La tolerancia cero a las diferentes expresiones de violencia se ha expandido en Gipuzkoa a todos los órdenes de la vida, y comprende actualmente un amplio abanico de la realidad social. Así lo observa la Fiscalía de menores, que constata desde hace “algo más de un año” una creciente sensibilidad social por la cual “ha pasado a denunciarse todo”, especialmente aquellas conductas que atentan contra la libertad sexual, y las relacionadas con la violencia de género, doméstica, o delitos perpetrados a través de las nuevas tecnologías.

Son algunas de las impresiones del análisis de los datos estadísticos de 2023, cuya memoria elabora actualmente la Fiscalía con el objetivo de hacerla pública, como es habitual, tras el acto de apertura del Año Judicial, que tendrá lugar a la vuelta del verano. 

“Ha habido un cambio en relación con otros años. Se ha pasado a denunciar absolutamente todo, y gracias a ello están saliendo a la luz todo tipo de situaciones. A modo de ejemplo, nos han comunicado hechos que estaban ya prescritos relacionados con personas que ya son adultas pero que cometieron agresiones sexuales cuando eran menores de edad”, explica a NOTICIAS DE GIPUZKOA Mercedes Bautista, teniente fiscal y delegada de Menores y Cooperación Internacional en la Fiscalía de Gipuzkoa.

"Es algo positivo que se denuncie. Las campañas de publicidad y las leyes que se han aprobado están recogiendo sus frutos”

Mercedes Bautista - teniente fiscal y delegada de Menores y Cooperación Internacional en la Fiscalía de Gipuzkoa

Son notificaciones de hechos que, más allá de los juzgados de instrucción, provienen también de países como Italia o Ucrania. “Es algo positivo que se denuncie. Las campañas de publicidad y las leyes que se han aprobado están recogiendo sus frutos”, sostiene la fiscal, convencida de que las “coberturas legales son importantes” para propiciar el cambio social porque “conceden un cobijo, un armazón”.

Adiós a la sociedad del "ver, oír y callar"

De sus palabras se deduce que la sociedad del “ver, oír y callar”, aquella norma cultural tan arraigada en otro tiempo de obediente sometimiento, va pasando a la historia. Ha ido cambiando, y con ella lo han hecho sus hábitos y costumbres. “Estamos viendo muchos casos, que a su vez nos permiten observar el amplio abanico de la realidad social en la que vivimos: denuncias por violencia de género de mujer a mujer, o la interpuesta a su pareja por un chico que ha hecho la transición de género”, expone a modo de ejemplo.

Una creciente tendencia a poner los hechos en conocimiento de los tribunales que, paradójicamente, se produce en un contexto en el que la sociedad se queja habitualmente de la justicia, por lenta y politizada, pese a lo cual parece encontrar en las diferentes leyes aprobadas “el armazón necesario” para presentar denuncia, observa la fiscal. 

La sociedad se queja habitualmente de la justicia, por lenta y politizada, pese a lo cual parece encontrar en las diferentes leyes aprobadas en los últimos años “el armazón necesario” para presentar denuncia

Lo cierto es que el marco normativo ha cambiado en breve espacio de tiempo. Hace unos días recibía luz verde la ley Vasca de Infancia y Adolescencia, que contiene avances y novedades legislativas que la sitúan a la vanguardia de las legislaciones autonómicas y estatal.

Antes lo había hecho la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, más conocida como ley del Solo sí es sí, que se basó en la necesidad de un consentimiento sexual claro e inequívoco.  Esta norma, sin duda, quedó eclipsada por la polémica que ha supuesto al menos 1.079 condenas reducidas y 108 agresores excarcelados. Pero más allá de ese debate, introdujo “un abanico de medidas de tipo sanitario, social y educativo que obliga a todas las instituciones a poner en conocimiento de la justicia hechos que sean constitutivos de delito”, subraya la teniente fiscal. 

“Todo se denuncia, todo se persigue y se castiga. Y conviene recordar que, aunque no haya una sentencia condenatoria, el hecho de tener que acudir a declarar ante un juzgado es una forma de castigo”, sostiene Bautista, que en ese sentido valora también positivamente otra serie de mejoras introducidas, como la mayor agilidad de las pruebas preconstituidas, aquellas que están disponibles antes de que se inicie la apertura del juicio, dentro del proceso penal que marca la Ley de Enjuiciamiento Criminal. 

"Conviene recordar que, aunque no haya una sentencia condenatoria, el hecho de tener que acudir a declarar ante un juzgado es una forma de castigo"

Este conjunto de medidas y la mayor sensibilidad parece estar favoreciendo que la Fiscalía de Menores reciba notificaciones desde amplios sectores de la sociedad. “Igual hay dos chavales se están peleando de manera muy violenta en plena calle, hay un parte de lesiones, y son los vecinos quienes alertan de lo ocurrido. En el ámbito sanitario sucede otro tanto. Los pediatras de urgencias, en cuanto ven que puede haber indicios de agresión -como puede ser detectar una enfermedad de transmisión sexual, o bien una alteración en la piel- nos lo comunican inmediatamente. Nos dan cuenta de esos síntomas físicos”, expone la teniente fiscal a modo de ejemplo. 

Coordinación con los centros escolares

Una coordinación que también existe con los centros escolares e Inspección de Educación. A Fiscalía llega “mucha información” de diferentes instituciones en relación a hechos en los que los menores pueden ser víctimas o autores. 

De hecho, suscitó cierta preocupación el aumento de denuncias de agresiones sexuales con penetración cometidas por menores en Gipuzkoa, según reflejaba la memoria de la Fiscalía de 2022. En concreto, se tramitaron siete procedimientos de “extrema y máxima gravedad” incoados en el territorio relacionados con atentados contra la libertad sexual, siempre con víctimas y agresores menores de edad.

Un año antes, el aumento de delitos de agresión y abuso sexual a menores en Gipuzkoa había llegado a ser incluso “alarmante”, según reconocía el propio Ministerio fiscal. Los casos de abuso sexual -todavía no había entrado en vigor la Ley de Solo si es sí que unificó abuso y agresión sexual-, prácticamente se habían duplicado, de los doce registrados en 2020 a los 21 computados doce meses después. Más sorprendente aún resultaba el incremento de agresiones sexuales: 21 delitos, cuando en la memoria anterior no había un solo caso en el que fuera víctima este colectivo.