La cocina no es solo un arte; es un auténtico placer que une culturas, sabores y tradiciones. Y eso es, precisamente, lo que ocurrió el 26 de octubre entre las cuatro paredes de Gaztelubide. La sociedad gastronómica ubicada en el corazón de la Parte Vieja de Donostia fue testigo del encuentro protagonizado por 64 socios y socias de la Casa de Castilla-La Mancha, que disfrutaron de una jornada “de convivencia” en la que el lugar que les vio nacer y la tierra de acogida se fundieron en un tremendo abrazo. “No olvidamos nuestros orígenes, pero nos sentimos muy orgullosos también de ser donostiarras. Aquí nos hemos desarrollado, casado y formado una familia”, recalca Alfredo Medina, el presidente de la embajada castellanomanchega en territorio guipuzcoano.

"Ha sido una verdadera fiesta”, afirma con rotundidad sobre la cita del pasado sábado, que contó con la asistencia de representantes del Gobierno de Castilla-La Mancha; en concreto, el vicepresidente segundo José Manuel Caballero Serrano, y el Viceconsejero de Relaciones Institucionales Javier Vicario Morales. “Era la primera vez que visitaban nuestra sede, donde iniciamos la jornada con un acto de bienvenida y un posterior aperitivo. Caballero nos dedicó unas palabras muy bonitas fusionando las dos comunidades, y nos hizo entrega de una figura de Don Quijote fabricada de forma artesanal ”, relata el presidente de la Casa de Castilla-La Mancha, que abrió sus puertas en junio de 2022 en el número 6 del paseo Txomin Agirre.

Con su lenguaje universal, la gastronomía conquistó los paladares. Primero a base de una selección de exquisiteces de la tierra del ingenioso hidalgo: almendras fritas, embutidos, pistachos… Y, por supuesto, vino (incluido vermut) y queso, dos de las señas de identidad de la región castellanomanchega.  

Apetito, risas y recuerdos

Manjares con personalidad. Productos tradicionales que se funden con recetas típicas de la cocina vasca. Para seguir abriendo el apetito, un imprescindible: pintxos de txistorra, y después sopa de marisco, merluza en salsa verde con almejas y pantxineta. Todo ello acompañado de sidra y más vino para regar el gaznate. De preparar el menú que se sirvió en las mesas de Gaztelubide se encargó Mattin Etxaniz y su equipo. “Queríamos armonizar las dos gastronomías, que nuestros invitados probaran platos tradicionales de la cocina vasca”, insiste Medina. 

El encuentro, que estuvo repleto de emotividad, risas y muchos recuerdos, se aderezó con la actuación del Orfeón de la Castaña de Gaztelubide. Dieciséis voces graves, de las más de treinta que integran esta formación en la que milita el propio Medina, entonaron canciones populares bajo la experta batuta de Jaime Tejadas en el marco de un evento que, sin duda, dejó un muy buen sabor de boca.  

Tras un primer acto en la sede de la calle Txomin Agirre, el encuentro se trasladó a Gaztelubide

Entre los comensales se encontraba también el diputado foral de Sostenibilidad, el socialista José Ignacio Asensio, la jueza Garbiñe Biurrun que es socia de la Casa de Castilla-La Mancha, la ex alcaldesa de Andoain Maider Lainez, y Bárbara Dührkop que estuvo acompañada del graduado social Iñaki Tapia. La concejala del PSE-EE en el Ayuntamiento de Donostia, Ane Oyarbide, y Miren Albistur fueron otras de las caras conocidas que se acercaron a Gaztelubide.

Socios en aumento

Hace dos años y cuatro meses inició su andadura en la capital guipuzcoana la Casa de Castilla-La Mancha, con el objetivo de divulgar la cultura, las costumbres, las tradiciones, el arte culinario y cualquier otra manifestación de la región que puede presumir de haber seducido a uno de los personajes más famosos de la literatura: Don Quijote. El número de socios y socias va creciendo, y actualmente suman 90, de los que 35 son donostiarras de nacimiento.

Hace dos años y cuatro meses inició su andadura en la capital guipuzcoana la Casa de Castilla-La Mancha, con el objetivo de divulgar su cultura, las costumbres, las tradiciones, el arte culinario

Los enormes paisajes de olivares, los viñedos verdes, los quesos autóctonos con alma, una cocina con carácter, los molinos de viento, los parajes naturales y la belleza monumental confieren un atractivo especial a Castilla-La Mancha. Una experiencia rica en historia, patrimonio, cultura, arquitectura, naturaleza y gastronomía. Medina reivindica la tierra en la que vino al mundo y, al mismo tiempo, la que le adoptó: Euskadi. Un maridaje de tradiciones y una unión basada en la convivencia que en citas como la del 26 de octubre se ven gratamente fortalecidas.