Cinco agresores con antecedentes por violencia machista reciben actualmente ayuda del servicio de atención psicológica de la Diputación de Gipuzkoa. Se trata de un tratamiento especializado que se lleva a cabo siempre bajo una serie de condiciones: que el caso no esté judicializado, que haya un compromiso del usuario por el cambio, un arrepentimiento por lo que ha hecho y que, en caso de que los servicios forales de la Diputación estén atendiendo también a su víctima, saber cuál es actualmente la relación entre ambos. 

Son casos que deben canalizarse a través de los servicios sociales de base, por lo que son los propios agresores los que deben dar el paso de solicitar esa ayuda. 

“Hay que seguir insistiendo en la prevención, en la sensibilización, en la ayuda y la comunidad para evitar llegar a situaciones de este tipo”, subraya Belen Larrion, directora general de Protección a la Infancia, de Inclusión Social y de Atención a la Violencia Machista contra las Mujeres.

Entiende que “a los jóvenes hay que tenerles muy presentes a la hora de hablar de violencia machista”. Alude en ese sentido a la unidad de adolescentes –26 atenciones en activo– y al servicio Hariberria, que no sólo presta atención a las víctimas de violencia sexual “sino que sale a la comunidad para acercarse a los centros educativos para hablar de la violencia sexual y de cómo afrontarla. Hay muchos comportamientos de control que no se pueden normalizar”, subraya.