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Una de cada tres personas penadas en el País Vasco están clasificadas en tercer grado

El cumplimiento de condenas en régimen de semilibertad se eleva en el caso de las mujeres hasta el 44%

Una de cada tres personas penadas en el País Vasco están clasificadas en tercer gradoRuben Plaza

Una de cada tres personas penadas en Euskadi están clasificadas actualmente en tercer grado, lo que implica que a pesar de estar cumpliendo una pena privativa de libertad está capacitadas para llevar a cabo un régimen de vida en semilibertad. Se trata de un porcentaje que se eleva hasta el 44% en el caso de las mujeres reclusas, un colectivo que crece aún más teniendo en cuenta a quienes se encuentran en libertad condicional.

La implantación del modelo penitenciario en Euskadi va dejando así poco a poco su personal sello. El 1 de octubre se cumplen tres años desde que el Gobierno Vasco asumió la gestión de prisiones en Euskadi, y uno de los objetivos prioritarios desde un inicio ha sido fomentar precisamente el uso de penas y medidas en la comunidad e incrementar el cumplimiento de condenas de prisión en régimen de semilibertad.

Chema Bastos, responsable del Servicio de Análisis e Inspección de la Dirección de Justicia del Gobierno Vasco, asegura que “la vocación de progresiones de grado es incluso previa a la transferencia”. El experto destaca en ese sentido la importante “red de apoyo” pública que se ha ido tejiendo en Euskadi para que así sea de la mano del tercer sector, junto a la labor desarrollada por el juzgado de vigilancia penitenciaria. El Gobierno vasco ha concedido el tercer grado a más de 800 presos desde que asumió la transferencia de prisiones.

Regresiones de grado penitenciario

Otro indicador importante para calibrar esa labor es conocer en qué situación acaban de cumplir la condena los internos. Así, el 63% se encuentra en tercer grado o libertad condicional, y el 37% en segundo grado. “En realidad, todas las personas deberían terminar de cumplir la condena en tercer grado. Es necesario analizar por qué se producen las regresiones ya que, en ocasiones, hay posibles malos usos del permiso de salida cuando estas personas está cerca del cumplimiento de la pena. También hay cierto rechazo al tratamiento en el caso de delitos contra la libertad sexual y de violencia de género. Son motivos sobre los que hay que trabajar”, subraya el jurista, que ha participado este lunes en los Cursos de Verano de la UPV/EHU, donde expertos han debatido sobre la evolución de la criminalidad y de la población penitenciaria.

Tras un fin de semana negro en la lucha contra la violencia machista en el que cinco mujeres han sido asesinadas, sobre la mesa se pone de manifiesto también la necesidad de prestar atención a cuestiones de género que reclaman su espacio en el ámbito penitenciario. De hecho, un 25% de los delitos cometidos por internos se corresponde con delitos cometidos contra las mujeres, y un 60% de las internas llega a reportar agresiones o violencia contra ellas, según revela Bastos.

“Si alguien piensa que la cuestión de género no es relevante todavía, los datos penitenciarios revelan que es un problema gravísimo, probablemente el más grave que tenemos desde el punto de vista criminológico, lo que requiere medidas específicas como las requirió en los años 80 el terrorismo. Se tiende a diluir la violencia de género dentro de otras formas de violencia, pero las cifras del ámbito penitenciario revelan un problema de primera magnitud”, alerta el responsable del Servicio de Análisis e Inspección de la Dirección de Justicia del Gobierno Vasco.