Las calles de Donostia se han vuelto a teñir de morado en la manifestación del 8M convocada por Donostiako Asanblada Feminista. Miles de personas han participado en una marcha que ha partido a las 18.30 horas desde el túnel del Antiguo, encabezada por una pancarta con el lema "Gure bizitzekin negoziorik ez (Nada de negocios con nuestras vidas). Haceos cargo ya".

Entre gritos alusivos a la lucha feminista, la manifestación ha recorrido las calles de la capital guipuzcoana hasta desembocar en el Boulevard. Entre los manifestantes se encontraba el Gobierno foral de Gipuzkoa en pleno, con su diputada general, Eider Mendoza, a la cabeza, pese a no estar al 100% conforme con el lema elegido para este año por entender que “en la lucha a favor de las mujeres no pueden darse divisiones”.

También han asistido la portavoz de EH Bildu en las Juntas Generales, Maddalen Iriarte, el concejal de la coalición abertzale Juan Karlos Izagirre, la diputada socialista Rafaela Romero y la secretaria general de Podemos Euskadi, Pilar Garrido.

Al término de la marcha se ha dado lectura a un manifiesto que ha exigido “justicia” y que se escuche la voz de las mujeres “trans, bolleras, migrantes y racializadas” en un mundo, en un contexto, que las “pisa”.

Una vez más, y no será la última, las feministas han vuelto a poner los cuidados en el centro, unos cuidados que las mujeres han asumido “sin reconocimiento”.

¿Y en el mundo laboral? Las feministas han vuelto a abogar por plantar cara a un “sistema cisheteropatriarcal” que favorece que se perpetúe una realidad marcada por “la brecha salarial y las pensiones más bajas”. “Nos encontramos atrapadas en trabajos feminizados, con condiciones laborales precarias y una falta de reconocimiento por el invalorable trabajo de cuidado que realizamos día tras día”.

Las calles donostiarras han vuelto a teñirse de morado, sí, en una marcha intergeneracional y reivindicativa que ha demandado que la clase política tome cartas en el asunto de forma resolutiva en materia de cuidados y que “se deje de pantomimas” y apueste por acabar con una situación que iniciativas como el Pacto Vasco por los Cuidados solo encubre. 

Como demanda colectiva, en el 8M se ha vuelto a reclamar que se ponga freno a la “privatización” de los cuidados y que se atienda y responda a la realidad de que son la mujeres migrantes las que, en mayor grado, se ven “abocadas a ejercer trabajos del hogar y cuidados por lógicas estructurales de opresión racistas, machistas y coloniales”. Su situación, a todos los niveles, es precaria, pero más lo es la de las mujeres fuera de los márgenes, como las mujeres gitanas o las mujeres trans.

Las mujeres que sufren situación de guerra o las víctimas de la incesante violencia machista también han estado presentes en el 8M en Donostia. 

En las calles se ha hecho oír la voz de las mujeres, jóvenes y menos jóvenes, exigiendo que se acabe “con el negocio generado en torno a los cuidados”, entendiendo que precisamente la lucha de los cuidados es “nuestra herramienta de transformación social radical”.

Mujeres todas

Las calles de Donostia han funcionada como un altavoz para que las mujeres, (todas las mujeres y mujeres todas) exigieran, entre otras muchas cosas, que se dé una respuesta firme a las agresiones machistas.

Se ha incidido asimismo en una demanda que viene de lejos y que se dirige al Ayuntamiento de Donostia, al que la Asamblea Feminista de Donostia reclama una Casa de las Mujeres que responda a la demanda existente, algo que no se puede hacer desde su actual sede en la calle Okendo, que se ha quedado pequeña.

Entre las voces, que de una u otra forma se hecho oír en el territorio de Gipuzkoa, se hallan las de las mujeres del Alarde de Hondarribia, que lo tienen muy claro: la lucha que hace 30 años iniciaron en pro de un Alarde paritario va sumando adhesiones. “Convirtamos el 8 de septiembre en un espejo del 8 de marzo”, reivindicaron.

Fuerzas sindicales y otros colectivos han sido sido fieles a la cita con una manifestación que aúna alegría y reivindicaciones claras. Y que se ha despedido, como no puede ser de otro modo, con un orgulloso lema: Gora borroka feminista!.