Gipuzkoa y Eslovenia tienen muchas similitudes y algunas preocupaciones en común, especialmente en lo que se refiere a su agricultura y la alimentación sostenible, un concepto esencial en este tránsito hacia un futuro marcado por las tensiones del cambio climático y en el que se prevé que haya escasez de alimentos a nivel global para 2050. ¿Podremos producir todo lo que necesitamos en casa o cerca, sin depender del exterior? ¿Podrá nuestro sector agrario superar las tensiones a las que se ve sometido un día sí y otro también y ser lo suficientemente atractivo y viable como para que la juventud lo vea como una alternativa profesional? 

NOTICIAS DE GIPUZKOA ha charlado con el diputado foral de Equilibrio Territorial Verde, Xabier Arruti; y el director de la Unidad de Cambio Climático del Departamento de Agricultura del Ministerio de Alimentación de Eslovenia, Bostjan Petelinc. Ambos participaron la semana pasada en un encuentro que tuvo lugar en Donostia sobre alimentación sostenible, bajo el paraguas de Climate-Kic, una organización europea que trabaja en torno al cambio climático y sus retos. La alianza vasco-eslovena es una oportunidad en la búsqueda de soluciones efectivas ante este desafío.

La agricultura representa en Eslovenia alrededor del 2,2% de su economía y se halla en retroceso. Es un país similar a Euskadi, “tanto climática como a nivel paisajístico”, con una industria fuerte que supera el 25% del PIB, más de la mitad de superficie forestal y una población similar, algo más de 2,1 millones de personas. 

“Yo personalmente no conozco Eslovenia, pero mi padre sí estuvo hace unos 25-30 años y me dijo que era uno de los territorios que más se parecía a nuestra realidad. Y tiene unas explotaciones agrarias también familiares”, asegura Xabier Arruti. El diputado foral de Equlibrio Territorial Verde de Gipuzkoa reconoce que “las problemáticas que tienen” ambos territorios, como el relevo generacional, son “muy parecidas”. Y añade una “cosa que nos motiva muchísimo: y es que Eslovenia es uno de los países que se sitúa a la par de Gipuzkoa en el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad en Europa. Hay pocos que mejoran a Euskadi, pero Eslovenia suele ser uno de ellos. Y trabajar con un país así para nosotros es un referente”, apostilla.

Pero qué podemos pedirle al sector agrario a futuro? ¿Que cubra el mayor abanico posible? ¿Especialización? ¿Cómo y a qué precio? 

“Euskadi tiene un déficit global en la producción de alimentos: hay mucho consumidor y no tenemos producto suficiente”

Xabier Arruti - Diputado de Equilibrio Territorial Verde de Gipuzkoa

Petelinc es claro: “Los alimentos deberían producirse más localmente”. Cree necesario “acercar el campo a la mesa”, aunque no resulta sencillo a tenor de la amplia oferta de productos que disponemos en nuestras tiendas. Y eso también “está muy en línea con que debemos reducir nuestras emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Creo que este es el único camino hacia el que debería llegar el sector agrícola en el futuro”, asegura.

Eslovenia, por ejemplo, tiene carencia de productos hortícolas y el mayor desafío, asegura el responsable del departamento de Agricultura esloveno, es que “tenemos muchos problemas con nuestras condiciones naturales y climáticas. En 2023 hubo unas inundaciones terribles, que arrasaron con miles de hectáreas, y luego en verano se suceden sequías y años tormentosos de vez en cuando”, de modo que “tendremos grandes problemas en el futuro para gestionar cómo adaptar nuestro sector agrícola a la influencia del cambio climático”.

“En Euskadi, por el contrario, “tenemos un déficit global” en la producción de alimentos. “Hay mucho consumidor y no tenemos producto suficiente”, lamenta Arruti, por lo que “nuestro gran reto es cómo incrementar la producción en este pequeño territorio muy urbanizado, con muy poco espacio”. La “agricultura vertical”, dice, puede ser una solución: “¿Por qué no? En Países Bajos hay experimentos de agricultura vertical”. 

En todo caso, el titular del Departamento de Equilibrio Territorial Verde de Gipuzkoa está “de acuerdo” con Petelinc en que hay que “impulsar la producción local”. Y alerta de que las previsiones hablan de una escasez de alimentos a nivel global para 2050, por lo que producir localmente es “clave para lograr una Europa sostenible”.

El responsable foral también piensa que la apuesta por la tecnología es inevitable, porque “da la oportunidad de democratizar los alimentos” y “abaratar los costes de producción”. Pero ese “gap entre lo que se debería pagar al productor y lo que está dispuesto a pagar el consumidor” sigue siendo aún hoy un obstáculo que requiere de más medidas.

Y la fiscalidad, dice Arruti, puede ser una herramienta importante para reducir los costes del productor y hacer que le salgan las cuentas. La clave, dice el diputdo foral, es “pagarle al productor por todo lo que genera, por los servicios ecosistémicos, por el cuidado del medio ambiente y la gestión del paisaje, porque eso no está monetizado. Le pagamos por el coste de producción justo y a veces ni llega a eso. Y el consumidor no está dispuesto a pagar de más o no paga de más”, apostilla. 

Fiscalidad “pionera”

El sector agrícola es responsable del 3% de las emisiones de GEI en Gipuzkoa, frente a un 47% del transporte, por ejemplo, y ha reducido esos GEI en un 53% desde 2005. Pero Arruti va más allá: “Nosotros partimos de que hoy en día, la agricultura y la ganadería aquí, hacen una aportación positiva al cambio climático. Otra cosa es que siempre hay margen de mejora y que tendremos que tender a productos más sostenibles, más ecológicos, más producto local y con más respeto al medio ambiente, pero primero hay que reconocerles ese trabajo a los baserritarras, y luego decirles: Oye, ¿podemos hacerlo un poco mejor? Pero eso significa corresponsabilidad y pagar por esos servicios extras también”.

“Tendremos grandes problemas en el futuro para gestionar cómo adaptar nuestro sector agrícola al cambio climático"

Bostjan Petelinc - Responsable del Departamento de Agricultura de Eslovenia

“Hay que remunerar y pagarle a baserritarra, pero es igual más de sector económico público. Hay que lograr que el agricultor o el ganadero siga produciendo y le compense seguir produciendo”, remata el diputado foral. 

Arruti precisa que la política agraria europea se ha basado en ayudas. “Es decir, como no dan los números, le damos subvenciones. Pero hay otra política que se puede trabajar, y las administraciones vascas y las diputaciones sí podemos trabajarlas, y es reduciendo el coste fiscal. Ahora, en la reforma fiscal se está hablando de reconocer los servicios ecosistémicos que el agricultor genera. Yo creo que en eso estamos siendo pioneros, innovadores, porque no creo que nadie lo haya traducido todavía a deducciones o a reducciones fiscales. Es un tema interesantísimo”, señala.

Social, económico y ambiental

Petelinc y Arruti coinciden. Los alimentos sostenibles deben abordarse desde una perspectiva amplia. “Yo creo que tiene que ser sostenible socialmente, económicamente y medioambientalmente. Y ahora a esas tres variables le están añadiendo una cuarta que es la cultural también. Pero ante, todo, cree que “el agricultor y el trabajador en el campo agrícola deben recibir un pago por su trabajo”.

20/06/2024. Entrevista a dos con el diputado foral Xabier Arruti y el director de cambio climatico del ministerio de Agricultura Esloveno. Hotel Arima. Donostia. IKER AZURMENDI Iker Azurmendi

Por supuesto, el proceso productivo “debe tener el menor impacto del clima en la naturaleza y la producción de productos debe tener algún valor en el mercado y los agricultores obtener el precio correcto. La responsabilidad es de todos, dice, también del consumidor, que “cuando va a la tienda” debería preguntar “cómo se elabora este producto?¿Se produce localmente o se trae de otras partes del mundo?”, reflexiona Petelinc.

Para el responsable esloveno, la clave es “cómo lograr que algunas zonas puedan ser más sostenibles y los productos obtengan el precio adecuado. Y que no sea demasiado bajo como para disminuir la calidad de la comida”, porque los “consumidores quieren que los productos sean de cerca”.

En Eslovenia, asegura, el “punto fuerte está en la industria cárnica, porque dos tercios de las tierras agrícolas presentan pasto. Esa es la razón por la cual nuestra ganadería es muy intensa en alguna parte de nuestro Estado; somos muy buenos en la producción de aves y huevos; también en cereales, pero tenemos que dedicarnos más a las verduras y hortalizas, porque importamos muchas cosas de España, Italia, Países Bajos y Europa”.

Cree que estas “deben producirse en invernaderos”, aspecto a desarrollar, porque allí se controla mejor el efecto del clima. “Debemos adaptarnos más a las situaciones”, dice.

Protestas y falta de diálogo

El tema de las protestas de agricultores es una cuestión compleja, pero las entienden. Ambos han vivido de cerca las tractoradas en sus territorios. “Europa, aunque tengamos una Política Agraria Común (PAC), tiene diferentes realidades. ¿Entonces, qué es lo justo? ¿Aplicar una única política a distintas realidades? ¿O reconocer que tenemos distintas realidades? Igual es eso lo que hay que revisar”, reflexiona Arruti.

Y luego, añade el diputado foral, “creo que hemos construido una burocracia excesiva a todos los niveles. Lo que pasa es que en el caso de la agricultura, las directrices vienen de Europa, es Política Agraria Común. Y ahí está un poco el problema, quizá a esa burocracia le puede hacer frente muchísimo mejor una gran explotación, pero una pequeñísima explotación como las de Gipuzkoa, a una familiar, le resulta súper difícil”, expone.

Les preguntamos por la nueva ley de Restauración de la Naturaleza, aprobada con polémica después del cambio de posición de Austria y las dudas de varios países. 

Petelinc expone una cruda realidad y es la falta de diálogo en todos los sentidos. “Los agricultores vienen con la producción, luego los biólogos y las ONG vienen con las regulaciones sobre la naturaleza y la biodiversidad, y después vienen los colegas del Ministerio del Clima con los problemas de la reducción de las emisiones. Por lo tanto, en el futuro debemos encontrar un terreno común. Se debe permitir que agricultores produzcan en las tierras agrícolas. Y, por supuesto, el proceso de producción tiene un menor impacto en los ingresos en la naturaleza y la biodiversidad”.

“Mira, en eso también somos parecidos”, bromea Arruti: “Si no vemos que el medio ambiente y la agricultura son las dos caras de la misma moneda, vamos mal. Yo creo que si los medioambientalistas no ven a los agricultores como colaboradores y gestores del medio natural, vamos mal. Y si los agricultores no ven tampoco que tenemos que tender hacia actividades más sostenibles, también vamos mal. Tiene que haber un entendimiento y quizás sea otro de los aspectos que debamos trabajar Euskadi y Eslovenia”.