Los niveles de sustancias contaminantes del aire que respiramos hoy en día en Euskadi y Gipuzkoa son mucho más bajos de los que eran en 2005. Tenemos alrededor de un 40% menos de micropartículas en suspensión que salen de los tubos de escape y aproximadamente un 60% de otras sustancias como los óxidos de nitrógeno, en particular el nocivo dióxido de nitrógeno (NO2) proveniente también del tráfico rodado, la industria y las grandes instalaciones de combustión.

Euskadi acaba de aprobar en el Consejo de Gobierno el pasado 19 de marzo un Plan de Calidad del Aire 2030. El primero a nivel estatal. ¿Por qué y para qué? Desde Ihobe, el Instituto de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco, lo explican a NOTICIAS DE GIPUZKOA. 

“Según la normativa europea, Euskadi cumple con los parámetros de calidad del aire establecidos”. Pero aunque “la calidad del aire es buena”, no podemos obviar que los niveles de sustancias nocivas y potencialmente peligrosas que respiramos a diario siguen estando por encima de las recomendaciones más exigentes realizadas en 2021 por la Organización Mundial de la Salud. 

Recomendaciones que se han marcado como objetivo en el nuevo Plan de Calidad del Aire 2030, en consonancia con la nueva directiva europea que se está diseñando en la Unión Europea.

Según Ihobe, “este plan supone un ahorro en el coste de gastos sanitarios al invertir en medidas preventivas para la salud de la salud de la ciudadanía”

Fuentes de Ihobe consideran que los 45,6 millones de euros presupuestados para ejecutar este plan de calidad del aire hasta 2030 no son un coste, sino que “en realidad es una inversión, ya que supone un ahorro en el coste de gastos sanitarios al invertir en medidas preventivas dirigidas a preservar la salud de la ciudadanía”.

“La contaminación del aire es uno de los mayores desafíos para la salud pública”. Así lo reconoce la Organización Mundial de la Salud (OMS) y así lo trasladan fuentes de Ihobe. 

Las cifras que manejan son llamativas: se calcula (según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente) que la contaminación del aire provoca unas 20.000 muertes anuales en el Estado español, 400.000 en Europa y 4,2 millones en el mundo, “provocando además otras múltiples patologías, situándola al mismo nivel que otros importantes riesgos para la salud en todo el mundo, como la dieta malsana y el tabaquismo”. 

“Más del 90% de las horas la calidad del aire que respiramos en todo Euskadi es bueno o muy bueno"

Ihobe

Según datos de la propia OMS, “si se redujeran los niveles de contaminación del aire, los países podrían reducir la carga de morbilidad derivada de accidentes cerebrovasculares, cardiopatías, cánceres de pulmón y neumopatías crónicas y agudas, entre ellas el asma”. 

¿Qué respiramos?

 “Podemos decir que la calidad del aire en Euskadi es buena en términos generales y que seguimos una tendencia de mejora, tal y como recogen los informes anuales de calidad del aire de Euskadi que publica anualmente el Gobierno Vasco”, aseguran fuentes de Ihobe.

“Más del 90% de las horas la calidad del aire que respiramos en todo Euskadi es bueno o muy bueno”. Hay, de hecho, más horas de calidad muy buena, que buena. No siempre fue así.

El peor momento, en 1977

 “El peor momento, sin duda, fue en 1977 cuando la comarca del Gran Bilbao tuvo el triste honor de ser declarada primera zona atmosférica contaminada por parte del gobierno español. Desde entonces, la mejora ha sido una constante tal como reflejan los informes de calidad de aire”, explican desde Ihobe. 

“Los tres contaminantes del aire que causan la mayoría de las enfermedades y muertes son partículas en suspensión (PM), ozono (O3) y dióxido de nitrógeno (NO2). Y son estos tres elementos sobre los que se esperan resultados concretos en el Plan de Calidad del Aire 2030”, señalan.

Objetivos

En concreto, los objetivos del nuevo plan vasco de cara a 2030 son reducir el 70% en las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) desde el año 2005 (el dióxido de nitrógeno es el más nocivo): ya hemos logrado rebajar el 62%. Y un 50% de reducción de las emisiones de PM2.5, las micropartículas de menos de 2,5 micras que flotan en el aire: hemos logrado rebajarlo ya un 40%.

Se ha reducido ya respecto a 2005 un 62% los óxidos de nitrógeno y un 40% las micropartículas que emanan principalmente los vehículos y la industria

Sin embargo, no podemos hacer gran cosa con el ozono, aseguran en Ihobe, “ya que este es un contaminante global sobre el que no se puede actuar de manera local ya que depende, en gran medida, de las horas de insolación y se debe avanzar en la reducción de la emisión de los gases precursores del ozono troposférico”. 

Con vistas a 2030, el Plan de Calidad del Aire se fija también como objetivo que el 100% de los puntos de medición de calidad del aire cumplan los promedios anuales para las micropartículas en suspensión, incluso las más pequeñas (PM2,5) y el dióxido de nitrógeno.

Mejor que en Europa

En Euskadi, estamos haciendo los deberes mejor que en el conjunto de Europa hasta el momento. La reducción de las emisiones desde el año 2005 ha sido superior a la de la UE-27, excepto en el óxido de azufre (SOx) generado principalmente por la industria, cuyas emisiones hemos reducido un 60% (77% en la UE), cumpliendo el objetivo de reducción para 2020. 

Si observamos los datos del informe anual de 2022 (más reciente de la serie y elaborado en 2023), “el 100% de las estaciones cumplieron el valor guía para el dióxido de carbono” en Euskadi, y “el 83% del total de estaciones están dentro de los niveles guía para el PM10 (39 mediciones de PM10 de un total de 47) y el 71% para el PM2.5 (25 mediciones de PM2.5 de un total de 35)”; si bien es cierto que en el caso del ozono los valores registrados son superiores a los que recogen las guías publicadas por la OMS y que se recogen como objetivos para 2030. 

Por otra parte, desde Ihobe apuntan que “las reducciones de emisiones han cumplido con los compromisos de control y reducción de todos los contaminantes establecidos para los Estados Miembros de la Unión Europea en el Protocolo de Gotemburgo. 

El tráfico y la industria

Si no el principal, el tráfico es uno de los más destacados retos para garantizar la calidad del aire. Pero también tienen un peso importante los sectores combustión industrial y no industrial (residencial, comercial e institucional).

Por esa razón, insisten en Ihobe, “la movilidad es uno de los cinco ejes estratégicos en los que se articula el Plan, junto a la contaminación atmosférica y salud”. Hablamos de “movilidad sostenible y regeneración urbana”. 

El vehículo eléctrico

En el apartado de movilidad, “cabe destacar una apuesta por el fomento de la renovación del parque de vehículos más contaminantes por otros más sostenibles; el impulso de infraestructuras de recarga del vehículo eléctrico; y la promoción de descuentos e incentivos fiscales para el uso del transporte público”, apuntan desde Ihobe. 

Además, se propone el fomento de Planes de Transporte Sostenible al trabajo, tanto en el sector público y en empresas de más de 500 personas trabajadoras o con 250 personas por turno. 

Para actuar en la movilidad activa y regeneración urbana que favorezca entornos saludables, “se prevé optimizar y racionalizar la oferta de aparcamientos en los municipios y el fomento de la implantación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en municipios con una población inferior a los 50.000 habitantes”.

También la industria es un sector clave. Las emisiones del sector industrial son una fuente importante de contaminación por partículas y otros contaminantes como los óxidos de nitrógeno (NOx), que pueden generar molestias (olores), además de contribuir significativamente al cambio climático.

Gracias al Plan de Calidad del Aire, explican en Ihobe, “Euskadi se anticipa a la normativa comunitaria que prevé para 2030 un cambio sustancial en los actuales parámetros de calidad del aire, lo que permitirá que nuestras empresas y su actividad estén preparadas para los futuros requisitos del mercado europeo, favoreciendo su competitividad”. 

“También tiene un efecto de calentamiento del clima”

Además de afectar a nuestra salud, algunos de los contaminantes atmosféricos que impactan en la calidad del aire, "también tienen un efecto de calentamiento del clima a corto plazo", aseguran desde Ihobe: "son los denominados contaminantes climáticos de corta duración como el black carbón, el metano y el ozono troposférico. La reducción de las emisiones de estos contaminantes beneficia a la salud humana y al clima mundial, por lo que un enfoque integrado con las estrategias climáticas existentes reduciría ambos impactos".