“El juego no es para ganarte la vida”, subraya el director de Juego y Espectáculos del Gobierno Vasco. Aitor Uriarte recomienda tomarlo más bien como “una actividad social” porque, "cuanto más individualizado se hace, es de mayor intensidad”.

¿Hay muchos menores en riesgo de caer en las garras de la ludopatía?

Ese riesgo siempre existe, tanto en menores como en adultos. De ahí que haya cada vez haya más procedimientos para evitar el acceso de personas que pueden tener problemas con el juego, tanto por ser menores de edad como por su vulnerabilidad. Cada vez estamos poniendo más trabas. Y reflejo de ello es que se reduce el número de expedientes sancionadores. En cualquier caso, el riesgo siempre existe, sobre todo de la mano de menores de 17 años que se las ingenian para colarse en los locales de juego sin ser detectados.

¿Qué hacen cuando identifican estos casos?

Sancionar tanto al responsable del local de juego como al propio menor, por estar en un lugar que no lo tiene permitido. 

¿Cada vez se juega antes?

Tengo mis dudas. Los últimos informes, tanto de Salud como nuestros, no concluyen que sea así. Es verdad que a partir de los catorce o quince años empiezan a jugar algunos de estos adolescentes, sobre todo a loterías y al sorteo de la ONCE, competencia del Estado. Son rutinas y costumbres que siguen existiendo. Todavía recuerdo cómo mi padre me mandaba a sellar la quiniela al bar de abajo. Eso era juego, y yo por aquel entonces era menor de edad. Es como si el juego público pareciera el bueno, el que no tiene implicaciones respecto a la ludopatía. No se le da la importancia que se le otorga al privado, tanto presencial como online

Cambio de paradigma

Está demostrado que la disponibilidad de los juegos y su accesibilidad facilitan la adicción. ¿Es un tema que le preocupa?

Claro que me preocupa, pero es necesario advertir el cambio de paradigma social al que nos enfrentamos, y no solo desde el punto de vista del juego. Hoy en día llevamos todos en el bolsillo un aparatito que nos da un acceso ilimitado a una cantidad ingente de información. Puede ser muy útil, pero mal utilizada puede ser muy perjudicial: compras, juegos, videojuegos o pornografía. Todos llevamos en el bolsillo el acceso a todo ello. Es necesaria una labor de prevención para que el uso de esos contenidos sea sano. 

Ídolos de masas como futbolistas o jugadores de baloncesto han promocionado este tipo de publicidad que incitaba al juego. ¿No tiene consecuencias nefastas en los jóvenes?

Bueno, eso es algo que ahora ya está prohibido, tanto por la normativa estatal como por la nuestra. Está prohibido que las empresas de juego utilicen personas de relevancia social. También se prohibió en las camisetas y en los estadios de deportes. Son avances que se están dando.

¿Y ya no ocurre en ningún caso?

No, está prohibido. Acarrearía sanciones importantes para el promotor de esa acción publicitaria. 

¿Se refuerzan las inspecciones?

Hemos cambiado de táctica. Antes sólo había control de acceso en casinos y bingos, algo que ahora se hace en todos los locales de juego. 

¿Qué tipo de controles son?

Los hay duros, en los que te piden el DNI y solo entras si eres mayor de edad y no figuras en el registro de prohibidos. Hay otros sistemas que hacen lo mismo, pero son más tecnológicos, bien por reconocimiento facial o por haberse preinscrito antes, lo cual permite el acceso al salón de modo más libre. En cualquier caso, si no cumples los requisitos la alarma empieza a sonar y no te dejan entrar. 

Veinte sanciones entre 4.000 inspecciones

¿El sector está bien controlado?

Es un sector muy cumplidor, como reflejan las cifras. El año pasado se abrieron veinte expedientes sancionadores entre alrededor de 4.000 inspecciones. Es un número muy bajo. 

En siete de esos 20 expedientes se detectaron infracciones “muy graves”, según refleja la memoria del año pasado. ¿De qué ilícitos estamos hablando?

Cinco de ellos responden a autoprohibidos, es decir, personas que habían solicitado previamente que se les prohibiera jugar y que, pese a ello, detectamos que acabaron entrando en los locales. También algún caso de menores, entre otras razones, por mala gestión del control de admisión por parte del operador.

¿Hay locales de juego cerca de centros escolares?

Sí los hay. Es verdad que a partir de ahora, si se abre un local de juego tiene que estar a una distancia mínima de un perímetro de 150 metros a la redonda de la entrada principal del centro educativo, entendido este por Primaria, Secundaria y Formación Profesional. En su día hicimos un estudio bastante exhaustivo en el que se geolocalizaron todos los locales de juego y centros educativos para marcar mejor dónde podían estar. 

¿Cree en el juego responsable?

Bueno, la expresión juego responsable no es que me agrade demasiado por su semántica. Soy más partidario de hablar de responsabilidad en el juego, lo que implica no sólo al jugador, sino a las empresas, la Administración y a toda la sociedad. Muchas veces se banaliza, no se da importancia a situaciones que la tienen. Tenemos que trabajar mucho en la prevención, y procurar que la oferta de juego que haya sea socialmente aceptada, que no crezca de manera desmesurada. 

La pérdida de control

A una persona alcohólica le suena a música celestial que le digan que beba con responsabilidad. ¿Con el juego no ocurre lo mismo?

Sí, por eso hay que procurar que si tiene problemas no pueda acceder, aunque es verdad que son cuestiones socialmente complejas. Para buena parte de la sociedad el alcohol es una forma de socializar. Igual ir en cuadrilla a jugar puede ser una de las formas menos nocivas. Lo malo es cuando te desgajas del grupo, vas a jugar solo y pierdes el control. 

¿Esa realidad se puede cifrar de algún modo?

En Euskadi la apuesta media en las máquinas de hostelería es de 7,70 euros. Si vamos a un salón de juego ya sube a 10,40 euros. Estamos hablando de locales que pierden su carácter social, a los que van menos personas. Pero en el canal online, las apuestas que haces en casa, la media ya asciende a los 14,50 euros. Es decir, cuanto más individualizado se hace el juego, es de mayor intensidad, y en consecuencia hay mayores posibilidades de caer en la ludopatía. 

¿No hay muchos padres y madres que comprando loterías y primitivas a todas horas están normalizando ante sus hijos, sin ser conscientes de ello, el juego impulsivo?

Eso está clarísimo. Y también los rascas, uno de los productos más apetecibles para la gente joven, por lo que nos llega a nosotros. Estamos hablando de productos de bajo precio que pueden reportar un gran premio. Da lo mismo el rasca que la Quiniela, euromillones o cualquier otro producto. Socialmente se tiende a ver que el juego público es el juego bueno y no hay problemas con él, y el privado es el que da problemas. Y problemas dan ambos. Eso sí, hay productivos más adictivos, ya sea por su potencial o los canales de uso.

¿Por ejemplo?

La apuesta deportiva en un entorno doméstico, ya que te metes en un bucle. Hay gente en esos contextos que no sabe ni a lo que está apostando. También otros productos que son inmediatos como el rasca, en los que hay un diferencial enorme entre lo que gastas y el premio que puedes ganar. La gente dice: me arriesgo poco y me puedo llevar un premio importante. El problema es que apuestas poco pero muchas veces, y acabas accediendo así a otros juegos de mayor apuesta. Entras en un bucle para ver si recuperas las pérdidas y sigues perdiendo. Ahí entras en el bucle de la ludopatía. 

Cuota de responsabilidad de las empresas

¿Qué hay que tener claro para no pederse en el juego?

Hay que tener claro que el juego es una forma de ocio. También contemplarlo como una actividad social, ya que el propio entorno puede hacer de contrapeso. Hay que ser conscientes que el juego, como otras formas de ocio, puede provocar adicción. Y que el juego no es para ganarte la vida. Si vas a tomar un café y echas un euro en la máquina, puedes pensar en que salga gratis la consumición, pero no puedes pretender hacerte rico. Y menos cuando sabes que el premio máximo son 500 euros. Las empresas también tienen su cuota de responsabilidad con respecto al producto que ofrecen. 

En Gipuzkoa se realizaron durante el año pasado casi diez millones de apuestas, la mayor parte en locales de hostelería. ¿Son muchas?

El mercado de las apuestas en Euskadi empezó a funcionar con la concesión en 2008. Hubo unos años de expansión hasta 2015-2016, y a partir de ese año el mercado está en una fase de estabilización. En un principio dio problemas en cuanto a posibles adicciones, pero actualmente se ha estabilizado. 

¿Pero cuánto se juega en Euskadi en comparación con otras comunidades?

Algo más se juega aquí, lo cual se atribuye a la propia sociedad vasca, donde la apuesta en la pelota y el deporte rural está muy arraigada. También tenemos dos equipos en ACB y cuatro en Primera División de fútbol. Muchas veces por empatía vas y apuestas por el equipo que te mueve pasiones. 

¿Qué previsiones manejan?

Hicimos una planificación en 2022, en la que planteamos la posibilidad de bajar los locales de apuestas puros, de 25 por concesionaria a 20. En realidad, el propio sector de las apuestas está muy por debajo de lo que está planificado. Tenemos una espinita con los 208 salones de juego que hay en Euskadi, donde la bajada está siendo muy lenta. 

¿Qué impacto económico tiene el juego en Euskadi?

Hace ya cuatro años suponía prácticamente el 1% del PIB. El juego genera 4.300 empleos directos, entre locales de hostelería o mecánicos. Kirolbet y RETAbet tienen entre 400 y 500 empleados. Son puestos de trabajo con personal muy formado, desde matemáticos, ingenieros, informáticos o periodistas. Son personas de un rango de edad bastante joven, y es necesario contemplar también todas estas realidades laborales al hacer un diagnóstico. También hay que tener en cuenta los ingresos que obtienen los hosteleros por tener oferta de juego en sus locales.