A las 13:00 está previsto que declare el arzobispo de Burgos como denunciado.