Desde hace unos meses, aparcar en el Hospital Donostia es más complicado que nunca. El pasado octubre comenzaron las obras del futuro edificio que acogerá la unidad de protonterapia sin que esté en marcha el aparcamiento provisional para la zona hospitalaria, lo que ha reducido notablemente el número de aparcamientos disponibles en la zona. Desde entonces, las colas para acceder al parking son diarias, con tiempos de espera que superan los 20 minutos en horas de mayor afluencia. Una situación “caótica” para los usuarios de Osakidetza, que deben acudir al centro hospitalario con un mayor margen de tiempo.
“Hay que venir una hora antes para llegar a las citas. Mi médico ha tenido que esperarme porque me he pasado 20 minutos intentando acceder al aparcamiento”, señala Carlos, uno de los numerosos usuarios del Hospital Donostia que se ven afectados por la reducción de plazas de aparcamiento. “No entiendo cómo han empezado con las obras sin tener terminado el aparcamiento provisional. Es una locura”, añadía este hombre que recordaba que no todas las personas pueden desplazarse hasta el complejo hospitalario en transporte público. “A los que vivimos lejos no nos queda otra que venir en coche”, afirma.
En la actualidad, los trabajos del futuro centro de protonterapia se centran en el parking de pago más cercano al edificio de Onkologia, por lo que el espacio disponible se ha reducido en algo más de un centenar de plazas. Con el objetivo de reducir la afección, también se trabaja en la construcción de un aparcamiento provisional con 250 plazas en una parcela adyacente al actual punto de estacionamiento, pero, este no estará listo hasta dentro de unas semanas.
“La situación es caótica. Trabajo aquí y lo veo todos los días”, asegura Raquel, otra usuaria del aparcamiento que en el día de ayer tuvo que acudir al Hospital Donostia junto a su hijo para una consulta médica. “Hemos esperando quince minutos en la cola y, como no avanzaba, hemos bajado más abajo y hemos podido encontrar sitio rápido”, apunta en referencia a un segundo aparcamiento disponible y que, hasta ahora, era privado para los trabajadores del centro sanitario, pero que, ante la notable falta de plazas, también se ha habilitado para los usuarios de Osakidetza y sus familiares.
Los trabajadores, por su parte, tienen la opción de aparcar sus vehículos en una parcela situada junto a Illumbe gracias a un acuerdo entre el Departamento de Salud y el Ayuntamiento por el que el Consistorio donostiarra cedía gratuitamente el espacio hasta que finalizarán los trabajos en el centro hospitalario.
“No es suficiente, sobre todo a la hora en la que vengas. Llevo varios días viniendo con mi madre y un día entró enseguida y otro me paso 20 minutos esperando”, señala Iñaki, otro usuario que aseguró que la situación no tiene visos de mejorar. “Creo que las obras van a llevar años, así que más vale que vengamos a las consultas con tiempo”, asegura con una sonrisa.
Hasta 2027
Se estima que los trabajos de ampliación del Hospital Donostia, en los que también se incluye un nuevo edificio para consultas y un estacionamiento subterráneo de cuatro plantas, no estén terminados hasta 2027, por lo que los usuarios del centro estarán obligados a convivir con los trabajos y el futuro aparcamiento provisional al menos dos años más.
Ante esta situación, se aconseja, siempre que sea posible, hacer uso del transporte público e incluso se ha añadido una parada adicional en Illumbe para todas aquellas personas que prefieran aparcar en esta zona. Una solución que, no obstante, no parece convencer a todo el mundo. “Es una vergüenza. Lo que tienen que hacer es quitar que sea de pago. Es un aparcamiento muy precario”, apuna Arantza, otra usuaria del parking, mientras abonaba el dinero en las máquinas de cobro del espacio.
“No sé quién ha pensado esto, pero no es suficiente. Es un desastre para todos, para los que venimos de vez en cuando y para los que tienen que venir cada día”, opinan Pedro y Estibaliz, un matrimonio que también se disponía a retirar su vehículo. “Espero que recapaciten porque si no va a ser una locura”, vaticinan.