La Alianza Europea de Salud Pública (EPHA) ha publicado recientemente un informe sobre el coste económico de la contaminación del aire que cuantifica el valor monetario de la muerte prematura, el tratamiento médico, las jornadas laborales perdidas y otros costes sanitarios provocados por los tres contaminantes del aire que causan la mayoría de las enfermedades y muertes: partículas en suspensión (PM), ozono (O3) y dióxido de nitrógeno (NO2).

El coste medio anual por ciudadano europeo se sitúa en 1.276 euros, variando el reparto en función de cada ciudad, siendo notablemente mayor en las grandes urbes, en las áreas con más densidad de población y en las localizaciones con menor poder adquisitivo. Este informe evalúa los costes asociados a Bilbao y Donostia, situándolos por debajo de la media europea y por debajo de la media estatal (917€/año para Bilbao y 858€/año para Donostia-San Sebastián, frente a la media estatal 926€/año).

Estas son las sustancias más nocivas para nuestra salud:

Dióxido de nitrógeno: Si atendemos a las recomendaciones más exigentes y rigurosas de la OMS en cuanto a calidad del aire de cara a 2030, a día de hoy, aproximadamente el 70% de las estaciones vascas incumpliría el límite anual y excedería el número de superaciones permitidas del valor límite diaro que se marca como objetivo para 2030. 

Partículas en suspensión. En cuanto a las partículas de 10 micras (PM10), el 17% de las estaciones superaría a día de hoy el valor umbral y el 63% el número de superaciones recomendadas. Mientras que si atendemos a las micropartículas más pequeñas (PM2.5), prácticamente la totalidad de las estaciones, salvo la de Valderejo y Pagoeta en Gipuzkoa, incumplirían el valor umbral anual y todas excederían el número de superaciones. 

Ozono. Aproximadamente el 70% de las estaciones superaría el valor recomendado de número de superaciones de las medidas octohorarias. 

Otras sustancias. El resto de valores de otras sustancias contaminantes como el óxido de azufre, el amoniaco u otros metales pesados, las estaciones vascas ya cumplen con las recomendaciones de la OMS.