Una semana sí y otra también, la Protectora de Animales de Gipuzkoa recoge mascotas perdidas en la calle, la mayoría de ellas por despistes de sus dueños, pero también, alertan, por propietarios que quieren deshacerse de ellas. “La mayoría de los animales que llegan se han escapado en un despiste, pero se intenta abandonar muchísimo”, asegura Cristina Mintegui, una de las trabajadoras de este centro que, salvo aves, recoge prácticamente cualquier animal perdido.
De este modo, por sus instalaciones en Usurbil han pasado desde perros y gastos extraviados, lo más habitual, hasta conejos, gallinas y una cabra domesticada “que te persigue como un perrito” y que sigue esperando a su dueño. “Viene mucha gente también a la que se le ha perdido el periquito o el agapornis, pero no los recogemos”, explica.
Los más comunes son los perros, que llegan a la protectora bien por gente que los recoge en la calle, bien por la Policía Municipal que los entrega para su cuidado. La mayoría de ellos lo hacen con microchip, por lo que desde la propia asociación se ponen en contacto con sus propietarios para que acudan a recogerlos. “También es habitual que vengan aquí directamente a preguntar si hemos encontrado a su perro. Muchos están desesperados y lo pasan muy mal, incluso sin poder dormir. Cuando les decimos que está aquí, se ponen supercontentos, aunque hay de todo. Incluso nos han acusado más de una vez de robarles el perro”, apunta Mintegui.
“Muchos dueños están desesperados y se ponen supercontentos si les decimos que están aquí”
La causa más habitual de extravío es que el animal se escape estando suelto y no sepa regresar con su propietario. Aún así, también es habitual dar con mascotas que han sido abandonados a propósito. “Esta misma semana nos han llegado dos setters muy mayores, de diez años, que los han dejado libres en la calle”, revelan desde la protectora que, en estos casos, trata de dar con sus dueños o gente que los conozca difundiendo imágenes de los animales.
“Todavía hay mucha gente que coge un cachorro y que cuando se hace mayor ya no quiere la responsabilidad. Cada día nos viene gente que quiere dejarnos su perro, pero nosotros no los cogemos. Como mucho podemos difundirlos para ver si alguien se quiere hacer cargo de ellos”, explican, señalando que todos los animales que llegan sin microchip salen con él. “Incluso si aparece su dueño le obligamos a ponérselo”, afirman.
Gatos domésticos
Además de perros, la protectora guipuzcoana recoge numerosos gatos cada semana. “Si son dóciles sabemos que vienen de una casa. Hace poco, por ejemplo, llegó uno que se lo encontraron sentado en un banco de la calle. Los gatos son muy curiosos, por lo que es habitual que se escapen por ventanas y balcones y acaben perdidos”, indica Mintegui.
Es habitual, además, que estos felinos lleguen a la protectora con alguna herida en la boca, señal de que han caído a la calle desde algún piso. En caso de que tengan microchip, al igual que con los perros, se ponen en contacto con sus propietarios. El problema está, no obstante, cuando carecen de ellos.
“Cuando viene un gato porque se ha muerto su dueño y no tiene familia o los hijos no quieren hacerse cargo de él, es una tragedia. Si han vivido toda su vida en una casa, aquí se estresan porque tienen que compartir espacio con otros gatos en espacios pequeños y no lo soportan. Muchos dejan de comer y se dejan morir por más que intentamos evitarlo”, alerta.
Espacio limitado
Más allá de perros y gatos, la protectora también recoge conejos que, según sus sospechas, son abandonados. “La gente se aburre de ellos y los lleva a la hierba de un parque y los dejan allí porque ya no los quieren”, explica Mintegui, poniendo más ejemplos de otros animales, como gallinas. “Tenemos varias que llegaron bastante mal, en señal de haber estado en algún sitio en muy malas condiciones”, agrega.
“Hace falta una mayor responsabilidad. Si coges una mascota, lo haces con todo lo que conlleva”
“Nosotros tenemos un cupo de espacio, por lo que no podemos coger por coger y la gente no termina de entenderlo”, indican desde la asociación, que no se hace cargo de animales exóticos. Solo el pasado año la protectora recogió en torno 800 perros y gatos perdidos o abandonados, de los que 235 fueron recuperados por sus dueños y otros 258 fueron adoptados.
“Todavía hace falta una mayor responsabilidad por parte de la gente. Si se coge una mascota, se hace con todo lo que ello conlleva. No vale que un día te aburras del animal y ya no lo quieras. Es algo que hay que pensar bien antes de hacerlo”, recuerdan desde la protectora.