El fraude informático sigue creciendo como la espuma en Euskadi y supone ya el 87,4% de las infracciones contra el patrimonio. La escalada delictiva es imparable, pero aumenta tanto como la cifra negra ya que sólo el 1% de los 4.700 ciberdelitos que se denuncian al año en Gipuzkoa se esclarecen, según indica José Luis De la Cuesta, director del Instituto Vasco de Criminología (IVAC) y catedrático de Derecho Penal en la UPV/EHU.
“Estamos ante conductas que presentan importantes dificultades de detección y persecución de prueba. Las denuncias son pocas y es por ello que la cifra negra no deja de crecer”, subraya De la Cuesta, que ha intervenido este lunes en los cursos de verano de la UPV/EHU, donde expertos han debatido sobre la evolución de la criminalidad y el modelo penitenciario vasco.
El director del IVAC alerta sobre una cibercriminalidad que sigue adoptando cada vez formas más complejas de detección y que preocupa seriamente a las instituciones europeas, conscientes de que el problema no va a dejar de agravarse en el futuro. Actualmente hay 22.300 millones de dispositivos conectados al “internet de las cosas”, por lo que “todos somos víctimas potenciales”, remarca.
Frente a la idea extendida de que los ciberdelincuentes se encuentran operando en remotos países, De la Cuesta advierte de que, en realidad, se encuentran más próximos de lo que creemos. “Están muy cerca de nosotros. Si nos fijamos en los delitos contra bancos y entidades financieras, la autoría se atribuye con frecuencia a empleados, antiguos trabajadores o el personal del área de sistemas. No estamos hablando de delincuentes que se encuentren en Singapur”, desmiente el experto.
Del mismo modo, a la hora de trazar un perfil de los delincuentes, los estudios que apuntaban hace unos años a hackers jóvenes, con un carácter introvertido y una preparación informática elevada han perdido toda validez. “Esto ya no es así. Con la generalización de los medios y las redes informáticas con fines criminales, los delitos que se están cometiendo son amplísimos, y los sujetos que los realizan también son muy variados. Casi todo el mundo puede cometer hoy en día un delito informático”. Tanto es así, que hoy en día el perfil del ciberdelincuente ha pasado a ser una cuestión secundaria, según remarca De La Cuesta.