Baja la actividad rural, pero los pueblos de menos de 1.000 habitantes en Gipuzkoa siguen resistiendo al fenómeno de la España vaciada y la despoblación que afecta, por ejemplo, a 76 municipios navarros, algunos de ellos no demasiado lejanos, al noroeste de Navarra. En nuestro territorio las cifras siguen al alza, con un renovado impulso tras la pandemia de covid-19, después de un periodo de estancamiento entre 2010 y 2020.
El 2% de los guipuzcoanos, unas 15.000 personas, residen actualmente en los 34 municipios menos habitados del territorio. Hablamos de localidades de menos de mil habitantes, con dos únicas excepciones que incluimos en la lista: Elgeta y Berastegi, que han pasado ya la barrera de los 1.100 vecinos y vecinas, pero en las últimas tres décadas se han situado entre los que tenían menos de 1.000 habitantes, y aún mantienen cierta esencia rural y de pueblo pequeño.
Sólo seis de los 34 pueblos menos habitados han perdido censo este siglo y otros diez experimentan subidas superiores al 30%
En los últimos 25 años, de hecho, ha habido fases diferenciadas, con un crecimiento fuerte del 14% entre 2000 y 2010; una fase de estabilización entre 2010 y 2019, después de varios años de desgaste poblacional mínimo hasta hacer pie de nuevo en 2016 y 2017, momento en el que la población en estas zonas rurales volvió a remontar.
La pandemia (2020) supuso otro crecimiento más acentuado que se estabilizó durante los tres años posteriores y subió de nuevo en 2024, lo que nos sitúa en las cifras actuales: 2.250 habitantes más que en lo que va siglo viviendo alejados del bullicio y dando color y vida a las zonas rurales.
Sólo seis de esos 34 municipios han perdido habitantes desde el año 2000. En términos relativos, han sufrido de forma severa Beizama y Leintz-Gatzaga, que han retrocedido un 19%; y algo menos acuciada ha sido la caída en Belauntza (-10%), Errezil (-8%), Gaintza (-7%) y Amezketa (-5%).
El resto, las otras 24 localidades de menos de mil habitantes, han aumentado su población en lo que va de siglo, en contraste con otros fenómenos de despoblación que preocupan en Navarra, España y Europa también.
Han crecido sobremanera Baliarrain (+75%) y Larraul (+74%), en términos porcentuales, aunque a día de hoy siguen estando entre los doce municipios menos poblados de Gipuzkoa. También ha crecido un 68% Baliarrain, un 58% Aduna, un 53% Mutiloa y un 43% Alkiza.
Aizarnazabal: 246 habitantes más
En términos absolutos, Aizarnazabal (+46%) es el pueblo que más habitantes ha ganado, pasando desde los 534 que tenía en el año 2000 a los 780 que registró en el censo del padrón continuo de Gipuzkoa en 2024. Son 246 habitantes más que dan vida a esta pequeña localidad.
Orexa, el municipio menos poblado de todo Euskadi, con algo más de un centenar de habitantes, también ha experimentado una subida del 30% desde el año 2000, cuando residían allí 81 personas; eran 79 en el año 1996.
El ejemplo de Orexa es llamativo. Un municipio donde muere la carretera, y que se ubica a más de 15 minutos en coche (casi 20, si conducimos con prudencia) de Tolosa ha logrado aumentar y estabilizar su población censada en los últimos años, con un ostatu de referencia, viviendas turísticas públicas y una identidad propia y sentido comunitario que le ha llevado a situarse en el mapa como referente en la instalación de placas solares fotovoltaicas en edificios públicos y otras iniciativas.
El caso de Navarra
Todo vale y nada es suficiente para seguir siendo un lugar de residencia adecuado cuando se vive alejado de los grandes núcleos y servicios. Esto cobra especial valor cuando recientemente el Gobierno navarro ha dado a conocer que 76 municipios de su comunidad autónoma se encuentran en riesgo extremo de despoblación. 40 de ellos en riesgo intenso.
Son principalmente municipios de la zona del Pirineo y Prepirineo, pero también las hay en las comarcas de Sangüesa, la zona Media, Tierra Estella y el noroeste de Navarra.
En España se considera que hay, además de infinidad de zonas aisladas, seis grandes zonas despobladas que se reparten por provincias como Soria, Teruel, Cuenca, Guadalajara, Segovia, Burgos, La Rioja, Castellón, Zamora, Salamanca, Cáceres, Huelva, Ourense, Huesca y Lleida, entre otras. En algunas de ellas no se llega a los 10 habitantes por kilómetro cuadrado.
Nada que ver con Gipuzkoa, que a pesar de contar con un territorio salpicado de caseríos en las zonas más recónditas, ha logrado mantener la población en los municipios más pequeños. De hecho, el crecimiento poblacional de Gipuzkoa en el periodo referido ha sido del 8% frente al aumento del 15% en estas pequeñas localidades.
Navarra ha dado a conocer un listado de 76 municipios en riesgo extremo de despoblación, un fenómeno del que todavía se libra Gipuzkoa
En 25 años, hemos pasado de una Gipuzkoa de 679.000 habitantes a una de 731.000 (+8%). Donostia, la capital ha aumentado en el mismo periodo un 5% su población y los municipios de más de 10.000 habitantes, 23 en total (incluyendo Zumarraga), han experimentado crecimientos menores al 10%, con pocos retrocesos puntuales y escasos, pero llamativos, como es el caso de Arrasate, que en 25 años ha perdido el 7% de su población; también se registran caídas del 6% en Zumarraga, del 5% en Pasaia y Eibar y del 4% en Bergara, siendo precisamente la comarca de Debagoiena la que más ha sufrido en este periodo.
El efecto de conservación que mantienen las pequeñas localidades de Gipuzkoa no se puede entender sin el impulso dado desde la Diputación de Gipuzkoa, en colaboración con los ayuntamientos.
Etorlur, la llave del futuro
En marzo de 2023, el anterior diputado general, Markel Olano, ya al final de su legislatura, realizó una visita junto con su hoy sucesora en el cargo, Eider Mendoza, a la localidad de Abaltzisketa, donde anunciaron la promoción de 10 viviendas en el pueblo a través de la sociedad pública Etorlur.
Poco antes, tamibén a través de Etorlur, se habían activado seis viviendas en el barrio de Nuarbe, en Beizama, que es precisamente una de los municipios que más ha sufrido a nivel poblacional: en 30 años ha pasado de tener 164 a 130 habitantes y es la tercera localidad menos poblada del territorio a día de hoy.
Según un informe elaborado por la propia Diputación entonces, los propios Abaltzisketa y Beizama, junto a Alkiza, Amezketa, Bidania-Goiatz, Elduain, Errezil, Gaintza, Gaztelu, Larraul, Lizartza, Orendain y Orexa eran los municipios en los que se había detectado que había la “necesidad de actuar rápidamente” a nivel habitacional.
Algunos de esos pueblos muestran aumentos de población notables aún hoy, como Larraul y Alkiza, pero siguen siendo muy pequeños, alejados de poblaciones de referencia, y por tanto conviene no relajarse.
La rotonda e Internet
La rotonda de Gipuzkoa, el entramado de carreteras de alta capacidad que permite acercar a cualquier municipio a la red principal de autovías y autopistas del territorio en menos de un cuarto de hora, así como la inversión realizada en los últimos años para hacer llegar la conexión de Internet a todos los municipios de menos de 2.500 habitantes y a casi 3.000 caseríos y viviendas diseminadas son elementos clave en esta estrategia de revivir los pueblos y promover el tantas veces mencionado equilibrio territorial.
También se han destinado ayudas a proyectos relacionados con equipamientos como los ostatus, los servicios sociales y culturales (ludotecas, gaztelekus…), haurreskolas, la mejora y adecuación de centros de transformación y líneas de baja tensión, así como las líneas de abastecimiento de energía a explotaciones agrarias y viviendas.
“Si bien no tenemos el problema de vaciamiento de otras zonas y territorios, no somos ajenos a las tendencias globales, que conllevan una concentración de la población en áreas urbanas, a lo que hay que sumar el envejecimiento demográfico”, dijo el diputado general Markel Olano en marzo de 2023.
Mantener el caserío
Esfuerzos que se compaginan con una política de intento de revitalización del sector agrario, y que esta misma semana ha tenido como ejemplo la presentación del programa Baserritar Misto Profesionala, una “novedosa iniciativa” que permitirá compaginar el trabajo en la empresa actual al 50% con una labor profesional en los caseríos, con ayudas de 60.000 euros en seis años para cada solicitante que cumpla los requisitos, y de 30.000 para las empresas que se adhieran el programa y faciliten la reducción de jornada.
Como ejemplo de este impulso institucional de la Gipuzkoa menos poblada, tenemos el plan piloto de coche autónomo que esta primavera comenzará a hacer viajes solo, sin conductor, entre Abaltzisketa (319) y Amezketa (941), dos de estas poblaciones de menos de mil habitantes, que siguen ubicadas con nombre propio en el mapa de Gipuzkoa y han logrado aumentar su población en pleno siglo XXI.