Tomando como referencia la evolución de los últimos quince años, jamás ha habido tanta mano de obra foránea como en la actualidad. El 62,6% de la población de origen extranjero en edad laboral está ocupada en Euskadi, un porcentaje que representa el dato más alto de toda la serie, con un incremento de diez puntos con respecto a los datos de 2010.
La economía vasca continúa manteniendo el pulso y el mercado laboral sigue al alza, lo cual tiene un reflejo directo en los niveles de ocupación de la población extranjera, siempre al albur del contexto socio-económico. El aumento de mano de obra más destacado en Euskadi se produjo entre 2014 y 2018, cuando la crisis económica comenzó a dar paso a una progresiva recuperación. Atrás quedaba, en 2014, la mayor tasa de desempleo entre trabajadores inmigrantes -un 31,4%-, que descendió a la mitad durante los cuatro años siguientes y que actualmente se mantiene en torno al 14,7%.
Se trata de datos que vienen recogidos en el informe Población de origen extranjero y ámbito laboral en la CAE, que ha elaborado el Observatorio Vasco de Inmigración, Ikuspegi. El desempleo, según refleja el informe, afecta más a los hombres. La tasa se sitúa en torno al 17,2%, mientras que en el caso de las mujeres baja hasta el 12,6%.
Esta senda favorable de la empleabilidad llega en un contexto en el que Euskadi va a contar con más competencias en materia migratoria, ya que asume a partir de este año la gestión del proceso de acogida de migrantes beneficiarios de protección internacional. El Gobierno de Imanol Pradales pretende reforzar el “modelo vasco” de acogida para el diseño integral de los procesos de inclusión de estas personas. Este acuerdo fue formalizado con el Estado en primavera y, recientemente, se ha cerrado también el traspaso de la gestión de los permisos laborales.
El mayor nicho de mercado está en el sector servicios
Atendiendo a la publicación de Ikuspegi, la población de origen extranjero se inserta mayoritariamente en el sector servicios, en torno a siete de cada diez personas extranjeras en edad laboral, un porcentaje que en el caso de las mujeres asciende al 90%. Este mismo sector aglutina a la mitad de los hombres, repartidos asimismo en un 22,2% en la construcción, un 20,9% en la industria y tan solo el 4,3% en la agricultura.
El informe refleja que las ocupaciones con mayor presencia de mujeres son las relacionadas con el empleo doméstico, donde la tasa es del 95,9%. También refleja altas tasas el trabajo de cuidado de personas (94%), el trabajo de auxiliar de salud (89,3%), y el sector de la limpieza, con un 77%.
La era poscovid abrió un debate sobre los cuidados a la dependencia en el País Vasco, en el que las mujeres inmigrantes en situación administrativa irregular, con frecuencia, no tienen voz ni voto, cuando son un pilar básico. Las políticas de cuidados se centran habitualmente en centros residenciales, de día y en el servicio de Atención Domiciliaria (SAD). A partir de ahí es como si no hubiera nada más, cuando en realidad se cifra en 10.000 el número de mujeres extranjeras que, en la sombra, tienen una participación imprescindible con el desempeño de unas tareas muchas veces no reconocidas.
Pese a todo, el informe de Ikuspegi refleja que el porcentaje de personas no cualificadas ha ido descendiendo a lo largo de estos años, aunque sigue siendo más alto entre mujeres, al igual que la tasa de personas ocupadas sin contrato. En este sentido, las mujeres de origen extranjero tienen condiciones laborales más precarias que los hombres.
Asalariados en el sector privado o social
La inmensa mayoría de personas de origen extranjero está ocupada como asalariada en el sector privado o social (83,1%), mientras que la tasa de personas autónomas es del 12,9%. Por sexo, entre los hombres la tasa de autoempleo es más elevada (17,5%, frente al 8,3% entre mujeres), mientras que entre ellas predomina la situación de empleo asalariado en el sector privado o social.
Si nos centramos en las condiciones laborales, el informe refleja que siete de cada diez tienen contratos de duración indefinida, el 19,1% temporal, otro 3% son contratos fijos discontinuos, mientras que el 5,5% manifiestan no tener contrato de trabajo. En clave evolutiva, destaca el aumento del peso de contratos de duración indefinida y temporal, así como la disminución de la tasa de personas que no tienen contrato, que ha pasado del 14,6% en 2010 al 5,5% en 2023.
Al desglosar estos datos por sexo, se observa que hay más proporción de mujeres que trabajan sin contrato (7,5%) que entre hombres (3,2%). Al mismo tiempo, entre varones son más quienes tienen un contrato indefinido (76,4%) que entre mujeres (66,6%).