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Un estudio de Osakidetza abre una vía para el desarrollo de nuevos tratamientos en pacientes con ELA

El trabajo de Biogipuzkoa propone un cambio de paradigma y parte de que el daño en el músculo esquelético puede ser el origen del proceso degenerativo

Un estudio de Osakidetza abre una vía para el desarrollo de nuevos tratamientos en pacientes con ELAIrekia

Un estudio realizado por Biogipuzkoa, el Instituto de Investigación Sanitaria de Osakidetza, ha introducido un cambio de paradigma en la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). La creencia tradicional asociaba hasta ahora la atrofia muscular que provoca la enfermedad a la degeneración de las neuronas motoras, aquellas que permiten el movimiento del cuerpo humano. La nueva investigación plantea que ese mecanismo, en realidad, puede ser inverso. Se centra en el papel que juega el tejido muscular en esta enfermedad, de la que cada año se diagnostican en Euskadi 40 nuevos pacientes, y que afecta en la actualidad a unas 150 personas en el País Vasco, 40 de ellas en Gipuzkoa.

“Nos hemos interesado por tejido muscular a partir de la evidencia de que algunos de los pacientes que tienen ELA son personas que han desarrollado una actividad muscular importante”, explica a este periódico el doctor Adolfo López de Munain. El equipo de investigación se ha centrado en la razón por la que algunas personas con predisposición genética no pueden tolerar la actividad física.

El motivo es que su organismo no procesa adecuadamente la energía necesaria para hacer ese ejercicio. Es decir, “no están dotados genéticamente para hacer ese trabajo, o bien su organismo no limpia las células después de esa actividad”, detalla el neurólogo clínico. 

Los problemas “primarios” del músculo

Y a partir de esa observación, de analizar cuál es el papel del músculo, el equipo de investigación ha podido comprobar que el tejido muscular de los pacientes con ELA tiene “sus propios problemas, que parecen primarios”. Un hallazgo que desmonta la creencia de que la atrofia muscular de esta enfermedad es consecuencia de la muerte de las neuronas motoras, que se encuentran en el cerebro y en la médula espinal y cuya función es producir los estímulos que provocan la contracción de los diferentes grupos musculares del organismo.

Se trata de un estudio pionero que ha sido coordinado por la doctora Sonia Alonso y los doctores Francisco Javier Gil, Gorka Gereñu y Adolfo López de Munain. La investigación sugiere que el daño en el músculo esquelético puede ser el origen del problema, afectando la conexión entre músculos y neuronas y, en última instancia, induciendo la muerte neuronal y por tanto la aceleración de la muerte.

El estudio ha demostrado que el músculo esquelético está afectado independientemente de lo que ocurre con las neuronas motoras

Este innovador estudio ha identificado alteraciones en el músculo independientes y previas al deterioro neuronal, y ha demostrado que el músculo esquelético está afectado independientemente de lo que ocurre con las neuronas motoras. Una trabajo “fundamental” al ofrecer un cambio en el paradigma de la ELA.

A través de modelos celulares y animales, los investigadores han patentado un método que, al modificar la función de ciertos genes, mejora la salud muscular, la supervivencia y la capacidad motora, además de aumentar las conexiones músculo-nervio. “Además, las muestras obtenidas gracias a la colaboración de los y las pacientes y familiares nos han ayudado a obtener una imagen de la afectación muscular. Así mismo, nos han permitido obtener cultivos que han ayudado a validar los resultados”, señalan.

Nueva diana para hacer terapia

Según señala a este periódico López de Munain, “es importante lo que hemos descubierto porque abre la perspectiva de una nueva diana para hacer terapia”. Dicho esto, este neurólogo clínico pide en todo caso contextualizar el hallazgo. “No se puede hablar de la ELA en singular. Se trata de una suma de cosas que cuando coincide en el mismo individuo da lugar a la enfermedad. Por lo tanto, aunque descubras una de las piezas del puzzle, tienes que descubrir el puzzle entero. Y además, es probable que el puzzle sea diferente de unos pacientes a otros”, advierte. “Somos conscientes de que el tratamiento de la ELA pasa por combatir varias de estas cosas que hay que identificar”.

"El tejido muscular de los pacientes con ELA tiene sus propios problemas, que parecen primarios”

Adolfo López de Munain . Neurólogo

Por lo pronto, el trabajo realizado por el equipo de investigación guarda, conceptualmente, un paralelismo con el que llevan haciendo los oncólogos desde hace años. “Han destripado las entrañas de cada cáncer, y saben que en cada uno de ellos ocurren cosas diferentes. Es el camino a seguir. Lo que hoy llamamos medicina de precisión es aquella que trata de atacar los puntos claves de cada sujeto con terapias complementarias. En ese sentido, este trabajo contribuye a establecer una de las dianas o puntos que habría que atacar para un abordaje global de la ELA”, explica López de Munain.

Una enfermedad devastadora

La ELA es una enfermedad devastadora que provoca la degeneración de las neuronas motoras y una atrofia muscular severa. Su prevalencia es baja, se estima que hay 6-7 casos por cada 100.000 habitantes. De hecho, la mayor parte de médicos de Atención Primaria no van a atender más que a un paciente en su carrera. La ELA es, pese a ello, la tercera enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer y el Parkinson.

Hasta la fecha no existe ningún tratamiento y los ensayos clínicos dirigidos al sistema nervioso han fracasado. Se trata de una enfermedad que agota el metabolismo, ya que básicamente termina con las reservas energéticas del organismo. ¿Qué puede esperarse a partir de ahora del estudio realizado por Biogipuzkoa? Trasladamos la pregunta a López de Munain.

“Seguimos trabajando en ello probando compuestos, algunos de diseño propio y otros de reposicionamiento, es decir, que ya se han utilizado en otras enfermedades”. El objetivo a partir de ahora es trasladar “un conocimiento más bien teórico a una parte práctica”, lo que se traduce en poder hacer ensayos clínicos con moléculas. “Lo importante es tener dianas. Igual no conseguimos erradicar completamente la progresión de la enfermedad, ya que es probable tengamos que atacar simultáneamente varias dianas, pero para poder hacerlo hay que identificarlas previamente”, señala.

Deterioro y dependencia

La evolución de la ELA es causa de graves trastornos que afectan a la esfera individual, familiar y social. El factor común es la rápida progresión de la enfermedad con la consiguiente dificultad para la adaptación de pacientes y familiares a nuevas situaciones de deterioro y dependencia en corto espacio de tiempo.

Además, en un gran número de casos, un miembro de la familia se ve obligado a abandonar su propia carrera profesional para dedicarse al 100% al cuidado de la persona enferma, con el consiguiente aislamiento laboral y social. Pacientes y familias requieren formación “experta y continuada” acerca de lo que está pasando y lo que pueden esperar.

Es por ello que todos ellos han recibido un auténtico balón de oxígeno con la nueva ley ELA que reconocerá ayudas a los enfermos desde el momento del diagnóstico, garantizara su atención durante las 24 horas del día, y apoyará a los cuidadores que hayan dejado su empleo para dedicarse al cuidado de una persona en situación de gran dependencia.

Casi tres años después de que el Congreso comenzara a tramitar la nueva norma, ha habido unanimidad entre los grupos políticos para llegar a un acuerdo que mejorará la vida de las personas afectadas por esta enfermedad neurodegenerativa y de sus familias.

Esta ley, que tiene previsto aprobar el Congreso el próximo 10 de octubre, va más allá de personas con ELA y se aplicará también a otras personas que padezcan procesos neurológicos y no neurológicos irreversibles, de alta complejidad, con una reducción significativa de supervivencia, que precisen coordinación de cuidados sanitarios y sociales.

Estudio multidisciplinar

Para llevar a cabo este estudio pionero ha sido necesaria la participación de un amplio grupo de profesionales de Biogipuzkoa (los grupos de Células Madre y Envejecimiento), Enfermedades Neuromusculares, Enfermedades Neurodegenerativas, “Mitochondira, Health & Longevity” y el nuevo grupo NeuroRNA; (destacando el trabajo de Mónica Zufiría, Oihane Pikatza‑Menoio y Maddi Garciandia‑Arcelus), Hospital Universitario Donostia (Servicios de Neurología y Traumatología) e investigadores e investigadoras nacionales e internacionales de otros centros sanitarios.

Los resultados del estudio realizado se publicaron en el artículo "Dysregulated FOXO1 activity drives skeletal muscle intrinsic dysfunction in amyotrophic lateral sclerosis" en la prestigiosa revista internacional “Acta Neuropathologica”.